Padre Claudio Díaz Jr.

Nuestra Señora de la Providencia

octubre 29, 2024

Un temor fundamental de cualquier madre o padre amoroso es no saber dónde se encuentra su hijo o su hija. ¿Cuántos padres no se quedan despiertos en la sala esperando a que su hijo regrese sano y salvo de una fiesta? Imagínense ustedes la angustia de José y de María al pasar tres días sin saber en donde estaba su hijo Jesús.

Hermanas y hermanos, vivimos en una época donde el egoísmo, el libertinaje y el individualismo reinan rampantes. En la sociedad tan compleja y competitiva en la cual vivimos, el mensaje que pasa de generación en generación es el de ser el número uno a cualquier precio. Recordemos todos los programas de televisión donde hombres y mujeres van a extremos para ganar el premio, donde lo importante no es el trabajo en equipo sino que yo gane; primero yo, segundo yo, tercero yo y si sobra algo, yo. El objetivo en cuestión o la agenda silenciosa reside en un individualismo que divide y enajena al ser humano, poniendo en segundo lugar a la familia y a la comunidad en general. En ocasiones, debido a este sentimiento de enajenación e individualismo nos olvidamos de quiénes somos y nos perdemos. Al perdernos escuchamos toda clase de voces y de mensajes que nos confunden, nos desorientan y hacen que nos perdamos. ¿Cuántas personas recién llegadas a este país primermundista no han experimentado un sentimiento de desolación, abandono, soledad, incomprensión y extravío en esta sociedad? 

Es en esos momentos donde Dios nos envía una serie de mensajes y símbolos para continuar con esta jornada… Entre ellos se encuentra la devoción a Ntra. Sra. Madre de la Divina Providencia. Cuando los primeros puertorriqueños vinieron a esta realidad con sus sistemas tan complejos, con su racismo rampante, con sus crudos inviernos y actitudes tan frías, en un momento dado también se sintieron perdidos. Los coquíes ya no acunaban a sus niños, las estrellas ya no velaban por su sueño, los vecinos no se conocían y las guaguas se convirtieron en el “L” train. Por un momento quizás nos sentimos perdimos.

Fue precisamente en ese instante histórico cuando desde la isla del encanto nuestra tan excelsa madre nos tomó de la mano y nos dio identidad en el duro exilio cultural del momento. Providencia se convirtió en un símbolo de patria para todos los puertorriqueños, especialmente para aquellos fuera de la isla. Dio identidad a la diáspora boricua en los Estados Unidos; casi cinco millones de nosotros. Providencia no se limitó a ser una devoción popular entre los burguesitos isleños, los blanquitos y la nobleza isleña; fue madre para todos, capitalinos y jibaritos, blancos y negros, ricos y pobres, convirtiéndose, fuera de la isla, en todo aquello que es familiar para nosotros; nuestra música, nuestras tradiciones, nuestra comida, y nuestra realidad. En una isla donde impera lo real-maravilloso, donde reina el misticismo y se impone nuestra historia tan complicada y controversial, Providencia personifica la Madre de todo lo que es puro, todo lo que es bueno y de todo en lo que confiamos.

Pero Providencia nos es simplemente para los Boricuas… Ella es para todos aquellos hijos de tan hermosísima madre, especialmente para los más pequeños, para los que han perdido el camino; para los que no ven la luz al final del túnel a causa de depresión, para los que luchan con una adicción al alcohol o a las drogas, para los que viven con SIDA o las que mueren día a día víctimas de abuso y de la violencia doméstica. Providencia es para todos. No nos dejemos caer. Agarrémonos firmemente de la mano de la Virgen y digámosle, “se tú por nosotros Virgen sagrada María.”

Imitemos al niño Dios en su imagen y simplemente abandonémonos en su regazo. Que no sea el pecado, la desolación ni la muerte los que tengan la última palabra. Que desde el templo de nuestras comunidades de fe podamos atender las cosas de nuestro Padre celestial, Dios único, verdadero y vivo con la gracia de su Unigénito Hijo y la intercesión de María Santísima, su amorosa Madre. ¡Y qué viva la Virgen de la Providencia!

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