Las devociones que los migrantes católicos traen a las parroquias de Chicago muestran la riqueza cultural de muchos países, pero sobre todo expresan la necesidad de no perder esa profunda conexión espiritual con su cultura de origen. Como cada enero, la festividad del Señor de Esquipulas, conocido también como el Cristo Negro, invitó a los católicos guatemaltecos en Chicago a reconectar con una antigua tradición de su tierra. La festividad, que destaca por el colorido de los trajes tradicionales que los feligreses visten y los platillos típicos que se comparten después de la misa, atrae también a católicos de otros países de Latinoamérica y ha creado una fuerte comunidad en torno a esta tradición. La misa, oficiada por el padre Steven Bauer, se llevó a cabo el 15 de enero en la parroquia de San Alfonso, en 1429 W. Wellington Ave., donde se aloja desde 1985, cuando una imagen del Cristo Negro fue traída a esta ciudad. Fue el señor Ramiro Morales quien trajo la imagen y comenzó la tradición, a la que muy pronto se sumó don Orlando de León. Don Orlando, un organizador clave y entusiasta, lamentablemente falleció en 2015, y dado el estado de salud de don Ramiro, la tradición del Señor de Esquipulas parecía tener un futuro incierto. Pero el año siguiente se llevó a cabo ¿La razón? La Sra. Olga de León, viuda de don Orlando, decidió que la festividad seguiría. “Voy a continuar porque él me lo pidió” comentó doña Olga a Católico en 2016. “Me dijo ‘no dejes que caiga la tradición en San Alfonso’”. Fue también en aquella conversación cuando la señora Olga nos aclaró que debido al estado de salud de don Ramiro Morales, éste ya no participa activamente en la organización del evento, “pero siempre nos ayuda” dijo, “nos da consejos, siempre nos comunicamos con él.” La costumbre del Cristo Negro en Chicago no ha dejado de crecer, fue la misma comunidad de guatemaltecos y latinos la que decidió que era importante seguir. “Cuando murió Orlando todos en el velorio decían ‘no deje que caiga esta celebración, cuente con nosotros’” comentó la señora Olga en la citada conversación. “Ellos me están ayudando”. Agregó que también recibe el apoyo de la iglesia de San Alfonso, donde ya se ha vuelto una tradición que la gente espera cada año. La devoción, originada en Esquipulas, Guatemala hace más de 400 años, sigue siendo una ocasión para reunir a la comunidad en torno a la fe y la cultura del pueblo guatemalteco.