Una imagen de la Posada por la Reforma Migratoria en 2018: María y José son representados por Alfredo Palafox y María Aranda. Foto: Denise Duriga/Católico
El pasado 18 de diciembre, el mismo día en que se conmemora el Día Internacional del Migrante, la Pastoral Migratoria de la Arquidiócesis de Chicago celebró su decimoquinta posada anual, esta vez de manera virtual. El propósito continúa siendo el mismo: abogar, a la luz del Evangelio, por una reforma migratoria que dé acogida digna y justa a las personas indocumentadas en este país. Esta celebración virtual se efectuó a las 7:00 a.m. en intercesión por las decenas de inmigrantes que están en los centros de detención y deportación en los Estados Unidos, en espera de ser deportados (la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas -ICE en inglés- reportó 267,258 personas deportadas entre 2018 y 2019). Recordando a la Sagrada Familia en busca de refugio en Belén, la celebración inició con la proyección de un recorrido por el centro de Chicago que representó la trayectoria de estos hermanos nuestros en busca de una solución que les abra las puertas legalmente en este país y que les reconozcan sus aportaciones aquí. En este recorrido simbólico -que incluyó reflexiones, oraciones y el tradicional canto para pedir posada, a cargo de líderes de la Pastoral Migratoria, líderes juveniles y hermanos de la comunidad franciscana-, recordó las diversas vicisitudes por las que atraviesan no sólo los detenidos por su situación migratoria y sus familias, sino también a los dreamers que anhelan tener estabilidad legal para poder cumplir sus anhelos académicos y profesionales en este país en el que crecieron y se han educado. Las paradas incluyeron el edificio de la USCIS (Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos), el Centro Correccional Metropolitano (Prisión Federal), la Universidad Depaul, la Plaza Federal y la Iglesia San Pedro. Entre los asistentes al encuentro virtual por Zoom (también hubo transmisión en vivo a través de Facebook) hubo líderes de comunidades religiosas y laicos comprometidos no sólo de Chicago, sino también de la Arquidiócesis de Nueva York y de California. La conmemoración contó con el apoyo del cardenal Cupich, quien envió un mensaje en el que motivaba a renovar el compromiso de acompañar a nuestros hermanos migrantes y a abogar para que tengan seguridad y sean libres de la discriminación y de la pandemia del prejuicio. La celebración continuó con el rezo del rosario de manera multilingüe (en inglés, español, polaco, akan y tagalo) por personas de distintas nacionalidades. En los misterios dolorosos correspondientes para este día se pidió también por las personas conectadas con el Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security) para que ofrezcan un trato respetuoso a los detenidos, y por los líderes de este país y los líderes de otras confesiones religiosas para que trabajen juntos hacia una reforma de inmigración compasiva. “Oración y acción hasta que pase la ley de inmigración” es el llamado con el que Elena Segura, de la Pastoral Migratoria de Chicago, exhorta a todos los cristianos a levantar la voz con la vida de frente al Congreso.