Padre Claudio Díaz Jr.

¿Cómo podemos reconocer a Jesús hoy en día?

martes, abril 2, 2019

Después de la crucifixión, los discípulos quedaron traumatizados, al punto de que a pesar de que el Cristo resucitado se les apareció a los Apóstoles, estos todavía estaban procesando el extraordinario evento de la resurrección. Inicialmente muchos no lo reconocieron. Ni siquiera se dieron cuenta que quien se les había aparecido era Cristo.

Los discípulos de Emaús conocían la historia. Ellos sabían de sus milagros, signos, mensaje y promesa de resurrección. Aun así, no podían identificarlo cuando él caminó con ellos en su jornada hacia Emaús. Con corazones e ilusiones rotas los discípulos decidieron regresar a la normalidad de su existencia, a lo ordinario de sus vidas. En lugar de quedarse en Jerusalén simplemente decidieron regresar a lo conocido, a lo que para ellos era seguro y cómodo. No fue sino hasta que Cristo los acompañó a cenar que le pudieron reconocer “al partir el pan”.

La pregunta para nosotros es, ¿cómo podemos ver a Jesús y reconocerle hoy en día? La respuesta se desprende del encuentro que tuvieron los dos discípulos que iban de camino a Emaús hace dos mil años. Jesús hoy, al igual que entonces, se manifiesta en lo concreto. Vemos a Cristo en la celebración de la Eucaristía y en nuestro respeto por su presencia en el sagrario. Comienza con ese momento sagrado y nuestro encuentro con él en la hostia, en el partir del pan del cielo, comida de ángeles, hombres y mujeres. Pero esto es sólo el principio. El verle toca todos los aspectos de la creación y toda actividad humana. Si en verdad lo vemos ya no haremos declaraciones como “todas las mujeres son iguales” o “todas las personas de color se comportan de la misma manera” o “todos los americanos blancos son lo mismo”. Si verdaderamente conocemos a Jesús lo podemos ver sin crear estereotipos basados en prejuicios humanos personales.

Vemos a Cristo en toda mujer, especialmente en las que sufren y son abusadas, aquellas cuya dignidad les ha sido arrebatada por personas e instituciones. Vemos a Cristo en todos nuestros hermanos y hermanas afroamericanos quienes hasta este día luchan por ser tratados con dignidad y, en algunos círculos extremistas, como iguales. Vemos a Cristo en los americanos que trabajan por la paz y la justicia y también en aquellos que se quejan de cuán malas están las cosas en otros países porque no las hacen como las hacemos aquí y ven el fantasma “del enemigo” donde no existe.

Esto es lo que quiere decir el ver a Cristo para el católico; verlo en todos. Abandonarlo en hermosos sagrarios, dejarlo en el nivel de lo meramente moral, de lo cosméticamente majestuoso, de la idea altruista no es suficiente. Abrimos nuestros ojos para conocerlo y conocer el mundo que nos rodea, no con los ojos del cuerpo sino con los ojos de la fe. Este es un llamado para todo hombre, mujer, jóvenes y mayores, santos y pecadores. Sólo así podremos ver a Cristo en el trozo del pan.

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