En la conclusión de la reunión del Vaticano de febrero sobre la protección de menores de edad en la iglesia, el papa Francisco prometió resultados concretos, y ellos vinieron con una rapidez pocas veces vista en la sociedad, mucho menos en la iglesia. Dentro del período de 90 días, él emitió cuatro documentos legislativos diseñados, como él lo señaló, para “reforzar la protección de los menores al fortalecer el marco normativo”. Los primeros tres documentos involucran normas para la protección de menores y adultos vulnerables en la Ciudad del Vaticano y aquellos que fungen como personal en las distintas oficinas de la Santa Sede. El cuarto texto, Vos estis lux mundi, estableció una ley eclesiástica universal para reportar y manejar los casos de abuso de menores y adultos vulnerables. Fue este último documento el que preocupó la atención de los obispos en la reunión de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos la semana pasada en Baltimore, cuando creamos procedimientos para implementar esta ley universal en Estados Unidos. Nuestra reunión produjo cinco resultados: El establecimiento de una línea telefónica nacional directa manejada por una entidad de terceros que recibirá reportes de mal comportamiento y mal manejo de casos por los obispos; El requerimiento de que cada diócesis informe a los fieles y al público del sistema establecido para reportar alegaciones contra los obispos, bien sea directamente a la oficina que el obispo metropolitano ha designado para este propósito y que tiene como personal a un experto laico calificado o en la línea directa nacional; El rol definido y las responsabilidades del experto laico designado por cada metropolitano para recibir las alegaciones. Estas incluyen: entablar comunicación e interactuar con la entidad de terceros establecida a nivel nacional para recibir reportes; informar al público la manera de reportar casos que involucran a obispos; recibir reportes a nombre del metropolitano, bien sea a través de la entidad de terceros manejando la línea directa o hechos directamente al metropolitano; recaudar cualquier información adicional necesaria de la persona que está haciendo el reporte si hay una necesidad de clarificación acerca de detalles específicos de tiempo, lugar y persona; aconsejar al metropolitano sobre los méritos de enviar el caso a Roma y coordinar asistencia pastoral para aquellos que se presentan con alegaciones. 4. el requisito de que cada metropolitano cree una lista de expertos laicos después de consultar con los obispos en la provincia para asistir con cualquier investigación ordenada por la Santa Sede después del reporte inicial por el metropolitano; y 5. el establecimiento de procedimientos para enviar los resultados de la investigación a la Santa Sede, con plazos definidos, según lo dispuesto en la ley universal, eso es 30 días para que la Santa Sede tome una decisión después de recibir el reporte inicial y 90 días para completar la investigación, lineamientos para problemas de conflicto de interés y medidas de confidencialidad para proteger a los acusadores y normas del debido proceso. Pudimos elaborar y aprobar casi unánimemente este documento muy sustancial (solamente un voto “no”) porque nos tomamos el tiempo, en el espíritu de la unidad, de reflexionar y estudiar los desafíos, ayudados particularmente por el camino proporcionado por el Santo Padre, quien es el garante de la unidad en la iglesia. La tarea ante nosotros ahora es poner en práctica lo que hemos prometido hacer. Tan pronto como sea posible anunciaré el sistema para recibir reportes que involucran a los obispos en la provincia de Chicago (los obispos de Illinois) y completar el trabajo de crear, con la asistencia de los obispos en la provincia, una lista de expertos laicos que puedan ser llamados para asistir con cualquier eventual investigación. Hay mucho trabajo por hacer a medida que abordamos los desafíos que enfrentamos, pero la iglesia universalmente y en los Estados Unidos ha tomado un gran paso hacia adelante, construyendo sobre el progreso que hemos hecho. Vale la pena recordar a todos del liderazgo en nuestra arquidiócesis que ha estado a la vanguardia de hacerle frente a esta crisis durante casi 30 años. Esto está resumido en la barra lateral de este artículo y ampliado en heal.archchicago.org/our-response. Por favor tómese el tiempo de familiarizarse con estos esfuerzos y siéntase en la libertad de hacer sugerencias sobre cómo podemos construir sobre la base de este trabajo. Los niños, dondequiera que sean servidos por el mundo adulto, son todos ellos nuestra responsabilidad. Medidas para ambientes seguros tomadas por la Arquidiócesis de Chicago La sanación y respeto a las víctimas es nuestra prioridad y punto de partida. Hace casi tres décadas, el cardenal Joseph Bernardin lideró el camino para establecer un programa de asistencia a las víctimas, que a la fecha ha ayudado a más de 400 víctimas-sobrevivientes y sus familias. Desde 2002, hemos reportado todas las alegaciones de abuso sexual infantil a las autoridades civiles cuando son recibidas. En ese momento reportamos todas las alegaciones históricas, independientemente de si el acusado estaba vivo o muerto, es sacerdote diocesano, un sacerdote externo de otra diócesis o un sacerdote de orden religiosa. Investigamos cada alegación contra un sacerdote arquidiocesano, independientemente de si el acusado está vivo o muerto. Cuando conocemos una alegación de abuso la reportamos prontamente a las autoridades civiles, removemos al acusado del ministerio e investigamos la alegación. Las alegaciones son enviadas a nuestra junta de revisión independiente mayoritariamente laica para la investigación. Desde su establecimiento en 1992, esta junta ha realizado 255 reuniones registradas. Desde 2006, hemos publicado los nombres de los sacerdotes arquidiocesanos con alegaciones fundamentadas de abuso, y en 2014 emitimos más de 20,000 documentos de los archivos de estos sacerdotes. Los esfuerzos para ambientes seguros en la iglesia han progresado. El último caso conocido de abuso sexual a un menor de edad por un miembro del clero tuvo lugar en la arquidiócesis hace casi 15 años. Han ocurrido dos alegaciones de pornografía infantil durante los últimos 5 años, que también han sido reportadas a las autoridades civiles. De acuerdo a la USCCB y CARA en la Universidad de Georgetown, en la última década han ocurrido en promedio cuatro casos de abuso de menores anualmente por clérigos en todo los Estados Unidos, con una población católica de 70 millones. El abuso sexual de niños es un problema a lo largo de la sociedad. Por lo tanto, realizamos revisiones de antecedentes para todos los voluntarios y empleados arquidiocesanos, e implementamos un programa integral de capacitación de ambientes seguros para niños y adultos. Solo el año pasado, capacitamos a 112,000 niños de una manera que corresponde con la edad sobre cómo reconocer, resistir y reportar comportamiento abusivo. A la fecha hemos capacitado a más de 263,000 adultos en 3,700 sesiones de capacitación. Hemos sometido nuestros procesos, políticas y archivos a la revisión de expertos independientes varias veces para ayudar a garantizar que permanecemos responsables y al día en el manejo de este asunto. Estamos listos para cooperar con todas las instituciones y agencias que cuidan a los niños y compartiremos nuestra experiencia y aprendizajes. Sin importar donde es educado o cuidado un niño, todos son nuestros niños y merecen ser protegidos.