Internacional

Con la Pascua celebramos la resurrección del Señor

Por Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos
martes, marzo 30, 2021

Imagen en St John church. Foto: Karen Callaway/Católico

La Vigilia Pascual es “la Madre de todas las vigilias”. El domingo de Pascua, por tanto, es el mayor de todos los domingos, y el Tiempo Pascual es el más importante de todos los tiempos litúrgicos. Pascua es la celebración de la resurrección del Señor de entre los muertos, y culmina en la Ascensión al padre y en envío del Espíritu Santo sobre la Iglesia. Hay 50 días de Pascua desde el primer domingo a Pentecostés. Se caracteriza, sobre todo, por la alegría de la vida glorificada y la victoria sobre la muerte, expresada más plenamente en la gran resonante aclamación del cristiano: ¡Aleluya! Toda la fe fluye de la resurrección: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación; vana, también es nuestra fe”. (1 Cor 15:14).

“Lo que se siembra no tiene fruto a no ser que muera. Y lo que siembran no es el cuerpo que va a producirse, sino una semilla de trigo, quizá, o de alguna otra cosa… Así es también en la resurrección de los muertos. Se siembra corruptible; pero brota incorruptible. Se siembra sin honor, pero brota glorioso. Se siembra débil, pero brota poderoso. Se siembra en un cuerpo físico; pero se levanta en un cuerpo espiritual. Si existe un cuerpo natural, también hay uno espiritual. Así, también, se escribe: “El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser vivo”, el último Adán en un espíritu dador de vida. Pero el espiritual no fue el primero; más bien el natural y luego el espiritual. El primer hombre nación de la tierra; el segundo hombre, del cielo. Como hubo uno terrenal, también son todos los terrenales, y como es el celestial, también todos los celestiales. Así como hemos llevado en nosotros la imagen del terrenal, también llevaremos la imagen del celestial” (1 Cor 15: 36-37, 42-49).

La octava de Pascua comprende los ocho días que van desde el primero al segundo domingo. Es un modo de prolongar la alegría del día inicial. En cierto sentido, cada día de la octava es como un pequeño domingo.

La palabra Pascua viene del paso del Señor, la Pascua judía que conmemora la noche anterior al paso liberador de los judíos por el mar Rojo, de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida, de la tiniebla a la luz. El cirio pascual es un símbolo central de esta luz divina, que es Cristo. Se coloca cerca del ambón durante el Tiempo Pascual y se enciende en todas las celebraciones litúrgicas.

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