Kathleen Donahue-Coia

Caridades Católicas ayuda a las personas a sobrellevar tiempos difíciles

lunes, marzo 30, 2020

 

Como tantos católicos y cristianos, cada año espero con ansias la Pascua de Resurrección y la promesa de esperanza y nueva vida que trae.  Con todo lo que ha sucedido en estas últimas semanas, mientras nuestra nación y el mundo luchan contra la pandemia de COVID-19, estoy encontrando una gran inspiración al contemplar a María al pie de la cruz, que ve a su hijo sufrir y sin embargo tiene la fe para enfrentar con tanto valor y gracia la “espada que le atravesó el corazón” (Lucas 2: 34–35).  La fuerza de María nos recuerda que su amor por nosotros, y el amor y cuidado que nos mostramos, siempre triunfa sobre el miedo y la oscuridad.

Quizás estoy pensando en María porque hay muchas personas que vienen a Caridades Católicas con sus propias cruces pesadas: padres cuyos corazones han sido destrozados por la muerte de un hijo por suicidio o violencia armada; madres y niños que huyen de relaciones abusivas; veteranos que enfrentan experiencias de combate traumáticas; personas mayores que manejan problemas de salud graves y los efectos del envejecimiento; adolescentes que buscan vías para salir de la violencia de las pandillas; las personas sin hogar que buscan una vivienda asequible; o aquellos con problemas de salud mental con la esperanza de encontrar asesoramiento profesional y atención compasiva. Cada día, miles de personas acuden a Caridades Católicas, trayendo sus cargas a nuestras puertas, y tenemos el honor de ayudarlas a enfrentar estos desafíos con valentía y gracia. 

Aunque tenía una fuerza personal tremenda, sabemos que María no sufrió sola en la cruz. María de Clopas, María Magdalena, su hermana y tal vez otras personas estaban allí con ella, compartiendo su dolor. La acompañaron en silenciosa solidaridad, ayudándola a enfrentar uno de los momentos más difíciles de su vida.

Del mismo modo, y con un ejército de personal dedicado, así como voluntarios, Caridades Católicas se esfuerza por estar presente de una manera muy personal y compasiva para cada persona que busca nuestra ayuda. Nos unimos en solidaridad con ellos al enfrentar estos tiempos sin precedentes y los grandes desafíos de la vida personal. Desde nuestra fundación hace más de 100 años durante la epidemia de la gripe española, Caridades Católicas ha sido y seguirá siendo la red de seguridad para muchos de nuestros hermanos y hermanas más vulnerables que son menos capaces de navegar en aguas traicioneras. Estoy muy agradecida con el personal, los miembros de la junta de directores, los donantes y los voluntarios que desean ayudar a Caridades Católicas a responder a las crecientes necesidades que apenas comenzamos a comprender.

Al igual que las dificultades sin precedentes que muchos enfrentan actualmente, la vida de María no fue fácil.  Sin embargo, tenía fe en su sufrimiento y en el mayor propósito de su Hijo, y tenía el apoyo de quienes la rodeaban.  Entonces, durante esta temporada de la Pascua, mientras pienso en María al pie de la cruz, rezaré por todos los que sufren o lamentan una pérdida debido a COVID-19, y agradeceré a Dios por la oportunidad que tiene Caridades Católicas para ayudar a las personas a sobrellevar muchas cruces de estos tiempos difíciles, iluminando la luz y la esperanza de la Resurrección, incluso en los lugares más oscuros. 

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