Cardenal Blase J. Cupich

Renueva mi Iglesia y vocaciones

martes, agosto 1, 2017

Al planear el proceso de Renueva mi Iglesia, identificamos siete indicadores de la vitalidad de una parroquia. Uno de ellos es la promoción de vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada. Históricamente, el reclutamiento de vocación era dejado a las órdenes religiosas y la arquidiócesis. Sin embargo, los estudios muestran que los programas de vocación más efectivos están basados en la parroquia y se benefician de la participación activa de los sacerdotes. Hace varios años serví como presidente del Comité de vocaciones de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Comisionamos una investigación acerca de la motivación de aquellos que ingresan al seminario y descubrimos que cerca del 80 por ciento de los sacerdotes fueron reclutados por otro sacerdote. Sin embargo, apenas un 30 por ciento de los sacerdotes alguna vez han pedido a alguien que considere convertirse en un sacerdote. Como resultado comenzamos el programa “Called By Name”, que fue diseñado para motivar a los sacerdotes a estar más involucrados en el reclutamiento.

También descubrimos que el apoyo de la parroquia era otro factor clave para sostener la vocación de un seminarista, así como también crear el sentido dentro de la comunidad de que las vocaciones son una prioridad.

Para mí, motivar las vocaciones no es simplemente una prioridad entre otras. El próximo año, 23 sacerdotes cumplirán 70 años, haciéndose elegibles para la jubilación. Si se añade ese número a los sacerdotes que ya tienen 70 años y todavía están trabajando como pastores o asociados, ese número aumenta a 59. Si este grupo de cerca de 60 sacerdotes decide retirarse del ministerio activo todos a la vez, algunas parroquias se encontrarán a sí mismas sin sacerdotes.

Así que, primero demos las gracias a los sacerdotes que continúan sirviendo después de su cumpleaños número 70, y extendamos esas gracias a aquellos que se jubilaron y todavía proveen ayuda en nuestras parroquias. Lo mismo debe ser dicho de nuestras mujeres y hombres religiosos que continúan sirviendo a la gente de Dios después que podrían jubilarse, e incluso después que entran en la jubilación. Dependemos de la generosidad de estos hombres y mujeres, y debemos estar muy agradecidos por su servicio.

Después necesitamos comenzar a orar, tanto personalmente como comunalmente, que el Señor de la cosecha envíe obreros al campo. También necesitamos pensar en las maneras con las que podemos motivar vocaciones en nuestras parroquias. Nuestra oficina de vocaciones estará muy involucrada en ayudar a las parroquias en este sentido. También alentaría a los padres a estar abiertos a esto. Yo sé debido a los años de trabajo de vocación, tanto como rector de un seminario como un obispo, que con frecuencia hay un rechazo de parte de algunos padres a responder favorablemente cuando un hijo o hija presenta la posibilidad de contemplar una vocación religiosa. Yo alentaría a esas madres y a esos padres a hablar con los padres de sacerdotes y seminaristas. O incluso a que visiten uno de nuestros seminarios para ver de primera mano cómo es el ambiente y cuánta alegría una vocación puede traer a una familia.

Renueva mi Iglesia perseguirá otras prioridades, por supuesto, pero considero las vocaciones una de las más urgentes e importantes. Necesitamos más sacerdotes, así como necesitamos mujeres y hombres entregados, más talentosos y más religiosos, que nos sirvan a nosotros hoy –y a nuestros hijos y nietos mañana.

Topics:

  • cardenal cupich
  • renueva mi iglesia

Advertising