El 21 de septiembre, en el parque Cornell Square, algunos aprendieron a hacer papalotes, otros los trajeron de sus casas. Foto (captura de pantalla): Javier García/Católico
La comunidad de la parroquia San Óscar Romero, en Las Empacadoras, se reunió para su festival de papalotes en el parque Cornell Square el 21 de septiembre. Allí, cientos de feligreses, estudiantes de educación religiosa y sus familias pasaron un momento de diversión y sano convivio. Algunos trajeron sus propios papalotes, otros crearon los suyos en un taller especial que se llevó a cabo durante el evento. Con esta actividad, en la que los vecinos se conocen y juegan, la parroquia marca el comienzo del programa de Educación Religiosa de este año. La respuesta es tal que el programa ya está a su capacidad máxima, con 220 familias y poco más de 500 niños involucrados. Lo anterior lo comunicó el padre José Carmen Méndez Izquierdo, párroco de San Óscar Romero en el programa La hora católica: Misa y más. Allí, el padre dijo que la idea de este festival no fue solo la diversión familiar, sino que se trató también de una celebración de bienvenida para las familias que regresaban al programa de educación religiosa de la parroquia. Lo importante es estar juntos María Batres, coordinadora de Educación Religiosa de la parroquia, dijo que la fiesta del papalote el 21 de septiembre fue ya el cuarto festival. Allí participaron las familias que asisten al catecismo. “Vinieron los niños y sus papás, y los catequistas también estuvieron presentes” dijo Batres, y agregó que con este evento anual quieren trabajar más en la unidad de la parroquia y de las familias. “Ellos vienen y nos conocen un poquito más, nosotros los conocemos un poquito más, y hay esta conexión entre nosotros, los catequistas y las familias” agregó. La celebración se ha ido ganando un lugar en el corazón de los feligreses. “Es un evento muy bonito, son actividades que hacemos con las familias para diversión de ellos” dijo Batres. “Tenemos por ejemplo algunos juegos para los niños con globos, lotería, fútbol y al terminar este evento tenemos el concurso del papalote” explicó. Tenemos algunas categorías, premios. La idea es que, cuando llegan las familias, ellos van a hacer su papalote, les damos todo el material y ellos trabajan, son muy creativos. Después del concurso pueden echar a volar su papalote, y es cuando nuestros jueces toman en cuenta por ejemplo, el papalote que voló más alto, el mejor decorado, el más colorido. Y al final votan los jueces y deciden que papalotes on los que ganaron según la categoría”. Batres dijo que la idea de esta fiesta es estar juntos y convivir. “Estar en comunidad, a veces no conocemos a nuestros propios vecinos” dijo. “Es un ambiente muy bonito para conocernos. Salir de casa y decir, ‘ya sé cómo se llama mi vecina’ y después verlos en la comunidad y poder saludarlos de nombre”. En esto coincidió el padre padre Carmelo. “Al principio, el origen del evento era atraer a los feligreses de toda la comunidad, porque cuando éramos tres parroquias, las personas no pasaban los límites de sus calles. Cada parroquia tenía sus límites. Nosotros queríamos una actividad donde pudiéramos reunirnos todos en un lugar neutro, donde podíamos incluir a toda la familia”. “A veces se asocia a nuestra parroquia con un lugar de retos” agregó el padre. “Pero la gente es tan buena, tan generosa, y sobre todo bien comprometida con su fe, con su iglesia, su comunidad. Entonces el mensaje es, antes que todo, agradecerles a ellos por querer tanto a su iglesia” Surge la parroquia San Óscar Romero “En San Óscar Romero seguimos el proceso normal de Renueva mi Iglesia” dijo el padre José Carmen. “Desafortunadamente para nosotros, el proceso tuvo lugar durante el tiempo de la pandemia. Éramos las últimas tres parroquias en el barrio de Las Empacadoras: Santa Cruz-Inmaculada Concepción de María, San José y San Miguel. Como parte de esa unificación, en 2021 se convirtieron en una sola parroquia, San Óscar Romero. Lo primero fue organizar asambleas parroquiales, donde invitaron a los feligreses de las parroquias unidas a participar y tratar de identificar qué tipo de parroquia querían tener. De allí se concluyó que los feligreses querían una parroquia unida, trabajar para construir una parroquia evangelizadora, querían también una parroquia abierta a todos y espiritual. “Uno de los pilares que identificaron las personas, antes incluso de que llegara la nueva oleada de la migración, era una parroquia abierta a todos” dijo el padre Carmelo. “Hace tres años decíamos ‘abierta a todas las edades’, niños, jóvenes y personas mayores. Pero cuando empieza a llegar la migración de Centroamérica, de Venezuela al norte, seguíamos trabajando en los pilares. Decíamos ‘abierta a todos’, pero ahora la necesidad se expande no solo a todas las edades, sino a todas las culturas”. La parroquia respondió a esa nueva necesidad con el Centro Cultural Óscar Romero. “Este centro cultural es una respuesta a eso” dijo el padre, “porque los migrantes llegaban buscando clases de inglés, actividades sociales, ropa, comida”.