Participantes en la Posada por la Reforma Migratoria avanzan por las calles del centro de Chicago el 13 de diciembre. Foto: Karen Callaway/Católico
Como cada año desde hace dos décadas, organizadores, líderes y simpatizantes de la pastoral migratoria realizaron el 13 de diciembre la peregrinación para “pedir posada” en nombre de los migrantes que tocan a las puertas de este país. El llamado no es solo a acoger al extranjero que escapa de la violencia y la pobreza, sino también a reformar las leyes migratorias de este país para permitir una reforma integral más humana y más acorde con los tiempos que vivimos. “¿Quiénes son los José y María modernos? Son nuestros hermanos y hermanas inmigrantes tocando a la puerta de este país para tener albergue”. Este es el mensaje que ha dicho repetidas veces Elena Segura, directora asociada de la Oficina de Dignidad Humana y Solidaridad de la Arquidiócesis de Chicago, y coordinadora sénior para inmigración en la misma. Este grupo de peregrinos, que cada año marcha por algunos lugares significativos del centro de la ciudad, se reunieron para seguir la tradicional ruta, que comenzó en la sede de la oficina local de Servicios de Inmigración (USCIS) en 101 West Congress Parkway/ Ida B. Wells Parkway. Allí, Elena Segura, recordó a los asistentes que esta posada por la reforma migratoria se viene haciendo desde 2005, el año en que el Congreso parecía listo para actuar sobre la reforma migratoria, y el año en que la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos lanzó su campaña Justicia para los Inmigrantes. Segura ha dicho ha dicho en varias ocasiones que “a pesar de que los repetidos esfuerzos por aprobar una reforma migratoria han fallado, la campaña continúa”. Después de la parada inicial en las oficinas de USCIS, donde otros líderes comunitarios refrendaron el compromiso por demandar una legislación más humana y actualizada, los peregrinos se trasladaron al Centro Correccional Metropolitano, en donde se rezó el rosario en distintos idiomas, luego siguió su curso hacia la Universidad DePaul —a efecto de pedir posada educativa para los dreamers—, luego a la Plaza Federal, donde se pidió una reforma migratoria integral. Concluyó la posada en la antigua iglesia de San Patricio para simbolizar el refugio que ofrece la Iglesia. Con respecto al papel que juega la Iglesia católica como refugio de los migrantes, el cardenal Cupich ha dicho en un comunicado de 2024: “Como se ha hecho por generaciones en Chicago, la Iglesia católica ha estado a la altura y ha abierto sus puertas a los inmigrantes, conforme arriban a nuestra ciudad en busca de seguridad, albergue y acompañamiento”. “A medida que respondemos a las necesidades actuales en nuestra ciudad” continúa el mensaje del cardenal, “seguiremos respondiendo el imperativo evangelio de abrir la puerta y dar la bienvenida al extranjero”. Este año, los ministerios de pastoral migratoria de las arquidiócesis de Nueva York, Newark y Baltimore, así como las diócesis de Joliet, Stockton (Calif.) y Orange (Calif.) se unieron a la celebración al organizar sus propios servicios de oración y posadas por la reforma migratoria.