Después de la emisión del informe del procurador general de Illinois Kwame Raoul sobre el abuso sexual de menores por parte de clérigos en las seis diócesis de nuestro estado, mi oficina ofreció una respuesta inicial que se puede encontrar en archchicago.org/statements. Debemos pensar primero en los sobrevivientes de abuso sexual, que llevan la carga de estos crímenes a lo largo de sus vidas. En nombre de la arquidiócesis, pido disculpas a todos los que han sido perjudicados por el vergonzoso comportamiento de los clérigos que abusaron y el fracaso inexcusable de los líderes de la Iglesia para prevenirlo y responder adecuadamente a él. Los sobrevivientes siempre estarán en nuestras oraciones y nos hemos dedicado a erradicar este problema y proveer sanación a las víctimas. En cuanto al informe, es de imaginarse que, con el enorme volumen de documentos que revisó el Estado, que cubre un período de 70 años, algún desacuerdo podría surgir sobre cómo se relatan los hechos en el documento. Continuaremos trabajando con el estado para aclarar nuestras preocupaciones, pero por ahora me gustaría afirmar sin ambigüedad que la Arquidiócesis de Chicago ha reportado a las autoridades civiles cada denuncia conocida de abuso sexual infantil por parte de un clérigo. En 2002, cooperamos con la oficina del entonces procurador del Estado Richard Devine para informar todas las denuncias encontradas en una búsqueda exhaustiva de archivos históricos, hemos informado cada denuncia desde entonces y continuaremos haciéndolo. Nada de lo descubierto en la investigación del Estado contradice esta afirmación. En 2006, publicamos por primera vez y actualizamos repetidamente una lista que identifica a los clérigos que son o fueron sacerdotes de la Arquidiócesis de Chicago con denuncias fundamentadas por nuestra Junta de Revisión Independiente. Con el tiempo, ampliamos nuestra lista para incluir a los sacerdotes de órdenes religiosas y otras diócesis, si estos sacerdotes sirvieron en un ministerio de la Arquidiócesis de Chicago y si sus órdenes o diócesis respectivas fundamentaron una acusación de abuso sexual de un menor contra ellos y nos comunicaron esta información. No tenemos acceso a los archivos de los clérigos de otras diócesis y órdenes que sirvieron en un ministerio de la arquidiócesis. El Estado nos ha pedido añadir a nuestra lista los nombres de los clérigos y hermanos laicos que pertenecen a órdenes religiosas, así como también clérigos de otras diócesis, que el informe dice tienen acusaciones fundamentadas de abuso de un menor contra ellos. Revisaremos cuidadosamente estos nombres adicionales y cualquier información que el Estado necesite proveer. Después de comunicarnos con las órdenes respectivas, entonces podemos determinar si deberían ser añadidos a nuestra lista conforme a los criterios señalados anteriormente. En resumen, si hay un desacuerdo entre la Arquidiócesis de Chicago y la oficina del procurador general, no se trata de ningún fracaso de nuestra parte en proveer asistencia a las víctimas y revelar los nombres a las autoridades civiles, sino más bien se trata del alcance de nuestra lista publicada. Creemos que también es nuestra obligación garantizar al público y a nuestros feligreses que lo que publicamos es tan preciso como completo, y que tenemos la intención de cumplirlo. Nos hemos comprometido a asistir a todos los afectados por este delito, a notificar a los entes de aplicación de la ley de las denuncias y a nombrar públicamente a aquellos clérigos que sirvieron en un ministerio de la arquidiócesis y tienen una denuncia fundamentada en su contra. Haré todo lo posible para cumplir esa promesa a medida que avanzamos en nuestros esfuerzos para brindar sanación a las víctimas-sobrevivientes y para mantener a nuestros niños a salvo.