Cardenal Francis George, O.M.I.

¿Cuántos católicos hay en los Estados Unidos?

lunes, junio 30, 2008

Durante la reunión que los obispos católicos de los Estados Unidos tuvieron la semana pasada escucharon reportes sobre el estado que guardan los grupos religiosos de nuestro país, con un enfoque particular al estado numérico de los católicos en la población general.

Cerca del 10 por ciento de los creyentes de Estados Unidos cambian de religión en algún momento en el curso de sus vidas. Para el grupo de protestantes dicho porcentaje se encuentra ligeramente arriba y ligeramente abajo para los católicos. El número de judíos que se convirtieron a otra religión es muy pequeño y para otros grupos no cristianos los porcentajes varían.

Hoy en día, cerca del 24 por ciento de estadounidenses se identifican como católicos, pero cerca del 30 por ciento de estadounidenses habrían sido criados en la fe católica. El porcentaje de estadounidenses que dicen ser católicos ha permanecido constante, en aproximadamente veinticinco por ciento, durante los pasados cincuenta años, pero eso sucedió debido a que los católicos de origen estadounidense que han abandonado la iglesia han sido reemplazados por católicos inmigrantes y por conversos al catolicismo. Cerca de la mitad de las personas que fueron católicos se unieron a alguna forma de comunidad de fe protestante, usualmente evangélica; la otra mitad, en su mayoría, permanece sin afiliarse a otra religión, con frecuencia considerándose a sí mismos como espirituales pero no religiosos.

Los números dados por los investigadores adquieren rostro humano cuando vemos el nivel de práctica de la fe que existe en casi todas las familias católicas de hoy en día. El nivel de práctica de la fe varía por generación. Los nacidos antes de 1943, la generación anterior al Concilio Vaticano II, va a misa de manera regular, con sólo un 21 por ciento de esa generación que afirma que rara vez o nunca asiste a misa. Para aquellos nacidos entre 1943 y 1960, la generación del Vaticano II, el 38 por ciento dice que casi nunca asisten a misa. Los porcentajes de aquellos que rara vez van a misa llegan hasta un 30 por ciento entre aquellos nacidos entre 1960 y 1981, la generación post-Vaticano II y el porcentaje mejora un poco para la llamada generación del Milenio, nacida después de 1981.

Cualquiera que sean las razones que puedan tener los católicos para no practicar la fe, existen algunos indicadores definitivos que marcan las vidas de aquellos que sí la practican. La práctica sacramental es más estable para el Bautismo y la Santa Comunión, más precaria cuando se examinan los números correspondientes a la Penitencia y la Confirmación y verdaderamente alarmante cuando se revisan las estadísticas para el matrimonio en la Iglesia. Treinta y siete por ciento de los católicos bautizados que reportan que están casados no viven en un matrimonio sacramental. Otro indicador asociado con una práctica regular de la fe es la escolaridad católica. Aquellos que son educados en la fe durante la educación primaria o secundaria tienen niveles más altos de práctica que otros católicos. Es evidente, que la práctica de la fe es más habitual en sus vidas.

Los números pueden indicar conductas o registrar niveles de participación activa, pero establecer la dinámica de la gracia es algo mucho más difícil. La Iglesia no es un club espiritual; recibió de Cristo su identidad. Existen dos componentes básicos de la identidad católica: profesar la fe apostólica y vivir bajo el gobierno apostólico.

Los contenidos de la fe, las verdades que nos han sido transmitidas por los apóstoles, han sido clarificados durante siglos y son interpretadas ante los retos que enfrenta esa fe de generación en generación. A pesar de que cualquier cosa puede ser cuestionada y discutida, un católico no puede sencillamente negar algo que es esencial para la fe de la Iglesia y seguir afirmando que es católico(a). La Iglesia vive de acuerdo a la promesa hecha por el Señor de guardarla en fe hasta que regrese en gloria, y se basa en el don del Espíritu Santo para mantenerla verdadera.

El término tradicional para aquellos que niegan parte de la fe apostólica es herético. Claro que ese no es el término generalmente utilizado con gente educada; simplemente se refiere a alguien que ha tomado una parte de la fe y rechazado otra. En Estados Unidos, con frecuencia utilizamos nuestra propia experiencia para decidir que aceptaremos, para determinar qué está bien o mal, o qué es verdadero o falso. En consecuencia, la religión estadounidense está basada en la mayoría de los casos primordialmente en una experiencia espiritual personal. Algunas iglesias que muestran un rápido crecimiento están basadas únicamente en la experiencia espiritual personal. Y aún cuando esta experiencia sea muy buena, no está completa a menos que esté basada en las verdades reveladas en la historia que describen las acciones de Dios para salvar a todo el mundo.

El segundo componente de la identidad católica es vivir en comunión con los sucesores de los apóstoles. Aquellos que se han separado a sí mismos de la unidad visible con los pastores de la Iglesia son tradicionalmente llamados cismáticos, otro término que ya no tiene uso popular. La unidad visible de la Iglesia bajo los apóstoles y sus sucesores del colegio episcopal es desafiada en cada generación por aquellos que desean vivir la fe en sus propios términos en lugar de en los términos de Cristo. Si la fe requiere la entrega de nuestra mente a las verdades que Dios ha revelado, la comunión requiere la entrega de nuestra voluntad a aquellos a quienes Cristo ha señalado para gobernar a la Iglesia. La entrega de la mente y la voluntad es siempre difícil a menos que sea motivado por el amor.

¿Cuántos católicos hay en nuestro país? No la cantidad que Dios desea, sin embargo, sólo Él sabe cuántos somos. Lo que Dios nos pide cada día es examinar nuestra fe y nuestras vidas y orar por la gracia de la conversión. Que Dios los bendiga.

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