Cardenal Blase J. Cupich

Renueva mi Iglesia, versión abreviada

martes, agosto 1, 2017

Siempre es útil resumir una idea compleja de una manera que sea fácil de digerir. En mi época, eso significaba leer las guías de estudio conocidas como “Cliffs Notes” en vez de la novela asignada (por favor no le digan a mis maestros).

Renueva mi Iglesia es un proceso complejo, por supuesto, pero reducido a sus términos más simples, se trata de (1) discípulos asumiendo una responsabilidad personal por la misión de Cristo (2) al unirnos para crear una comunidad de fe que nutre, prepara y sostiene los unos a los otros (3) de tal manera que conjuntamente como iglesia nos convirtamos, en palabras del Papa Francisco, en “un hospital de campaña en el mundo”, trayendo sanación y esperanza.

Por supuesto, esta triple agenda es difícilmente nueva para la iglesia. Tradicionalmente, ha sido reflejada en lo que llamamos los sacramentos de iniciación. Una de las muchas grandes contribuciones del Concilio Vaticano II fue una recuperación de la comprensión original que bautismo, confirmación y Eucaristía no son tres sacramentos separados, sino que pertenecen a un proceso integrado y continuo de iniciación en la vida y misión de la iglesia para los discípulos de Jesús.

Así que demos un vistazo a esta conexión entre Renueva mi Iglesia y los sacramentos de iniciación. En el bautismo somos inmersos en una relación personal con el Señor Resucitado a través de una conversión que remodela nuestras vidas al unirnos a su misión. Esta conversión no se trata solamente de las ideas a las que estamos comprometidos. Más bien, requiere una muerte de nosotros mismos, un sacrificio a nuestras prioridades, nuestra voluntad, nuestra agenda.

San Ignacio de Loyola, fundador de la Sociedad de Jesús, expresó este sentido de conversión en su famosa oración del Suscipe: “Toma, Señor, y recibe mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y poseer. Tú me lo diste y a ti, Señor, lo torno; todo es tuyo, dispón de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y tu gracia, que esto me basta”.

De la pila bautismal, somos entonces despedidos y enviados a la comunidad a través de un ritual que sella nuestro bautismo. Llamamos a ese sello confirmación. Un sello es una señal de autenticidad e identificación. Vean su licencia de conducir. Lo que le da autenticidad es el sello del estado sellado en ella.

Nuestra auténtica identidad como discípulos es como miembros de una comunidad. Impartir un sello de autenticidad e identidad en la confirmación es hecho por el obispo cuando unta aceite en forma de una cruz en la frente de los discípulos confirmados. De hecho, este sello originalmente fue un ritual de bendición, despidiendo al recién bautizado y confirmado y permitiéndole ingresar en la comunidad para la celebración de la Eucaristía.

Finalmente, dentro de esta comunidad de amor y vida compartida, profundizamos nuestra iniciación en la iglesia a través del único sacramento repetido de la Iniciación, la Eucaristía. Compartimos en el pan que partimos y en la copa servida. Llamamos a esto nuestra Comunión, porque de hecho provee una oportunidad de gracia de dejar a un lado el vivir para nosotros mismos y nos permite ser compartidos y servidos para los demás. Necesitamos hacer esto una y otra vez, practicando nuestra membresía en la iglesia. Al hacerlo, somos nutridos, preparados y sostenidos para ser enviados al mundo y así traer a otros la luz y esperanza del Evangelio. De esta manera nos convertimos en un “hospital de campaña en el mundo”.

Renueva mi Iglesia es simplemente colocar la realidad de los sacramentos de iniciación al frente y al centro mientras trazamos un camino hacia adelante en la Arquidiócesis de Chicago. Su punto inicial involucra revitalizar nuestra relación con Cristo, llegando a una comprensión más profunda de nuestro bautismo al tomar de una manera renovada el trabajo de evangelización y formar discípulos.

La formación continua de nuestro discipulado comenzó en el bautismo, continúa cuando tomamos otro vistazo al significado de nuestra confirmación. Significa re-ingresar y participar de nuevo en el trabajo de construir comunidades de fe y devoción vibrantes. Renueva mi Iglesia busca promover dichas comunidades a través del desarrollo de liderazgo, lo cual significa por supuesto un fuerte énfasis en vocaciones. El proceso también traerá apoyo para la estabilidad y vitalidad de la parroquia y la escuela. Es desde la asamblea eucarística que los miembros de la comunidad son enviados para traer esperanza y luz al mundo. Renueva mi Iglesia busca lograr esto al crear solidaridad con aquellos que sufren injusticia, y al alcanzar a toda nuestra gente a través de esfuerzos pastorales y de comunicación robustos

Las guías “Cliffs Notes” tienen sus limitaciones, por supuesto. Al final, realmente tienes que leer la novela (por favor díganle a mis maestros). De igual manera, este resumen de Renueva mi Iglesia, a pesar que nos ayuda a ver la importancia de los sacramentos de iniciación para la vida de la iglesia, tiene sus limitaciones. El éxito de Renueva mi Iglesia dependerá de nuestra participación en el proceso.

Un verdadero discipulado significa asumir la responsabilidad personal de hacer nuestra parte para promover la misión de Cristo. Debemos trabajar conjuntamente para construir comunidades de fe para nutrir, preparar y sostener a todos los miembros para ser el hospital de campaña de Cristo en el mundo.

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