Cardenal Blase J. Cupich

LOSS, un programa que asiste a los sobrevivientes de suicidio

jueves, noviembre 16, 2017

Aproximadamente un millón de personas mueren por suicidio cada año, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud. Adicionalmente, por cada una de esas víctimas, un buen número de otras personas son afectadas profundamente, viviendo cada día con la tristeza y la pérdida.

Las personas que se quedan con las consecuencia de un suicidio, cerca de 5 millones en los Estados Unidos solamente, son esposos, padres, hijos, hermanos, amigos, todos los cuales sufren de emociones severas y con frecuencia debilitantes y desafíos personales complejos. Muchos de los que han pasado por la experiencia dicen que nunca supieron que tal dolor existiera.

La Arquidiócesis de Chicago, a través de Caridades Católicas, se acerca a estos sobrevivientes del suicidio a través del programa Extensión Afectuosa a Sobrevivientes de Suicidio (LOSS por sus siglas en inglés).

Fundado por el padre Charles Rubey, quien dirige un equipo de consejeros y terapeutas, LOSS camina con aquellos que han sufrido la indescriptible pena del suicidio en sus familias.

Recientemente, los miembros de LOSS se reunieron en la parroquia San Juan de la Cruz en Western Springs. A pesar de que un conflicto con mi horario no me permitió asistir, quiero compartir con ustedes un fragmento de la carta de aliento que les envié para esta ocasión:

 

De una manera especial, quiero asegurarles a ustedes, padre Rubey y sus asociados, que estoy con ustedes con solidaridad y gratitud mientras dan testimonio al mundo del poder sanador y sustentador de Dios. Juntos caminan un viaje común de sufrimiento y lucha. Y juntos se dan esperanza a cada uno, por su disposición de compartir su dolor, sus preguntas, e incluso sus dudas.  

Un velo de aislamiento es levantado cuando se unen y permiten a Dios trabajar a través de cada uno. Las semillas de esperanza que descubren y comparten en su comunidad pueden crecer en nuestro mundo, que está tan afligido de pérdida. Puede que inicialmente hayan llegado al programa LOSS debido a su propio dolor y sufrimiento personal, pero su participación trae una cantidad irremplazable de sanación y esperanza a un mundo más grande que se sienta a la sombra de la muerte.

Digo todo esto como alguien que ha experimentado la pérdida de un familiar a través del suicidio, y es por esta razón que expreso mi genuina y sentida gratitud y aprecio por lo que ustedes, padre Rubey y Caridades Católicas están haciendo.

Muy apropiadamente, ustedes están reunidos en la iglesia de San Juan de la Cruz, uno de los grandes santos de nuestra tradición mística. San Juan de la Cruz escribió extensamente acerca de la “noche oscura del alma”. Todos nosotros los que hemos experimentado este tipo de pérdida, en la cual entregamos un ser querido al suicidio, estamos muy familiarizados con esa noche oscura.  

San Juan de la Cruz me ha enseñado mucho mientras he sufrido la noche oscura de perder a un ser querido, recordándome que no es el final del viaje sino un camino y un pasaje a otra realidad, porque la misericordia de Dios nunca se acaba. Con la gracia de Dios, la noche oscura conduce más allá de sí misma a la plenitud del alma de ser unida con Dios. Él nos dice en un punto (Libro 2, Capítulo 16), que el alma está segura cuando camina en la oscuridad, precisamente porque ya no depende de sí misma sino totalmente de Dios.

Mi oración para ustedes es que en su comunidad y en su compartir, descubran el poder de depender completamente de Dios, incluso en las circunstancias más difíciles de sus vidas. Y al descubrir ese poder, puedan darse los unos a los otros fortaleza y coraje para continuar juntos su viaje e irradiar esperanza para todos nosotros.

 

Si usted o alguien que conoce está sufriendo y llorando solo la pérdida de un ser querido por el suicidio, lo insto a comunicarse con la gente buena de LOSS en su oficina localizada en 721 N. LaSalle Street en Chicago al llamar al 312-655-7283.

Como observa el padre Rubey tan bien en su último boletín noticioso: “Estamos destinados a ser seres sociales. Celebramos en comunidad y necesitamos el apoyo de la comunidad al llorar la muerte. Particularmente, cuando no podemos sostenernos a nosotros mismos, necesitamos que la comunidad nos rodee y nos sostenga”.

LOSS ofrece ese tipo de apoyo al ser una comunidad de gente que se sostiene los unos a los otros todos los días, y nosotros como iglesia y sociedad estamos mejor debido a las contribuciones que hacen a tantos.

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