Padre Claudio Díaz Jr.

Solemnidad de Todos los Santos

jueves, noviembre 2, 2023

Como cristianos, somos personas que recuerdan. El 31 de octubre, en medio de la oscuridad del atardecer, celebramos una fiesta de luz y fe. El barrio adquiere un aire y un sentido de celebración, de mascarada y de carnaval. Celebramos en la víspera del día de todos los santos el reconocer el gran honor de incontables personas que durante su existencia terrenal vivieron en la luz de Jesús y ahora se encuentran contemplando el rostro de Dios.

¿Pero por qué durante la víspera? ¿Por qué dentro de la oscuridad? ¡Es muy apropiado! Es en la oscuridad donde la luz cobra sentido. En las tinieblas del vientre sacratísimo de la Virgen María se encendió la luz del mundo. En las tinieblas del sepulcro se nos dio la promesa de la resurrección. En la oscuridad de la víspera brillan todos los santos.

Brillan por su relación especial con el Señor. Una relación que comenzaron en vida. El cuerpo de Cristo ha dado reconocimiento público de su unión común con Dios.

Celebramos a quienes lograron mantener la mirada en el Dios vivo, confiando en el Señor. Celebramos la gloria de aquellos que no hicieron nada fuera de lo común excepto la voluntad de Dios.

En su tiempo, muchos de los santos no vivieron vidas heroicas. Sólo hicieron lo que se esperaba de ellos como consecuencia del amor de Dios. Santa Teresa de Liseaux era una sencilla monja de clausura que murió a temprana edad de tuberculosis. San Francisco era un adolescente que quería ser un cruzado. San Pedro era un pescador sin educación formal y Santa Inés era simplemente una jovencita que creía en el cristianismo. Nada glamoroso. Dentro de lo ordinario de sus vidas creyeron, y lo demostraron dentro de sus propias existencias mortales, en el amor de Dios. Se convirtieron en reflejos de la gracia del Padre y de la gloria de su Hijo y por eso hoy brillan.

Pero no brillan sólo para verse bien. Ellos nos recuerdan una invitación que nos hicieron el día de nuestro bautismo. ¡Estamos llamados a ser santos! Nosotros también podemos disfrutar de las bendiciones de una vida sana, llena de gracia y santa. Nosotros también en lo cotidiano de nuestras vidas podemos vivir para servir a Dios en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestras realidades. Todos somos Hijos de la luz y hacia la luz debemos ir. ¡Que lo ordinario de nuestra vida nos permita experimentar lo extraordinario del amor de Dios! ¡Feliz día de Todos los Santos!

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