El padre Larry Dowling habla en octubre de 2019 durante la apertura de Encompassing Center, un centro de atención a la salud mental ubicado en 3019 W. Harrison St.que sirve a vecinos de East y West Garfield Park y de North Lawndale. La financiación de este centro se logró con la importante colaboración de CCHD. Foto: Karen Callaway/Católico
La colecta de la Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD por sus siglas en inglés) se llevará a cabo el 18 y 19 de noviembre en la mayoría de las parroquias en la Arquidiócesis de Chicago. Esta campaña es de suma importancia porque ayuda a financiar organizaciones comunitarias que defienden los derechos de los trabajadores y su acceso a servicios. En una de sus columnas hace un par de años, el cardenal Cupich hablaba así de la importancia de este esfuerzo: “CCHD se ha convertido en una parte integral de la misión social de la Iglesia en los Estados Unidos; desde ayudar a las personas con menores ingresos a participar en procesos de toma de decisiones que les afectan, hasta su misión complementaria de educar a los católicos sobre la pobreza y la injusticia económica”. El cardenal aseguró que la visión de CCHD se necesita ahora más que nunca, “a medida que la Iglesia asume la tarea de abordar las complejidades del desarrollo humano en un mundo postpandémico, incluyendo el pecado social de la injusticia racial”. En este último par de años, después de la pandemia, la situación se ha recrudecido para nuestra comunidad inmigrante y hoy más que nunca son necesarios los servicios que CCHD ayuda a financiar. Una de las organizaciones que reciben dinero de la campaña es Solidaridad de Familias Trabajadoras, cuyo fundador y director ejecutivo, Leone José Bicchieri habló con Alejandro Castillo en el programa “La hora católica” sobre la importancia de recibir estos fondos. “La filosofía de CCHD no es ‘vamos a darle ropa o comida a la gente’ (aunque no hay nada malo en eso)” dijo Bicchieri, “sino que también dice ‘mira, ¿por qué la gente no tiene ropa? ¿por qué no puede compararse un par de zapatos’. Entonces, la idea es apoyar a la misma gente (y hay mucha gente latina) Para que se organice y ellos mismos sean los que defiendan sus derechos; o sea, ellos mismos toman poder en las decisiones que afectan sus vidas”. “En nuestro caso, y en el caso de muchos grupos que reciben apoyo de CCHD nos apoyan con educación, con ideas, y también con fondos” agregó Bicchieri. “Estos fondos, por ejemplo, pagan el combustible de los autos de los organizadores para que uno vaya y de un taller sobre los derechos laborales, sobre los derechos de los migrantes en el trabajo, etc. Tiene un efecto inmediato, porque es un efecto educativo y luego la gente se puede unir en la defensa de esos derechos. En el caso de nosotros, los temas que abarcamos son el trabajo y la vivienda”. Bicchieri dijo que el componente educativo de los talleres es de suma importancia. “Es imposible defender los derechos que uno no conoce, esos talleres te ayudan a entender cómo puedes luchar por tus derechos en tu lugar de trabajo o tal vez donde vives, si el dueño te despide porque te quejaste de que él no ha reparado la tubería del agua; uno tiene que entender que es ilegal que te corran. Necesitas primero saberlo, pero después necesitas apoyo, uno no quiere sentirse solo. CCHD ayuda a grupos como el nuestro a apoyar a la gente”. “La Campaña Católica para el Desarrollo Humano es un proyecto bien importante para nuestra organización y para muchas organizaciones” dijo Bicchieri. “Curiosamente, y estamos muy orgullosos de eso, este programa comenzó aquí en Chicago hace 50 años por los obispos católicos” En efecto, CCHD, un programa de reconocimiento nacional, surgió en Chicago en 1969. En la mencionada columna, que el cardenal Cupich escribió para celebrar los 50 años de CCHD, él explica: “La campaña fue idea de un pastor de Chicago (y luego obispo), el padre Michael Dempsey. Sus feligreses en Our Lady of Lourdes en la parte oeste de Chicago enfrentaban muchas dificultades desalentadoras relacionadas con la educación, los trabajos, el cuidado de la salud, la violencia, el desarrollo económico y el acceso a los servicios públicos”. El padre Dempsey fue puerta por puerta, dice el cardenal, preguntando a la gente qué debería hacer la iglesia para ayudar a mejorar su situación. Sus feligrese hablaron de la necesidad de desarrollar sus habilidades, de recibir educación, de que los apoyaran para defender sus derechos. “Dos años después de ser nombrado obispo auxiliar en Chicago” escribe el cardenal, “el obispo Dempsey llamó a un esfuerzo nacional para empoderar a las organizaciones de autoayuda locales a través de una colecta anual para ‘abordar las causas de raíz de la pobreza en los Estados Unidos a través de la promoción y el apoyo de organizaciones de autoayuda controladas por la comunidad y mediante educación transformadora’”. El esfuerzo sigue, y el año pasado se recaudaron casi 400 mil dólares en la arquidiócesis de Chicago.Recuerde que usted puede cooperar durante la colecta en su parroquia, o directamente en: https://www.givecentral.org/location/132/event/37356