Área de Chicago

Luto por el diácono Zeferino Ochoa incansable activista y líder hispano

Por Redacción Católico
viernes, febrero 2, 2024

Despedida al diácono Zeferino Ochoa (1936-2024)

El 1 de enero falleció el diácono Jesús Zeferino Ochoa, uno de los pioneros en el trabajo evangelizador con los migrantes hispanos, a la edad de 88 años. El diácono Zeferino fue testigo de las luchas del pueblo migrante desde que llegó a Chicago a fines de la década de los cincuenta, procedente de su natal Ocotlán, Jalisco.
En Chicago, el diácono fundó el programa radiofónico “Pueblo en marcha” en 1972. Foto proporcionada por su familia.
El diácono Jesús Zeferino Ochoa (1936-2024) luchó por abrir espacios a la comunidad hispana en Chicago. Foto proporcionada por su familia.
Es en 1972 cuando don Zeferino respondió el llamado al servicio diaconal y se convirtió en diácono permanente. Foto proporcionada por su familia.

Con gran tristeza nos enteramos de que el 1 de enero falleció el diácono Jesús Zeferino Ochoa, uno de los pioneros en el trabajo evangelizador con los migrantes hispanos, a la edad de 88 años. 

El diácono Zeferino fue testigo de las luchas del pueblo migrante desde que llegó a Chicago a fines de la década de los cincuenta, procedente de su natal Ocotlán, Jalisco.

Hace cinco años en estas páginas, al repasar las luchas de los católicos hispanos en Chicago, el hoy fallecido obispo John Manz recordó al diácono Zeferino. Evocaba el obispo Manz cómo después de la década de los cincuenta llegaban más y más migrantes de Puerto Rico y México. “Durante ese tiempo” recordó el obispo, “con el apoyo del Cardenal Meyer, se estableció un centro denominado el ‘Comité del Cardenal’, en 1300 S. Wabash, (ayudado también por Caridades Católicas). Allí trabajó también por muchos años el diacono J. Zeferino Ochoa atendiendo a inmigrantes”.

Hijo de los señores Ignacio Ochoa Ponce y Justina Zúñiga Sahagún, al joven Zeferino le inculcaron la importancia de una familia unida, bien enraizada en sus valores.

Fue allá en México, en sus años de juventud, cuando empezó a interesarse por el trabajo en los medios de comunicación, particularmente la radio, como una manera de conectar con la comunidad. Estudió la transmisión radiofónica y sacó su certificado que le daba licencia como locutor, por lo que los micrófonos de XEAN, una estación de Ocotlán, lo vieron hacer sus pininos.

Una vez en Chicago, en la década de los sesenta tuvo varios trabajos, pero mantuvo siempre su devoción católica, por lo que se unió al grupo parroquial “Juventud Obrera Católica” en la iglesia San Francisco de Asís, cerca del centro de Chicago. Fue allí donde conoció a personas como el Dr. Jorge Prieto y los sacerdotes Pedro Rodríguez y Don Nevins, quienes se convirtieron en amigos por el resto de su vida, y también en compañeros en la lucha por los derechos de la comunidad hispana en Chicago.

Fue también en esta parroquia donde don Zeferino conoció al amor de su vida, la señora Georgina Álvarez, con quien se casó el 25 de febrero de 1967, con quien tuvo un hijo y tres hijas.

Es en 1970 cuando comienza su trabajo con Caridades Católicas. En un principio fue director de Relaciones Públicas del “Comité del Cardenal” (que mencionó el obispo Manz) y posteriormente fue director de dicho comité. En ese puesto, tuvo oportunidad de aprender la manera en que unas 30 parroquias y organizaciones laicas ofrecían servicios a la comunidad inmigrante.

En 1972 fue cofundador y director del Cardinal's Committee's Immigration & Naturalization Program que estableció varios servicios legales para ayudar a migrantes sin documentos. Este comité se volvió parte de Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Chicago. Siguió fungiendo como director cuando el programa se convirtió posteriormente en Catholic Charities Immigration and Naturalization Program and Refugee Resettlement Services, que servía a inmigrantes y refugiados provenientes de todo el mundo. El diácono se retiró de este trabajo en 2002, pero estos servicios siguen adelante.
Es en 1972 cuando don Zeferino respondió el llamado al servicio diaconal y se convirtió en diácono permanente. Tuvo el privilegio de servir como diácono entre otros durante la misa al aire libre del papa Juan Pablo Segundo en Grant Park el 5 de octubre de 1979.
Fue elegido miembro del Consejo Presbiterial de la Arquidiócesis en representación de los Diáconos Hispanos. Dos de sus propuestas se presentaron ente el Senado Presbiterial y se aceptaron por voto mayoritario. La primera pedía apoyo a la United Farm Workers Union, que dirigía César Chávez. La segunda pedía al Arzobispo de Chicago que considere a sacerdotes latinoamericanos como candidatos a obispo auxiliar de la Arquidiócesis.

Sirvió a su comunidad en calidad de diácono hasta que se retiró en 2017.

En Chicago fundó el programa radiofónico “Pueblo en marcha” en 1972. Programa en español de dos horas que se transmitía por WSBC 1160AM. Allí, además de poner música, el diácono informaba a la gente sobre servicios que ofrecían las oficinas de gobierno y las parroquias, además del mensaje semanal del Papa. El programa fue auspiciado por Caridades Católicas y el diácono lo condujo por 30 años.
También notable fue su lucha como activista por los derechos civiles, ayudando a promover la causa de United Farm Workers (UFW). Conoció al gran líder César Chávez e incluso lo visitó durante su huelga de hambre en California.

Estos son solo algunas de las muchas tareas que desempeñó incansablemente en favor del pueblo migrante. Por todo esto es considerado uno de los principales líderes hispanos en Chicago.

Le sobrevive su esposa por casi 57 años, Georgina Álvarez, sus cuatro hijos: César, Marisa, Jéssica y Evangelina, y cuatro nietos.
Descanse en paz, don Zeferino.

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