Kathleen Donahue-Coia

Este momento de desafío es también un momento de oportunidad

martes, abril 28, 2020

 

A medida que la pandemia del COVID-19 continúa impactando nuestra vidas diaria, quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a la comunidad por las oraciones, los esfuerzos de los voluntarios y las donaciones que han ofrecido a Caridades Católicas en las últimas semanas.

Caridades Católicas se formó en 1917, justo antes de que los efectos devastadores de la epidemia de la gripe española comenzaran a tener efecto. Más de cien años después, permanecemos de pie ofreciendo servicios sociales que ahora también se denominan “determinantes sociales de la salud” durante la pandemia del COVID-19. Continuamos cuidando a las personas más vulnerables: las personas sin hogar, las que están aisladas y las personas de tercera edad, las personas preocupadas por sus familias, sus finanzas, el alquiler y la alimentación diaria.

Estoy agradecida de compartir que, desde el comienzo de la pandemia, hemos servido comidas y paquetes de alimentos a más de 15 mil personas, una lista que continúa creciendo considerablemente todos los días. Los programas de comidas a domicilio de Caridades Católicas siguen siendo la fuente principal de nutrición diaria para miles de personas mayores que no pueden salir de su casa, y nuestro programa de Cenas por las Tardes y los Centros para Personas de Tercera Edad se convirtieron rápidamente de ofrecer comidas congregadas a ofrecer comidas “para llevar” distribuidas por voluntarios y personal siguiendo los protocolos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en ingles).  Gracias a un donante generoso y prudente, hemos podido ofrecer un pequeño estipendio a algunos de nuestros socios de restaurantes que suelen donar comidas, pero ahora se enfrentan a tiempos difíciles. 

Nuestras despensas de alimentos, los Centros de Alimentos y Nutrición de WIC y el Programa de Nutrición para Personas de Tercera Edad han visto aumentos sin precedentes en las solicitudes de asistencia, y Caridades Católicas ha podido atender esas solicitudes al reubicar el personal en estas áreas críticas, así como el depender de la asistencia de voluntarios dedicados y donaciones vitales de alimentos, artículos para la higiene y productos de limpieza por parte de personas y empresas generosas.

Nuestros asistentes de atención domiciliaria, los visitantes domiciliarios para familias de alto riesgo, el personal de la Extensión Comunitaria Móvil y los empleados de nuestros hogares para personas de tercera edad son héroes anónimos y se encuentran entre algunos de los primeros en responder.  Las poblaciones vulnerables atendidas en estos programas dependen únicamente de Caridades Católicas todos los días. Siguiendo los protocolos de seguridad apropiados, nuestro personal permanece en primera línea para garantizar que las familias se mantengan estables, las personas sin hogar sean transportadas a un albergue apropiado, las personas mayores confinadas a su hogar sean atendidas y nuestros residentes de hogares para personas de tercera edad permanezcan seguros y saludables.  

La amplia gama de servicios de asesoramiento y administración de casos de Caridades Católicas continúa de manera “virtual”, brindando un apoyo social y emocional crítico a las personas cuyas circunstancias de vida ya han sido agravadas por la pandemia.  Y nuestro centro de atención telefónico y las líneas de ayuda de información, inicialmente abrumadas por el gran volumen de nuevas llamadas, ahora han sido reforzadas por el personal reubicado y voluntarios capacitados.

Como personas profundamente comprometidas con la esperanza y el amor de nuestro Señor Jesucristo, sabemos que este momento de desafío es también un momento de oportunidad.  Que todos podamos ser consolados por el poder de nuestra fe y encontrar la paz al trabajar juntos como una sola familia humana. 

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