Personas hacen fila para inscribirse en un refugio el 8 de septiembre después de un terremoto en Tapachula, México. El sismo de magnitud 8.1 impactó la región el 7 de septiembre. Foto: José Torres, Reuters/CNS.
CIUDAD DE MÉXICO (CNS) -- Los migrantes centroamericanos que transitan por México usualmente se alojan en un albergue católico en el Istmo de Tehuantepec. Pero los huéspedes del albergue Hermanos en el Camino últimamente han estado contribuyendo a los esfuerzos de socorro desde que un terremoto de magnitud 8.1 impactó la región el 7 de septiembre. “Nosotros como defensores de los derechos humanos pedimos a la gente que se sensibilice y apoye a nuestros migrantes”, dijo, el hermano José Filiberto Velásquez Florencio, de los Padres y Hermanos Crosier, coordinador del albergue, en un artículo en la publicación Desde la Fe, de la Arquidiócesis de Ciudad de México. “Ahora ellos están retribuyendo ese apoyo a los mexicanos, a los istmeños, a toda la gente que necesita de su ayuda”. El terremoto ocurrió justo antes de la medianoche del 7 de septiembre, con su epicentro frente a la costa del estado de Chiapas. Afectó edificios tan lejos como Ciudad de México, pero no causó daños mayores allí. Sin embargo, destruyó casas y edificios en los estados sureños de Oaxaca y Chiapas y causó la muerte de 96 personas. Las sedes locales de Caritas organizaron colectas en todo México para ayudar a los que quedaron sin hogar en los estados sureños del país. Según el gobierno estatal de Oaxaca, el terremoto afectó 80 por ciento de las casas en Juchitán, municipio adyacente a Ciudad Ixtepec, donde se ubica el albergue Hermanos en el Camino. Los huéspedes del albergue formaron equipos y viajaron a los pueblos de toda la región para ayudar a familias a recuperar artículos -cubiertos, objetos electrónicos y recuerdos- entre los escombros de sus casas. “Hemos recibido mucho apoyo de la gente, queremos apoyarlos a ellos”, dijo Wilson Alonso, migrante de Honduras, al periódico español El País. “Estamos quitando todo lo que estorba y le ayudamos a la gente a rescatar objetos de sus casas”. El albergue Hermanos en el Camino no siempre ha tenido momentos fáciles en su misión ayudando a los migrantes quienes solían llegar encima de un tren conocido como “la bestia” por su manera de mutilar a los que caían bajo sus ruedas. El fundador del albergue, padre Alejandro Solalinde, fue exiliado por un tiempo después de recibir amenazas de pandillas del crimen organizado que secuestran a migrantes. Él también enfrentó la persecución de políticos de la zona que no estaban contentos con su trabajo. Los daños a la zona son tan fuertes que fotos han mostraron al obispo Oscar Campos Contreras de Tehuantepec celebrando Misa frente a las oficinas diocesanas porque todas las iglesias de la zona sufrieron daños. Algunas iglesias en Chiapas también fueron dañadas. Escombros que cayeron destruyeron el órgano de la catedral de San Cristóbal de Las Casas.
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