Kathleen Donahue-Coia

En Caridades Católicas, el compromiso nos permitió adaptarnos a las demandas de la pandemia

miércoles, julio 1, 2020

 

Es difícil para mí creer que esta es la última columna que escribo como directora ejecutiva interina de Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Chicago. A partir del 1 de agosto dejaré la agencia en las manos muy capaces de Sally Blount, quien, como profesora de estrategia Michael L. Nemmers en Kellogg School of Management de la Universidad Northwestern y ex decana de la escuela, fue cuidadosamente seleccionada por su liderazgo sobresaliente y habilidades organizativas, así como su firme compromiso de ayudar a los necesitados.

Cuando monseñor Michael Boland renunció como director ejecutivo de Caridades Católicas el pasado agosto, tuve el honor de que me pidieran que interviniera mientras se realizaba la búsqueda nacional de un nuevo líder. Después de 40 años con la agencia, yo estaba más que feliz de posponer mi retiro para llevar las riendas de Caridades Católicas durante esta transición de liderazgo. Estaba un poco nerviosa; ¡monseñor Boland dejó unos zapatos muy grandes para llenar! Durante su mandato de 30 años, el manejo de Caridades Católicas, la administración de la junta de asesores y la estructura organizativa se afinaron. Asumir este rol fue como administrar una máquina muy bien engrasada.

Sin embargo, nadie podría haber anticipado el grado en que esta máquina bien engrasada se pondría a alta velocidad durante la pandemia COVID-19. En los últimos meses he usado esta columna para mantener a los lectores actualizados sobre los incrementos en las solicitudes de asistencia que Caridades Católicas ha recibido y cómo hemos respondido. Nunca he estado más impresionada o agradecida por el personal, los miembros de la junta de asesores, los voluntarios, los donantes, las parroquias, todos se unieron para satisfacer necesidades sin precedentes.

Muchos de nuestros servicios han tenido que adaptarse para cumplir con las normas presentadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en ingles), y nuestro personal continúa actuando para implementar cambios, sin perder el ritmo, incluso cuando nuestros programas han visto el doble y hasta el triple del volumen en solicitudes de apoyo. En otros casos, hemos tenido que redistribuir personal para satisfacer las crecientes necesidades en áreas críticas. Estos miembros del personal han aprendido rápidamente un trabajo completamente nuevo solo para garantizar que Caridades Católicas pueda satisfacer las crecientes necesidades.

Además, la generosidad de los miembros de nuestra junta de asesores y donantes ha sido incontenible. Diariamente se agregan nuevos donantes, pequeños donantes han comenzado a hacer contribuciones más grandes, y los miembros de nuestra junta de asesores están ayudando en varias maneras. También hemos dependido en gran medida del voluntariado y hemos agregado muchos nuevos voluntarios. El aumento en la cantidad de jóvenes que se han involucrado ha sido particularmente afortunado en un momento en que muchos de nuestros voluntarios de larga duración están en el grupo de alto riesgo y no pueden ayudar en persona.

Al reflexionar sobre por qué Caridades Católicas ha podido adaptarse de manera tan rápida y receptiva a las circunstancias cambiantes, ya sea la transición del liderazgo, la pandemia o la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas durante los recientes disturbios, la respuesta es sin duda nuestra cultura organizativa impulsada por nuestra misión. El compromiso con la misión del Evangelio de ayudar a los necesitados, y tratar a cada persona con el mayor respeto y dignidad, comenzó con el inicio de la agencia hace más de cien años y ha florecido desde entonces.

Me siento honrada de transmitir el regalo del liderazgo de esta gran agencia a Sally Blount, cuya energía y entusiasmo es inspirador. Después de sus recientes visitas con el personal y los programas de Caridades Católicas, resumió perfectamente nuestra cultura organizacional: “Sientes la misión aquí, y es contagiosa”. Ciertamente lo es, y Sally es exactamente la persona que necesitamos para capitalizar nuestras fortalezas y liderar efectivamente a Caridades Católicas a través de estos tiempos sin precedentes e impulsarnos más profundamente hacia el segundo siglo de Caridades Católicas y ayudar a los necesitados.  Que Dios bendiga a Sally en su nuevo rol y que cada uno de nosotros continúe nuestro compromiso con Caridades Católicas y todos aquellos a quienes tenemos el privilegio de servir. 

 

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