Padre Claudio Díaz, Jr.

La cizaña puede cambiar a trigo

agosto 2, 2023

La mayoría de las culturas y religiones tienen la noción o el concepto teológico de “Eschaton”.  La idea del “Eschaton” o “el final de los tiempos” sostiene que al final de la historia como la conocemos, Jesús regresará en Gloria a presentarle la creación a Dios Padre y Él en toda su sabiduría y poder decidirá qué hacer con la misma.  Los buenos heredarán el reino celestial y aquellos que rechazaron a Dios en todas sus obras también serán rechazados por Su salvación.  El evangelio toma la imagen de un sembrador echando la buena semilla y de su enemigo sembrando cizañas y cómo la buena semilla y la cizaña crecen juntas hasta la época de la cosecha.

Pero la vida es más complicada que simplemente colocar una línea entre la buena semilla y la cizaña, santos y pecadores.  Tenemos debilidades, tentaciones, fallos y áreas de crecimiento.  Todos tenemos que trabajar con aspectos en nuestras vidas donde la cizaña está creciendo ya sea alrededor nuestro o inclusive dentro de nosotros.  La Iglesia no es una realidad exclusiva ni un club para los virtuosos.  La Iglesia existe porque pecadores existen.  Es un camino, un vehículo y un instrumento para los pecadores que están buscando la salvación.

El sembrador, Dios, permite que la cizaña y la buena semilla crezcan juntas.  En la mente de Dios la posibilidad de cambio, de mejoría, y de conversión es real.  El buen sembrador les da una oportunidad para su crecimiento.  La cizaña puede cambiar a trigo si crece alrededor del buen fruto.  Dios nos ama tanto, su creación, que nos permite por nuestro libre albedrío el elegir entre la realidad del Cielo o conformarnos con menos. 

Ahora bien, la paciencia y la tolerancia de Dios tienen que ejercitarse y extenderse a los demás.  No estamos llamados a ser jueces de otros.  Estamos llamados a ser virtuosos pero no beatos.  El beato solamente tiene un Dios para adorar y un templo que atender, a sí mismo.  El énfasis del evangelio es el ejercitar paciencia y un sentido de sabiduría.  La escritura dice, “Permitan que crezcan juntas hasta la cosecha”.  Debemos de ejercitar la misma tolerancia hasta que Dios nos llame en su gran reunión, en el día del juicio.  El jugar a ser juez y a ser Dios es un asunto riesgoso e imprudente.

Pero igualmente no podemos ser superficiales en lo concerniente al pecado.  No podemos tener una actitud relativista acerca del pecado y decir, “bueno, después de todo es un pequeño caso de adulterio”.  El pecado es pecado...pero los pecadores son seres humanos, sujetos a la redención, recipientes de misericordia y sujetos para la conversión. 

Mientras, como miembros del cuerpo de Cristo, tenemos que compartir la tarea de revelar la paciencia de Dios perdonando, de la mayor manera posible, a los demás y ayudar a nuestro prójimo a crecer como miembro del reino de Dios.

Debemos recordar la buena nueva de que el reino de Dios es para todos.  Nunca es tarde para convertirnos en trigo y ser alimento para los demás, ser buena semilla para los demás.  Nunca es tarde para un pecador el regresar a Dios y el ser aceptado.  En este mundo la cizaña nunca se puede convertir en trigo pero con el poder de Dios un pecador se puede convertir en un santo.  Que a la hora del juicio final podamos demostrarle a Dios como rechazamos el pecado y cómo nunca dejamos de amar al pecador.  Por los frutos de la cosecha Dios sabrá quienes somos.

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