Bailes folclóricos deleitan a los asistentes a la Noche de Gala de 2017. Foto: Karen Callaway/Católico
La Noche de Gala es una celebración donde los católicos hispanos pueden encontrarse y celebrar sus logros, inspirar el liderazgo y la excelencia. La fiesta se llevará a cabo el 25 de octubre en el Hotel Hyatt en Rosemont, y se invita a los feligreses de toda la arquidiócesis a que reserven su mesa. Los galardonados de este año tienen en común que son todos jóvenes y trabajan con jóvenes, representan a la nueva generación de feligreses: Se trata del grupo juvenil St. Aloysius, de la parroquia Madre de las Américas, un grupo que promueve las vocaciones al sacerdocio entre los jóvenes; el grupo Iskali de la parroquia Queen of All Nations, que busca crear un espacio para los jóvenes adultos, “donde puedan ser ellos mismos, donde puedan ser aceptados sin que los juzguen por ser jóvenes” y el grupo Effeta, de la parroquia Santos Genoveva y Estanislao Obispo y Mártir, que busca evangelizar, promover liderazgo y apoyar a los jóvenes de su comunidad al ofrecerles espacios de formación religiosa y de expresión. Con el fin de hacer extensiva la invitación a la festividad anual, el padre Sergio Rivas habló en el programa La hora católica: Misa y más. “Es una fiesta que tiene como finalidad recaudar algunos fondos, pero lo más importante es unir a la comunidad latina” dijo el padre Sergio. “Nuestra comunidad es muy grande y muy diversa, es casi la mitad de la arquidiócesis”. “Esta es la noche en que de cada esquina de la arquidiócesis pueden venir a compartir una cena, un baile” continuó el padre, “así como celebrar y reconocer a algunos de los líderes de las comunidades en las que no solamente hacemos presencia, sino que somos el corazón de esas comunidades”. El padre Sergio Rivas dijo que este año la celebración va a estar centrada en los jóvenes y los jóvenes adultos. “Los adultos jóvenes latinos son un grupo, un subgrupo que necesita mucha atención” explicó. “Porque esos jóvenes de 18 a 35 años viven en comunidades que no son necesariamente latinas, sino que ya se mueven en trabajos o en universidades donde sienten la realidad de ser minoría, y la fe a veces se pierde muy fácilmente”. Aclaró el padre que en ocasiones los jóvenes profesionistas latinos van apartándose de las tradiciones religiosas de sus padres y abuelos. “No tienen ya el contacto que tenían antes” dijo, “con la abuelita que rezaba el rosario con ellos, o los papás que los llevaban a misa”. “Queremos que los jóvenes entre 18 y 35 años sientan que sus raíces de fe todavía pueden seguir creciendo donde sea que estén” continuó el padre, “queremos identificar y mostrar que dentro de la arquidiócesis en muchas comunidades las parroquias están haciendo trabajo específico para que los jóvenes adultos se sientan en casa, para que se sientan parte de la comunidad parroquial”. Boletos y más información aquí