Padre Claudio Díaz Jr.

Toda belleza, toda valor... Toda pagana.

jueves, agosto 31, 2023

Cuando era niño mi mamá tenía una biblia familiar de la cual ella nos leía los diferentes relatos relacionados con el antiguo testamento, con Jesús y sus milagros. La biblia tenía diferentes representaciones de los pasajes. Una representación que se quedó siempre conmigo; la relacionada con la mujer cananea. En ella se encontraba Jesús con una mirada profunda, inquisitiva y hasta algo dura. Y allí está la mujer cananea, adorando a Jesús vestida en sus mejores ropajes, acompañada con su escolta, adornada con joyería elaborada y sobre maquillada, toda belleza, toda valor…toda pagana.

Esta mujer cananea, desesperada y pasando por un profundo sufrimiento a raíz de la enfermedad de su hija, va a Jesús. Ella está completamente convencida de que él es la respuesta a su dilema. Pero no es tan fácil. Ella trae consigo misma una escena de caos, de desesperación…confusión. Los discípulos se sienten avergonzados y desean que Jesús la atienda simplemente para despacharla. Jesús al principio no desea lidiar con ella, quizás en una reacción visceral por el gran abismo cultural y de género o simplemente porque él quería saber cuán sólida era su fe. La razón no está clara.

Jesús, en un gesto de justicia, reconoce la necesidad y el argumento de esta mujer sin permitir que diferencias culturales, étnicas y de género fuesen un obstáculo para que la gracia de Dios fuese derramada sobre una pagana. ¡La fe de esta mujer proclamó a Jesús como el Señor y su hija fue curada! Nuevamente la palabra y la acción van de la mano como resultado de nuestra creencia. Ella demostró su fe y seguramente la demostró más que muchos de los seguidores de Jesús.

El encuentro entre Cristo y la cananea prueba que Dios no excluye a nadie. Su mensaje no es exclusivo para un grupo sino que todos están invitados al banquete para ser alimentados de la mesa del Señor. Dios no discrimina sino que da la bienvenida a todo aquel que cree en Él, que le pide misericordia, y que desea hacer su voluntad.  El reino de Dios desea derrumbar cualquier barrera, división, y prejuicio en un intento inclusivo para la salvación de la civilización humana.

Si Dios no excluye a nadie, ¿porque lo hacemos nosotros?  Nunca más deberíamos de hablar de un cielo solamente católico o de que la salvación es solo para los cristianos, o que el reino está limitado a un tipo de realidad, o del triunfalismo de una raza, de un credo, de una orientación sexual, o de una nación. No…bajo Dios solamente hay una raza, una nación, un solo tipo de persona: los hijos de Dios… Recordemos la Buena Nueva, que el reino de Dios es para todos.

Advertising