Sally Blount, Ph.D.

Dios, ¿cómo podemos ayudar?

miércoles, septiembre 30, 2020

Me siento honrada de ser la nueva presidenta y CEO de Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Chicago. Como psicóloga social y educadora de formación, he pasado mi carrera enseñando a la gente cómo construir organizaciones más eficaces. No se me ocurre una empresa más importante para construir y liderar que Caridades Católicas, o un momento más importante para unirme a su trabajo tan fundamental.

Para mí, hay tres aspectos de Caridades Católicas que la hacen distinta. El primero es nuestra experiencia. A medida que nuestra región se enfrenta al impacto de una crisis de salud solo vista una vez cada generación, Caridades Católicas sigue respondiendo con experiencia, decisión e impacto; todo ello construido a lo largo de 102 años de servicio desde nuestra fundación, en medio de la pandemia de la gripe española de 1918.

Somos un socio crucial de los líderes gubernamentales y cívicos en este momento de necesidad. Caridades Católicas sabe cómo movilizarse para alimentar y albergar a personas, y mantener a las familias en sus hogares; invertir en el cuidado de niños, personas de la tercera edad y veteranos; y ayudar a aquellos que necesitan encontrar trabajo. Ya sea asesoramiento remoto para personas que experimentan dolor, estrés y depresión, o dinero para permitir que una familia honre a un ser querido fallecido con un entierro apropiado, esto es lo que nos piden y lo que sabemos hacer: proporcionamos caridad, cuidado y apoyo a cualquier persona que lo necesite.

El segundo aspecto que nos hace distintos es nuestra escala. Ayudamos a cientos de miles de personas cada año en la región de Chicago, independientemente de su raza, identidad étnica o de fe. Estimamos que en el último siglo hemos ayudado a 20 millones o más de personas. Década tras década, Caridades Católicas ha estado allí: por teléfono, en los estacionamientos de la iglesia, en nuestras oficinas a través de la ciudad y en los suburbios, sirviendo a la gente. Y esa escala y ese impacto se suman con el tiempo. Estamos orgullosos de nuestro legado.

El tercer aspecto, y el más importante de Caridades Católicas, es nuestro Espíritu: somos una organización católica. Creemos en un Dios amoroso y que todo lo sabe, que aprecia y acompaña de manera única la vida de cada persona. Sabemos que nos acompaña en la incertidumbre, la ansiedad y el dolor de este tiempo, pero también nos ofrece un mensaje de esperanza. Servimos con la humildad, la confianza y la esperanza que provienen de nuestra fe en Dios, el amor de Jesús, el consuelo de María y la inspiración de los santos que nos han servido a través de los siglos.

De hecho, nuestra fe nos dice que cada uno está llamado a ser la esperanza para los demás. Somos las manos y los pies de Cristo, atendiendo al bienestar de nuestros hermanos y hermanas. El papa Juan Pablo II nos enseñó que debemos “practicar la misericordia” con un espíritu de “mutualidad”: transformar el sufrimiento de los necesitados y transformar así los corazones, tanto de los que reciben como de los que dan. Todos somos dadores y receptores de misericordia en este círculo interminable de abundancia.

Caridades Católicas nació durante una crisis, y aquí estamos, más de 100 años después, atendiendo a los crecientes desafíos, algunos que son familiares, pero también otros completamente nuevos. Al comenzar a dirigir Caridades Católicas durante este extraordinario tiempo de necesidad, pido sus oraciones y apoyo para que juntos podamos seguir discerniendo: “Dios, ¿cómo podemos ayudar?”

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