Los católicos peruanos se reunieron el 15 de octubre en la iglesia St. Gertrude, en 1420 W. Granville Ave., para continuar su devoción al Señor de los Milagros. Esta devoción empezó con un milagro en Perú hace más de 300 años, cuando una imagen de un Cristo crucificado, pintada en una pared de adobe por un angoleño esclavo sobrevivió un terremoto que destruyó todo a su alrededor. Llegó a Chicago en 1979, con una pintura de la imagen comisionada para la comunidad peruana del área. El Señor de los Milagros siempre es celebrado el tercer domingo de octubre, dice María Luisa Ugarte. Ugarte, quien llegó a Chicago con sus padres a la edad de 5 años en 1960, es la sobrina de Teresa Mazzari, quien tuvo un sueño en 1979 de que la devoción debería ser traída a Chicago. Así que Mazzari, su esposo, los padres de Ugarte y dos hermanos que eran amigos de la familia, comisionaron la imagen y comenzaron en Chicago la hermandad del Señor de los Milagros. La parte de atrás de la imagen es una pintura de Nuestra Señora de la Nube, una devoción mariana popular en Perú y Ecuador. Ellos invitaron a sus familiares y amigos peruanos, creando una hermandad de 19 en la parroquia Our Lady of Lourdes, dijo Ugarte, quien está haciendo un documental sobre la devoción a El Señor de los Milagros in Chicago. Solo un par de años después, el santuario para la imagen y la devoción se trasladaron a la iglesia St. Ignatius, en 6559 N. Glenwood Ave., porque era más fácil organizar una procesión con la imagen en las calles residenciales que rodean a la iglesia que en la transitada avenida Ashland. La misa y la procesión no se pudieron llevar a cabo en 2020 debido a la pandemia de COVID-19, y luego cerró la parroquia St. Ignatius. El sitio de la iglesia St. Ignatius está dentro de los nuevos límites de la parroquia St. Gertrude, así que el párroco de St. Gertrude, el padre Richard Prendergast, invitó a la comunidad peruana a continuar su devoción en St. Gertrude, dijo Ugarte. Ugarte está trabajando con Luis Gálvez Sr., una de las seis personas originales que comenzaron la hermandad en Chicago, y con otras personas para mantener la devoción ahora en la parroquia St. Gertrude. La celebración de este año no incluyó una procesión porque los planes comenzaron demasiado tarde para organizar una, señaló Ugarte, pero el grupo tiene planeado traer la procesión de regreso el próximo año. En preparación, un carpintero modificó el lecho, o anda, sobre el que se lleva la imagen, haciéndolo más liviano; originalmente era de 1,200 libras y ahora es de 800 libras. Ya que es tan pesada, la hermandad pide a 16 hombres que la lleven cada año que hay una procesión, mencionó Ugarte, y ser seleccionado es un honor. “Está llevando a Cristo”, dijo ella. Aunque Ugarte no recuerda haber participado en la devoción en Perú, ha visto fotografías de sí misma cuando era una niña pequeña vistiendo el hábito morado que usan las personas en la procesión. Galvez, quien llegó a Estados Unidos siendo adulto, tiene recuerdos más claros de las procesiones, que se llevan a cabo durante tres días en octubre. “Es muy grande en Lima”, dijo Gálvez de 86 años. “Con la inspiración de Nuestra Señora, lo discutimos y dijimos: ‘tal vez podamos hacer algo como lo que hacíamos allá’. Hoy en día tenemos 43 años con la inspiración de Teresa Mazzari. Estamos muy felices de tener esta oportunidad otra vez”. Gálvez es el último miembro sobreviviente del grupo de seis que comenzó la devoción y Ugarte pertenece a la nueva generación que está intentando mantener viva la tradición. “Es mucho trabajo”, dijo Gálvez. “No es un trabajo fácil, tener a personas dispuestas a participar y personas que harán todo lo que hay que hacer y hacerlo de la manera en que se hace en Perú. Necesitas personas jóvenes que de hecho puedan hacer el trabajo de cargar la anda. Cada año vienen nuevos”. “Las personas están orando: ‘Por favor concédenos este milagro’”, dijo Ugarte. “Podría ser cualquier dificultad en la vida”. “Podrían ser personas que están en una situación económica difícil o que están enfermas y necesitan ayuda”, confirmó Gálvez. Pero con sus oraciones viene la aceptación de la voluntad de Dios, explicó. “No significa que Dios te concederá un milagro porque pides un milagro”, dijo. “Significa que Dios hará lo que considere oportuno. Lo que sea que sucedió es porque Dios lo hizo así”.