Cardenal Blase J. Cupich

Un momento de incertidumbre, un momento de gran creatividad

miércoles, abril 22, 2020

Para leer esta columna en inglés, por favor haga clic aquí

Estos días están llenos de incertidumbre. Los puntos de referencia normales que dan estabilidad a nuestras vidas ya no parecen confiables. Nuestros patrones de trabajo, escuela y vida social han sido interrumpidos. Los eventos planeados (bodas y graduaciones) y citas regulares (revisiones médicas, de peluqueros y barberos) no proseguirán como estaban programadas.

Incluso la naturaleza está enviando señales mixtas. La primavera nos rodea a medida que los azafranes florecen, los pájaros cantan, los árboles brotan, las monarcas nacen y, sí, los alérgenos atacan. Sin embargo, la humanidad permanece en las garras de la oscuridad del invierno, resguardados detrás de puertas cerradas y envueltos en mascarillas mientras el coronavirus ronda el globo.

En una entrevista reciente para audiencias de habla inglesa, el papa Francisco nos urge a ver “este momento de incertidumbre como un momento de gran creatividad”. Regresando a un tema que él ha apoyado a lo largo de su papado, él nos recuerda que Dios siempre está haciendo algo nuevo.

Él nos llama a estar atentos a las muchas señales del trabajo creativo de Dios en este momento de oscuridad, especialmente aquellas presentes en las personas que él llama “los santos de la puerta de al lado”. “¡Son héroes!”, dice, “médicos, voluntarios, religiosas, sacerdotes, operarios que cumplen con los deberes para que la sociedad funcione”.

Y así como estos “santos de la puerta de al lado” revelan la acción creativa de Dios, también señalan los valores centrales que deberían motivarnos mientras discernimos hacia dónde nos está llamando Dios para crear un futuro nuevo. “Cuidar el ahora, pero para el mañana”, dice.

Y así, los héroes en la primera línea que demuestran la profundidad de la resistencia humana deberían inspirarnos a confiar en que, sin importar el desafío, la gracia de Dios no conoce límites. Los vecinos que se reúnen en los balcones de los apartamentos para cantar himnos y animar a los trabajadores de la salud y los socorristas, junto con voluntarios en las despensas de alimentos para servir a los necesitados, deberían motivarnos para hacer de la solidaridad la medida para medir el éxito en la reconstrucción del futuro.

Del mismo modo, los maestros que improvisan para educar a los niños a través de la enseñanza electrónica y los padres que se las ingenian con tácticas para mantener a sus familias enfocadas, seguras e involucradas, deberían convencernos de que ningún sacrifico es muy grande cuando se trata de formar a la próxima generación.

Esto es lo que significa “Cuidar el ahora, pero para el mañana”. Ese desafío de discernir lo que Dios está haciendo en el ahora también está dirigido a la iglesia. Nosotros también, como comunidad, somos llamados a estar atentos a todo lo que el Señor está haciendo para crear un futuro nuevo para la iglesia.

Nosotros en la arquidiócesis, por supuesto, comenzamos este discernimiento hace cuatro años cuando lanzamos Renueva mi Iglesia. Este esfuerzo de varios años involucra una mirada honesta a los muchos desafíos que enfrentamos: menos sacerdotes y religiosos, menor asistencia a la misa, disminución de recursos para apoyar a nuestros ministerios para los necesitados, crecientes responsabilidades creadas por el mantenimiento diferido en edificaciones que envejecen y significativamente, las influencias de la secularización en nuestros jóvenes y familias.

Y, sin embargo, mientras Renueva mi Iglesia lee estas señales de los tiempos, también debe atender donde el Señor ya está trabajando en medio de nosotros y llamándonos mientras renueva su iglesia para asumir con un vigor fresco la misión que siempre nos ha dado: hacer discípulos, construir comunidades e inspirar testimonio.

En una próxima serie de columnas, abordaré con mayor detalle en dónde estamos en el proceso de Renueva mi Iglesia. Ustedes merecen una evaluación honesta de los desafíos que enfrentamos a varios niveles, y seré franco al respecto. Al mismo tiempo, también compartiré qué hemos aprendido que nos da esperanza.

Durante los últimos cuatro años hemos llegado a apreciar más plenamente todo lo que Cristo ha hecho en el pasado en la iglesia de Chicago y está haciendo ahora al movernos a un futuro fiel a su llamado.

Sí, estos días están llenos de incertidumbre, pero de la manera como insta el Santo Padre, debemos ver este momento de incertidumbre como un momento de gran creatividad.

Advertising