Cardenal Blase J. Cupich

El papa Francisco reorganiza la Congregación de la Doctrina de la Fe

jueves, febrero 24, 2022

Esta semana, el papa Francisco ha publicado su carta “Fidem Servare” (“Conservar la fe”), con la que ha reorganizado la estructura interna de la Congregación de la Doctrina de la Fe. Ahora habrá dos secciones separadas: doctrina y disciplina, cada una con su propio secretario. (Hasta ahora, había un solo secretario responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe).

La sección doctrinal

El Santo Padre señala que la sección doctrinal mantendrá su tradicional encargo de examinar los documentos que publicarán otros dicasterios romanos, así como los escritos y opiniones de otros “que parezcan problemáticos para la recta fe, fomentando el diálogo con sus autores y proponiendo remedios adecuados”. Esta sección también se encarga de estudiar las cuestiones relativas a los ordinariatos personales de los antiguos anglicanos y la gestión de la Oficina Matrimonial, que examina los casos relacionados con la disolución de los matrimonios entre dos personas no bautizadas o entre un bautizado y una persona no bautizada. Pero el trabajo de la sección doctrinal no sólo debe ser retrospectivo para proteger la fe, sino también prospectivo para promoverla. Para ello, supervisará “los estudios destinados a incrementar la comprensión y la transmisión de la fe al servicio de la evangelización, para que su luz sea un criterio de comprensión del sentido de la existencia, especialmente ante los interrogantes que plantean el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad”.

Es importante reconocer que, sobre todo desde el Concilio Vaticano II, la Congregación para la Doctrina de la Fe no sólo ha protegido, sino que ha promovido la fe de esta manera prospectiva. Esto se ha logrado especialmente a través del trabajo de la Comisión Teológica Internacional y de la Comisión Bíblica Pontificia. Por ejemplo, en 2018, la Comisión Teológica publicó el documento “La sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia”. Este importante recurso sirve ahora como punto de referencia clave mientras la Iglesia universal responde a la invitación del Santo Padre a participar en el proceso sinodal. Nos proporciona una clara comprensión de la sinodalidad como definición de la naturaleza misma de la iglesia y el reconocimiento de la conexión entre la vida de la Trinidad y la acción del Espíritu en la vida de la Iglesia. El Espíritu da a la Iglesia el mismo amor y la misma vida que se encuentran en la Trinidad, señala el documento. Como tal, el don del Espíritu Santo que recibimos en el bautismo significa que cada uno de nosotros comparte una dignidad y una llamada iguales para participar “en el oficio sacerdotal, profético y real de Jesucristo, en la riqueza de los dones jerárquicos y carismáticos, y en la vida y la misión de cada iglesia local”.

La sección de la doctrina también continuará supervisando el trabajo de la Pontificia Comisión Bíblica, que ha servido bien a la Iglesia en estos años desde el Vaticano II. Por ejemplo, en 1993, la comisión publicó “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”. Esta importante obra advierte a los cristianos de los peligros de un enfoque fundamentalista de la lectura de la Biblia, que “atrae a personas que buscan respuestas bíblicas a sus problemas vitales”. Es importante tener en cuenta, observa la comisión, que “la Biblia no contiene necesariamente una respuesta inmediata a cada uno de estos problemas”. En consecuencia, un enfoque fundamentalista de la lectura de las Escrituras es nada menos que un suicidio intelectual, que ofrece una falsa sensación de certeza sobre la vida.

Al especificar claramente cómo la sección doctrinal debe proteger y promover la fe, el Santo Padre está indicando que a estas dos tareas se les debe dar la misma importancia.

La sección disciplinaria

La Congregación para la Doctrina de la Fe también ha tenido la responsabilidad de examinar ciertos delitos canónicos, incluidos los abusos sexuales a menores, pero ahora este trabajo será competencia exclusiva de la sección disciplinaria. Y, de nuevo, además de una tarea retrospectiva de “preparar y aplicar los procedimientos... para la correcta administración de justicia”, también hay una carga prospectiva dada a esta sección. En concreto, la sección disciplinaria es ahora responsable de promover “iniciativas de formación apropiadas”, que se ofrecerán a los obispos y a los juristas, “para fomentar una correcta comprensión y aplicación de las normas canónicas relacionadas con su ámbito de competencia”. Se trata de un acontecimiento importante, sobre todo teniendo en cuenta la publicación de recientes documentos relacionados con el modo en que los obispos y las conferencias episcopales deben trabajar para proteger a los menores y a los adultos vulnerables. La iglesia no puede dar por sentado que todos en la iglesia tendrán los recursos o la capacidad para poner en práctica los nuevos procedimientos y, por tanto, no se puede pasar por alto la formación y la capacitación. Ahora parece que la sección disciplinaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe se encargará de supervisar la formación del personal eclesiástico en este sentido.

Esta separación de poderes y la clara delimitación de responsabilidades es un avance muy bienvenido. Significa que se dará la misma importancia a las cuestiones doctrinales y disciplinarias, así como a los aspectos retrospectivos y prospectivos de cada cargo. La carta del Santo Padre también indica que aún hay más cosas por venir, sobre todo si tenemos en cuenta que él y sus asesores han estado preparando una reorganización de la Curia Romana, algo que le ha preocupado desde que fue elegido en 2013.

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