“El ambiente de hostilidad hacia inmigrantes y refugiados es una afrenta a nuestros valores religiosos”

“La actual respuesta a los inmigrantes y refugiados es una afrenta a nuestros valores espirituales y religiosos” dijo Mary Meg McCarthy en su conferencia del 12 de febrero en Catholic Theological Union (CTU).

El salón estaba lleno de académicos y activistas, muchos reconocidos a nivel nacional, veteranos en la lucha de la Iglesia en favor de los inmigrantes.

“Tenemos que reducir las detenciones de inmigración” dijo McCarthy, “que están hoy calculadas en más de cuarenta mil personas al día en custodios de inmigración, a un costo de cinco millones de dólares diarios. ICE usa más de 200 centros de detención en los Estados Unidos.”

McCarthy es la directora ejecutiva de Heartland Alliance’s National Immigrant Justice Center (NIJC), una de las principales organizaciones de defensa de los derechos humanos de los inmigrantes en el país, y su conferencia tuvo lugar dentro de la serie “Domingos en CTU”.

En la sala había un sentido de urgencia, pues el 27 de enero el presidente Donald Trump había firmado la orden ejecutiva que suspendía la entrada a EE.UU. de refugiados y de los ciudadanos de ciertos países musulmanes, con lo cual, dijo McCarthy, “estamos viendo una expansión de la llamada expulsión sumaria”. Estos traslados, agregó, “privarán a los individuos del derecho de consultar un juez de inmigración”.

Un juez federal de Seattle bloqueó el veto migratorio y pese al recurso antepuesto por el Gobierno de los Estados Unidos, fue rechazado de nuevo por la Corte de Apelaciones el 9 de febrero pues no quedaba clara su constitucionalidad.

Sin embargo, 21 de febrero la administración Trump divulgó nuevas medidas para reforzar el control de la migración, entre ellas acelerar el proceso de deportación de los inmigrantes sin documentos, lo que abre la posibilidad de deportaciones masivas.

El ambiente de hostilidad hacia inmigrantes y refugiados ha seguido, y la retórica oficial no deja de retratar a las personas que vienen huyendo de un clima de violencia y hambre como “criminales en potencia”.

McCarthy habló de la discriminación étnica conocida como racial profiling. “Es rampante ahora, pero podría proliferar, conforme policías locales reciben cada vez más autoridad para imponer las leyes de inmigración y cada persona indocumentada es tratada y representada como criminal.”

Agregó McCarthy que las amenazas que las familias y los niños inmigrantes enfrentan no tienen precedentes. “Hay una creciente aceptación de la retórica anti inmigrante entre segmentos grandes de la población estadounidense” dijo.

En la conferencia, la abogada enfatizó que las mujeres y minorías inmigrantes de bajos ingresos son afectadas de manera desproporcionada por los sistemas de inmigración y justicia penal. “Son despojados de la posibilidad legal de venir a los Estados Unidos, y aquellos que ya están aquí están sujetos a sistemas que están predispuestos contra ellos y son de manera desproporcionada el blanco de acciones de inmigración”.

“Hay migrantes que se preguntan si deberían vender sus propiedades y mudarse.” Agregó. “Dudan de llevar a sus hijos a la escuela y se preocupan de perder su autorización de trabajo”.

McCarthy recordó que hay aproximadamente once millones de inmigrantes indocumentados que residen en Estados Unidos en la actualidad. “Sesenta por ciento de esos individuos han residido en los Estados Unidos por más de una década”.

“Ahora más que nunca necesitamos una reforma migratoria integral” dijo. “Pero no está claro si podemos tener una reforma migratoria integral humanitaria. Tiene que ser compasiva, tiene que reconocer los derechos de los individuos.”

Agregó que nuestro país necesita sostener el acceso al asilo y ofrecer refugios a aquellos que son perseguidos, leyes internacionales y domésticas. “Inmigrantes, niños necesitan consejería legal cuando están en proceso judicial de inmigración” dijo McCarthy. Incluso individuos que tienen residencia legal permanente que enfrentan deportación, necesitan abogados. Las consecuencias son de vida muerte o de una separación familiar permanente.

La conferencia de McCarthy hizo énfasis en el lado religioso y humanitario que debe prevalecer en esta crisis. “Entre las muchas características que cristianos, judíos y musulmanes practicamos es la de dar la bienvenida al extranjero” dijo. “La cuestión de la hospitalidad está en las tres religiones monoteístas.”

“Hay demandas éticas que trascienden los límites de las fronteras nacionales, y estas incluyen la protección de los miembros de la familia humana que están en peligro, en un mundo herido por injusticia, terror y tiranía” dijo.