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“La Cuaresma es una oportunidad de encuentro contigo mismo y con Dios” Reflexiones del padre Hernán Cuevas

Por Padre Hernán Cuevas
martes, febrero 28, 2023

Parroquianos en la iglesia polaca Holy Trinity oraron durante las Estaciones de la Cruz el Domingo de Ramos de 2012. Foto: Karen Callaway/Católico

Miércoles de Ceniza

¿A quién no le gusta que le den otra oportunidad en su vida? Personalmente, siempre agradezco cuando se me da una oportunidad para comenzar y reflexionar. En nuestra Iglesia católica, el tiempo de Cuaresma es esa oportunidad que se te ofrece para encontrarte contigo mismo y con Dios.

Comienzas con el Miércoles de Ceniza. Las cenizas te recuerdan la brevedad de la vida cuando escuchas las palabras: eres polvo y al polvo volverás, y al mismo tiempo te recuerdan tu dependencia total en Dios. Las cenizas también te recuerdan tu proceso de conversión: “arrepiéntete y cree en el Evangelio”. El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma. Jesús dice en el Evangelio, “entra en tu cuarto y ora en silencio”. Este es tu tiempo, tu oportunidad, tus cuarenta días para reevaluar cómo te conectas con Dios.

De manera especial, tienes una oportunidad para ejercitar el auto control y la disciplina espiritual ante las cosas materiales de este mundo. De ahí que muchos practican la abstinencia, el ayuno, dejan de comer carne los viernes, hacen obras de caridad, dan su tiempo a los demás, y otros regresan a la Iglesia para orar en comunidad. Y todo esto tiene un objetivo, prepararte para la celebración de la Pascua.  Así, en la Pascua renacerás en la vida de fe con Jesucristo Resucitado.

Primer domingo de Cuaresma

Yo creía que la tentación y la prueba eran la misma cosa; sin embargo, todo me quedó claro un día que el profesor de Teología explicó que la tentación busca hacerte caer, que te pierdas y que se destruya lo que has construido espiritualmente por muchos años. La prueba, por el contrario, busca hacerte crecer y que demuestres lo que has aprendido. La prueba es como el examen que el profesor te da para que te conozcas a ti mismo, las áreas de crecimiento y las áreas que tienes que seguir mejorando.

Es muy interesante cómo al inicio de la Cuaresma el Evangelio que se te presenta es el de Jesús y las tentaciones. En realidad tiene mucho sentido, porque este es el momento justo en que comienzas tus prácticas cuaresmales. ¿Te has preguntado por qué cuando más quieres acercarte a Dios, cuando más quieres hacer el bien, cuando más quieres vivir una vida nueva es cuando las tentaciones aparecen?

Hoy, el Evangelio de Mateo te presenta a un Jesús humano. Este es el Jesús con el cual tú te puedes identificar. Este es un Jesús que lucha contra las tentaciones que tú y yo tenemos que enfrentar todos los días: la tentación del poder, de la fama, de los placeres y del apego a las cosas materiales. Es interesante cómo cada tentación, ya sea el poder o la fama, tiene como objetivo que te olvides de Dios y que dudes de su providencia divina. Lo que más me gusta es que al final del Evangelio Jesús triunfa y vence las tentaciones porque fue guiado por el Espíritu Santo.

Segundo domingo de Cuaresma

Siempre me imagino que el tiempo de la Cuaresma es como le experiencia de escalar una montaña, ya que caminamos semana tras semana hasta llegar a la cumbre, que sería la Pascua. Ese es el momento en el cual, después de un largo camino de cuarenta días de escalar con tus oraciones, sacrificios y abstinencias, te encuentras con Jesús Resucitado. Este es el mismo Jesús Resucitado que tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y les mostro quién era y quién es: el Hijo amado de Dios y nuestro salvador. Fue allí, en esa cumbre, que Jesús se dejó ver en toda su gloria y esplendor.

Pero la experiencia de la transfiguración y de estar en la presencia de Dios fue tan poderosa que llevó a Pedro a querer establecerse en la cima de la montaña para siempre y construir tres chozas. Sin embargo, fue en ese preciso momento que Pedro fue interrumpido por la voz de Dios, porque la experiencia de la montaña no estaba determinada a quedarse ahí y ser solo una experiencia más en su vida. A Pedro, a Santiago y Juan se les dio un anticipo de aquello en lo que tú y yo creemos. Creemos en el Hijo de Dios vivo, resucitado, que vence a la muerte, que tiene el poder de transformarte, que está presente y da sentido a tu existencia en todo momento. Y conocer esta verdad es la mejor experiencia que puedes vivir y compartir con los demás.

Tercer domingo de Cuaresma

Una vez escuché que el ser humano puede pasar días sin comer pero no puede pasar días sin beber agua. De hecho, las personas que vivimos en lugares de clima frío, durante el invierno sufrimos de deshidratación y lo más interesante es que no nos damos cuenta hasta que vemos que las personas se desmayan o se les lleva al médico. Es muy común que te deshidrates y que pienses que todo está bien.

Hoy en el Evangelio, Jesús se encuentra con la samaritana. Y como sabes, en el Evangelio siempre, siempre, el encuentro con Jesús es un encuentro transformador. La samaritana vine a la fuente de agua porque ella sabe que necesita el agua para sobrevivir. Y es en esta experiencia natural, en la búsqueda de algo básico como el agua, que se da el encuentro profundo entre Jesús y la samaritana. La samaritana por su diálogo sincero y por su apertura total hacia Jesús recibe un regalo más valioso que el agua misma que ella buscaba. Lo más importante es que no solamente descubre quién es Jesús sino que le pide que le dé esa agua viva para calmar esa sed espiritual.

¿Cuántas personas en tu vida quizá conozcas que están padeciendo de deshidratación espiritual, y no se dan cuenta de ello y piensan que todo está bien?

Cuarto domingo de Cuaresma

El hecho de que estés viendo esta reflexión significa que aún Dios te bendice con el sentido de la vista. Es un regalo el que puedas ver la puesta del sol, los rostros de las personas que amas y la belleza del mundo que te rodea. Se dice que no hay peor ciego que el que no quiera ver.

El encuentro con Jesús toca y transforma el corazón de quien se deja abrazar por la gracia de Dios. En el Evangelio de hoy el ciego quiere ver. Aunque el ciego le pide a Jesús la capacidad de poder ver físicamente, Jesús le da más de lo que él pide. Jesús le devuelve su dignidad como hijo de Dios, y su integración en la comunidad. Es interesante cómo los demás que podían ver, no veían al ciego con dignidad; al contrario, lo veían con ojos de desprecio, lo juzgaban, lo culpaban y no reconocían la posibilidad de que pudiera darse un cambio en él.

El mundo en el que nos encontramos hoy, parece que nos propone cerrar los ojos a las necesidades de los demás y a las injusticias que se cometen. Quizás somos ciegos porque vemos a los demás a través de los filtros del beneficio, el provecho que se pude sacar del otro, y vemos al otro como objeto. Este encuentro que hoy tienes con Jesús a través de esta reflexión también quiere transformarte, te quiere ayudar a ver de una manera espiritual y profunda a las personas que te rodean. La fe en Jesús es un regalo que te quiere dar esa luz para que puedas ver el mundo y a los demás desde los ojos de Dios.

Quinto domingo de Cuaresma

Como sacerdote, he tenido la oportunidad de estar muchas veces en presencia de personas que han fallecido. Me he dado cuenta de lo importante que es nuestra fe en esos momentos tan difíciles y tristes en los que perdemos a un ser querido. Me pregunto, ¿qué sería de nuestra vida, cómo viviríamos nuestros sufrimientos sin la experiencia de fe y sin la experiencia de Jesús?

Hoy en el Evangelio tenemos presente a un Jesús que da vida. Jesús, que vino a formar parte de una experiencia de la cual todos algún día vamos a tener que enfrentar, la experiencia de la muerte. San Juan nos presenta a un Jesús muy humano, cercano al dolor, que ama y llora ante la pérdida de un amigo, Lázaro. Jesús se hace presente y da consuelo a sus amigos. Marta sabía que Jesús creía en Dios y que aquello que Jesús pedía, Dios se lo concedía. También, Marta sabía que la resurrección iba a suceder en un futuro. Pero, lo más fascinante de este Evangelio es que Jesús le da una respuesta definitiva y única a Marta ante la experiencia de la muerte que marcará la historia del creyente. Jesús se identifica como la misma resurrección, y como la vida misma. Jesús le revela a Marta que no hay que esperar el futuro; que en Jesús, Dios es la vida misma en el aquí y en el ahora; y que los que creen en Jesús viven para siempre. Este mensaje da esperanza y cambia la forma de pensar y sentir ante la experiencia de la muerte.

Viernes Santo

El Viernes Santo me vienen a la mente dos frases muy, muy importantes. La primera viene de un teólogo, Santo Tomas de Aquino. Él decía que amar es desear el bien de la otra persona. Y la otra viene de la Sagrada Escritura, y dice que no hay amor más grande que el de quien da la vida por sus amigos. Viernes Santo es el día en el cual se te invita a profundizar en el amor que se manifiesta en la cruz.

Escuchamos hoy la narración de la pasión y muerte de Jesús. La cruz te recuerda dos realidades de fe. La primera es el amor que Dios tiene por ti. Dios ama tanto al mundo que ha creado y te ama a ti, que ha enviado a su Hijo único para salvarte y salvar a la humanidad. Con este acontecimiento de la muerte de Jesús en la cruz, la cruz, que era un signo de muerte, pasa a ser un signo de vida. La otra realidad de fe que te recuerda la cruz es el sufrimiento y el perdón. Porque Jesus sufrió en la cruz, el sufrimiento es elevado y ofrecido a Dios. Solo en Dios el sufrimiento es transformado y llevadero.

Jesús, con toda su humanidad y divinidad viene a hacer palpable el amor de Dios. Jesus viene a redimir, y a darle un nuevo sentido al sufrimiento, y al amor que tú experimentas día a día. Así que, más que temer o huir del sufrimiento hay que ofrecerlo a Jesús.

Domingo de Ramos

Cuando era niño mis padres me enseñaron que tenía que hacer la señal de la cruz cada vez que pasaba por una iglesia. En ese momento, no sabía por qué; sin embargo, lo hacía. A veces lo hacía rápido; otras veces, lentamente. Y cada vez experimentaba una sensación de reverencia. Para mis padres, hacer la señal de la cruz tenía que ver con la idea de reconocer la presencia de Dios en un espacio sagrado y también una costumbre. Entonces, a medida que pasaron los años, y comencé a saber más de la fe, pude entender que la señal de la cruz estaba conectada con Jesucristo en la cruz, su pasión, muerte y resurrección. Y que la señal de la cruz más que ser una costumbre familiar, era un signo que me trasportaba y recordaba el misterio pascual.

Este domingo no es un día más en tu semana, ni una celebración por tradición o costumbre familiar. Es el Domingo de Ramos. Con el Domingo de Ramos comenzamos La Semana Santa o Semana Mayor, la cual incluye la celebración del Misterio Pascual: la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Hoy escuchamos la lectura de la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén y también, escuchamos la narración de su Pasión y su muerte en la cruz. Dicha narración expone a un pueblo que experimenta sentimientos encontrados. Por un lado, escuchamos los hosannas que reconocen a Jesús como el Rey y salvador, y por el otro lado, escuchamos el frío “crucifícale”, que condena y juzga injustamente.

 

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