Internacional

Mientras Papa llama al diálogo, policía nicaragüense continúa hostigando a católicos

Por David Agren
martes, agosto 30, 2022

Una mujer reza durante misa en la Catedral Metropolitana de Managua, Nicaragua, el 21 de noviembre de 2019. Foto: Oswaldo Rivas, Reuters/CNS

Tras el arresto de un obispo y otras 11 personas, la policía siguió hostigando a católicos nicaragüenses, incluso cuando el papa Francisco pidió un diálogo “abierto y sincero” en el país centroamericano.

Fotos publicadas en las redes sociales mostraban a policías y paramilitares rodeando la parroquia de San Miguel Arcángel en Masaya, Nicaragua, el 21 de agosto, el mismo día que el Santo Padre expresó “preocupación y pesar” por la situación en Nicaragua, donde la Iglesia católica ha experimentado creciente persecución del régimen del presidente Daniel Ortega.

El obispo Rolando Álvarez de Matagalpa permanece bajo arresto domiciliario en Managua luego de ser detenido en un allanamiento el 19 de agosto en las oficinas diocesanas. Los otros 11 sacerdotes y laicos arrestados junto con el obispo continúan languideciendo en la conocida prisión política de El Chipote.

El cardenal Leopoldo Brenes de Managua visitó al obispo Álvarez el 19 de agosto y describió al obispo como “físicamente deteriorado, pero espiritualmente fuerte”, según la Conferencia Episcopal de Nicaragua. La declaración de los obispos fue moderada, un reflejo de los riesgos de hablar en Nicaragua, aunque los prelados fuera del país se expresaron más.

“Quiero decirles a los nicaragüenses que no perdamos la esperanza, confiemos en el Señor y oremos por el obispo Rolando Álvarez y los sacerdotes de Matagalpa y los demás presos junto con otros laicos, y por todos los presos políticos de estos países”, expresó el obispo auxiliar Silvio José Báez en su homilía del 21 de agosto, pronunciada en Miami, donde está exiliado.

Sus comentarios siguieron al llamado al diálogo del papa Francisco en Nicaragua, donde se prohibieron proyectos caritativos de la iglesia, se arrestó a sacerdotes y se les impidió celebrar Misa, y se expulsó a las Misioneras de la Caridad. El 21 de agosto, durante su discurso del Ángelus, el Sumo Pontífice no mencionó específicamente el arresto del obispo Álvarez, pero oró por la paz en el país a través de la intercesión de María.

“El Vaticano ha preferido mantener un trato silencioso con el gobierno para tratar de persuadirlo de reducir sus tácticas represivas y reanudar las conversaciones con la oposición, en lugar de la condena pública”, manifestó Tiziano Breda, analista de Centroamérica para International Crisis Group.

“Esto se deriva del entendimiento de que cuanto más fuerte y abierta sea la crítica contra Ortega (. . .) más irascible será la reacción de la pareja presidencial, y es probable que se cierre cualquier canal débil de comunicación que aún esté posiblemente abierto”, agregó. La esposa de Ortega, Rosario Murillo, es la vicepresidenta.

Un sacerdote en Nicaragua, que prefirió el anonimato por razones de seguridad, calificó los comentarios papales de “agridulces” y agregó: “Dicen que el papa no fue explícito, pero al menos rompió el silencio”.

El llamado al diálogo del papa fue recibido con escepticismo por muchos nicaragüenses en las redes sociales.

“Un diálogo 'abierto y sincero' para restaurar la convivencia pacífica en Nicaragua, como propone el papa Francisco, solo es posible sin un estado policial, sin presos políticos y con garantes internacionales que supervisen los acuerdos”, tuiteó el destacado periodista nicaragüense Carlos F. Chamorro, director editorial del medio informativo Confidencial.

Los obispos nicaragüenses mediaron en un diálogo nacional en 2018 después de que estallaron las protestas que exigían la destitución de Ortega. Sin embargo, las conversaciones fracasaron porque los obispos vieron poca buena voluntad por parte del gobierno.

En una entrevista de 2021 con Catholic News Service, el obispo Álvarez defendió los diálogos, que dijo que se realizaron porque “Nicaragua literalmente se desangraba y era necesario que todas las partes directamente involucradas se sentaran a hablar para hacer un esfuerzo por encontrar una solución”.

El obispo Álvarez habló de la experiencia de la iglesia desde 2018: “Hemos experimentado vívidamente lo que significa el espíritu del papa Francisco cuando nos llama a construir un hospital de campo en las iglesias, que desde entonces han estado aún más abiertas”.

Continuó: “Hemos vivido personalmente lo que significa ser una iglesia en éxodo, una iglesia que sale de sus parroquias, una iglesia en la periferia acompañando a los más vulnerables, a los más pobres, a los más sencillos, una iglesia . . . que no sólo ha vivido conceptualmente, sino experiencialmente”.

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