En la primera parte de mi columna, traté de poner un rostro al tema de la inmigración y el reasentamiento, o reubicación de refugiados compartiendo varias historias que revelan cómo el fracaso de la humanidad para acoger al extranjero y proteger a los vulnerables ha tenido consecuencias desastrosas. Es saludable para nuestro país tener un debate público sobre los temas que deberían dar forma a nuestras políticas nacionales con relación a estas importantes cuestiones. Sin embargo, ese debate se puede abaratar cuando permitimos que el miedo eclipse los hechos. La experiencia amplia y vasta de la Iglesia católica en la reubicación de refugiados y la inmigración da la credibilidad a la Iglesia para hablar sobre temas de escrutinio de candidatos a refugiados, seguridad nacional y las bendiciones que traen los recién llegados. La Iglesia católica ha trabajado durante décadas en estrecha colaboración con los organismos gubernamentales en la selección de los candidatos para ingresar a los Estados Unidos y conoce bien el proceso. Como lo señala el sitio web de la Casa Blanca, cuando se trata de la investigación de antecedentes de los refugiados, el proceso es amplio y exhaustivo e implica la revisión por parte de diversos organismos gubernamentales, como el Centro Nacional de Contraterrorismo o los Servicios de Inteligencia, el FBI, el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado. Se busca indicadores tales como información que señale que el individuo es un riesgo de seguridad, si tiene conexiones con malos elementos conocidos y si tiene órdenes judiciales pendientes o violaciones de carácter penal. A lo largo de este proceso, las solicitudes pendientes continúan siendo comparadas con las bases de datos de terroristas con el fin de garantizar que no se ha encontrado nueva y relevante información de conexión terrorista. Si se encuentra una coincidencia, ese caso se detiene para una revisión adicional. Los solicitantes que siguen sin tener señalamientos continúan a través del proceso. Si existen dudas acerca de si un solicitante plantea un riesgo para la seguridad, no será admitido. Todos aquellos rechazados por las recientes órdenes ejecutivas sobre refugiados pasaron por este proceso, el cual duró meses y se realizó tras varios años de su vida pasados en campos de refugiados. En el último minuto, incluso si fueron investigados y recibieron documentos apropiados, se les negó la entrada. Nuestra experiencia en el tema de ayudar a refugiados a establecerse también nos ha enseñado que ayuda a protegernos contra el terrorismo. El Papa Francisco lo expresó muy bien cuando declaró: “Acoger refugiados es nuestra mayor seguridad frente a los odiosos actos de terrorismo”. También hemos aprendido que auxiliar a los refugiados a establecerse da ejemplos tangibles de los valores humanitarios de Estados Unidos en regiones a veces inseguras. No sólo salva las vidas de los refugiados, sino que ayuda a brindar la estabilidad y la seguridad de las regiones geopolíticamente sensibles. Los estadounidenses pueden estar orgullosos de su herencia de liderazgo internacional en el reasentamiento de refugiados. Desde la Segunda Guerra Mundial los EE.UU. han sido capaces de convencer a nuestros amigos y aliados para proporcionar apoyo adicional a los refugiados de todo el mundo. Estos países que acogen a refugiados requieren de apoyo y convenios de infraestructura para el reasentamiento y poder mantener sus puertas abiertas. Es en beneficio de todos nosotros, dado que buscamos la estabilidad regional en Medio Oriente y en otros lugares, ayudar a estos países para reubicar a algunos de los refugiados que están recibiendo. Tampoco debemos pasar por alto que ningún ciudadano de cualquiera de los siete países mencionados en la orden ejecutiva ha cometido un acto de terrorismo asesinando norteamericanos en los EE.UU. No puede decirse lo mismo de ciudadanos de países que no están en la lista, dejando a las personas estudiosas de los EE.UU. y de la comunidad internacional intentando descifrar su lógica. El léxico que describe a los refugiados y a los inmigrantes como una carga no sólo es lamentable, sino que no es verdad. Los refugiados e inmigrantes reasentados están dispuestos a retribuir al país que los ha acogido y han hecho contribuciones económicas y sociales significativas a sus comunidades. Los refugiados recién llegados han sido la fuerza impulsora detrás de la renovación de muchas ciudades de los Estados Unidos. Apoyan con éxito a sus familias, pagan impuestos y contribuyen al país. Como fuerza de trabajo, los refugiados se emplean en muchos sectores de la economía de Estados Unidos. Ellos enriquecen nuestra cultura como las generaciones anteriores de inmigrantes y refugiados lo hicieron, con sus canciones y su gastronomía, sus fiestas y su literatura en la mezcla siempre emocionante y en constante evolución que es la cultura estadounidense. Por supuesto, también sabemos que nuestro país está orgulloso de llamar ciudadanos a aquellos que llegaron a nuestras costas como refugiados, entre ellos Albert Einstein, Henry Kissinger, Madeleine Albright y Sergey Brin, fundador de Google. Todos son antiguos refugiados que han ayudado a Estados Unidos. Además, muchos inmigrantes y refugiados han contribuido en gran medida a la economía estadounidense a través de la actividad empresarial. Apple, Google, Facebook, Amazon, Oracle, Tesla, IBM, Uber, Yahoo, eBay y AT & T fueron iniciadas por la primera- o la segunda- generación de inmigrantes - algunos provenientes de países que están en la lista de la orden ejecutiva de países prohibidos. Historia y humanidad, datos y cifras. Estos son los temas que deberían centrar nuestra atención, no miedos y falsedades. Utilizando una imagen de la declaración de mi hermano el obispo Robert McElroy de San Diego, ahora no es el momento de pasar la antorcha de la Estatua de la Libertad a otras tierras. Debe permanecer donde está, ya que nos recuerda lo que ha hecho grande a los Estados Unidos.