Internacional

Agencias en Brasil enfrentan tarea difícil para ayudar a refugiados

Por Lise Alves (CNS)
jueves, diciembre 26, 2019

Una mujer y una niña en una parada de autobuses acoplada como refugio en Boa Vista, Brasil, en imagen de mayo de 2019. Foto: Cortesía AVSI/CNS

SALVADOR, Brasil (CNS) -- Aunque los informes indican que la migración de refugiados venezolanos a Brasil y Colombia ha bajado desde la primera mitad de 2019, los trabajadores de asistencia humanitaria en las comunidades de frontera aseguran que el flujo de gente no ha disminuido de manera apreciable.

“Aproximadamente 500 venezolanos cruzan la frontera diariamente”, dijo Heli Mansur, que supervisa seis albergues en el estado de Roraima al norte de Brasil para AVSI, una agencia de ayuda y desarrollo internacional.

“Los (refugiados) más fuertes llegaron primero, en 2018, y al principio del año. Ahora estamos viendo cruzar a venezolanos más desesperados y vulnerables, con poco dinero y una salud débil”, dijo Mansur.

AVSI Brasil, parte de la Fundación AVSI basada en Italia, y organizaciones ligadas a la Iglesia Católica, facilitan la vida a quienes cruzan la frontera proveyendo albergue, comida, y mantas.

Desde julio del 2018, AVSI y UNCHR, la agencia para refugiados de las Naciones Unidas, han trabajado en las ciudades fronterizas de Pacaraima y Boa Vista, la capital del estado de Roraima.
Lucas Matos es uno de docenas de empleados de AVSI enviados a la región.
Nacido en Guarujá, cerca de Sao Paulo, Matos ha estado en Roraima durante los últimos 18 meses ayudando a los venezolanos.
Matos está a cargo del albergue Rondón 1, que alberga a algunos de los refugiados más vulnerables: quienes llevan consigo a niños.
“La mayor parte del tiempo es la madre, pero a veces tenemos un tío o tía, o incluso una abuela que cruza la frontera con varios menores. Si tenemos espacio, aquí es donde se quedan”, dijo.
El albergue puede acoger a 800 personas y siempre está lleno.
“Es difícil salir de estos albergues. Estas familias a menudo llegan por separado y no quieren relocalizarse en lugares lejanos antes de poder reunificarse”.
Matos dijo que hace seis meses, los refugiados, por lo general, permanecían en el albergue unos tres meses y medio, pero que esa estancia se ha extendido a entre cuatro y cinco meses.
Para quienes no son lo suficientemente afortunados de llegar a un albergue, la solución es dormir en los bancos de los parques o en portales.
“Al atardecer, aproximadamente 1,000 personas se concentran en la estación de autobuses donde las fuerzas armadas (brasileñas) levantan carpas temporales para que duerman estas personas, o estarían durmiendo en las calles”, dijo Matos.

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