Cuando se habla de las necesidades entre los católicos hispanos, casi siempre resalta el tema de la formación, la necesidad de educar en la fe. En la parroquia de San Jerónimo, en Rogers Park, en el norte de Chicago, hay una peculiar escuela sabatina de estudios latinoamericanos que se enfoca en religión, cultura e historia de los pueblos hispanohablantes. Su misión es evangelizar y catequizar a niños y jóvenes de todas las edades. “Esta escuela latina empezó a existir en septiembre de 2022” explica la hermana Mirna Mota, encargada de Formación en la Fe y Evangelización en San Jerónimo. “El objetivo principal de esta escuela es educar al alumno integralmente, renovar la vida cristiana en las familias, y sobre todo tener un encuentro con Cristo” agregó. La hermana Mirna, en conversación para La hora católica: Misa y más, dijo que para propiciar el encuentro con Cristo la escuela se vale de medios como acrecentar el conocimiento de la cultura y de las artes, así como valorar y reconocer la riqueza del español. “A través de esos medios vamos a encaminar a nuestros niños a experimentar un sentido de pertenencia, a sentirse identificados con sus raíces” dijo. “Al sentirse identificados los niños, saber quiénes son, de dónde vienen sus raíces, entonces van a valorar su vida, van a tener mayor autoestima”. La hermana explicó que la escuela no solamente trabaja con los niños, sino también con los papás, “y tenemos personas que están colaborando con nosotros para que se logren los objetivos” dijo. Integrar a los jóvenes latinos “El sentido de la escuela es tener una integración total, como latinos que viven en Estados Unidos” dijo por su parte el Rev. Noel Reyes, pastor de San Jerónimo. “Claro, son americanos porque nacieron en Estados Unidos” dijo el padre a La hora católica, “pero este pedacito de la cultura es también algo muy importante, porque cuando la persona sabe bien de dónde viene hay una mayor posibilidad de creatividad, de tener un gran amor por sus raíces, tener un gran aprendizaje de quién es uno, quienes somos nosotros como familia. Y de allí van a tener una mejor integración.” Por su parte, la hermana María de Jesús Ríos, también de Formación en la Fe y Evangelización, explicó que algunos de los voluntarios son familiares de los mismos niños. “Hay gente que dice ‘yo puedo dar una clase de religión, porque yo fui catequista hace tiempo’. Entonces nosotros los preparamos como catequistas y vienen a ayudarnos a impartir la clase de religión, de español, solo tenemos tres personas que vienen a colaborar con nosotros, pero nos hace falta personal que se interese por colaborar en este proyecto”. La hermana María de Jesús explicó que las edades de los alumnos va de siete a trece años. “Los niños son segunda generación, de los papás que se vinieron y que aquí tuvieron sus hijos” dijo. “La mayoría de los niños que tenemos son bilingües, pero en algunos casos el español solo lo hablan, pero no lo saben escribir ni leer. Algunos niños sí han recibido instrucción en español, sus papás los han llevado a escuelas bilingües, pero algunos otros no”. Explicó que las clases de español son un componente importante en esta escuela, y que los alumnos se dividen en español básico y en español más avanzado. “Tenemos la clase de Historia, de cultura latina” explicó la hermana María de Jesús, “donde vemos la época precolombina, el descubrimiento de América, y las tradiciones de México, principalmente. Pero como tenemos no solamente alumnos mexicanos, sino también de Ecuador, El Salvador, Guatemala, entonces abarcamos cultura latina en general”. La respuesta de las familias latinas ha sido bastante positiva, ya que la cantidad de alumnos se ha doblado de un año a otro. Los alumnos entran cada sábado a las nueve de la mañana y los despiden alrededor de la una de la tarde. “La estructura del día va variando” explica la hermana María de Jesús, quien dijo que el día comienza con cantos para ambientarlos, ya que les gusta mucho cantar. “Cantamos con ellos unos 20 minutos” dice. “Después nos distribuimos en nuestro salones, para recibir religión, guitarra, flauta, español, y les damos un tiempo para almorzar. Después les damos algún taller. Al final les damos su espacio para que convivan entre ellos. El tiempo pasa muy rápido, les damos actividades como recortar, armar, y luego sus papás los recogen. Vemos que los niños cada vez van llegando con más interés, con más deseo de aprender. La hermana Mirna dice que los requisitos para ser parte de esta escuela son “nada más querer y presentarse, inscribirse en la oficina”. También pueden llamar al (773) 262. 3170. Aunque el curso empezó en septiembre, aún puede inscribir a sus niños. “Hay un precio módico” dice la hermana Mirna, “pagan 60 dólares al mes, pero se les ha dicho que si alguna familia no puede pagar, el dinero no es obstáculo para inscribirse”.