Área de Chicago

Marcos Martínez, nuevo coordinador del ministerio juvenil Iskali, habla de su camino de fe

Por Ely Segura
lunes, marzo 8, 2021

Tras su experiencia en el retiro de Iskali, Marcos Martínez sintió la convicción de ser hijo de Dios. Foto: Cortesía de Iskali

Marcos Martínez nació y creció en el seno de una familia auténticamente católica. Sus padres, mexicanos, fueron misioneros juveniles (grupo Jóvenes Católicos en Acción); su madre fue predicadora y su padre, coordinador de un ministerio de música parroquial. Su vida de fe se desarrolla en la parroquia St. Leonard en Berwyn, Illinois. Sin embargo, en los últimos años de su adolescencia, cuando se alejó de la Iglesia, no imaginó que Dios le tenía preparada una misión especial de liderazgo.

“Entre los 17 a los 22 años empecé a trabajar los domingos, esa fue mi excusa para no ir a la iglesia. Creo que por ser joven y cabeza dura” dice Marcos. “Pero en diciembre de 2017 falleció uno de mis primos, que era uno de mis mejores amigos. Fue un momento impactante para mí y para mi familia. Le dije a Dios que no sabía lo que pasaba en mi vida, pero que mi primo era un hombre honorable y de mucho amor en su corazón, un hombre de Dios, y que yo quería seguir su ejemplo”.

Marcos pensó que no tenía nada que perder. “Si todo esto de la fe fuera una mentira, al haber vivido una vida de amor y de servicio no habré perdido nada” dice.

La llamada

En enero de 2018, Marcos se entera de una conferencia de Focus, un ministerio juvenil nacional cuyos misioneros invitan a jóvenes en sus escuelas a participar en experiencias de fe de tres días. La que vivió Marcos tuvo lugar en el centro de convenciones del McCormick Place, en Chicago. “Ese evento marcó mi corazón. Reviví la experiencia de la confesión después de doce años de no hacerlo” comparte. “Ser testigo de más de 17 mil jóvenes de mi edad que querían conocer a Dios y ayudar a otros a conocerlo, y que además se sentían orgullosos de ser católicos, fue mi inspiración”. Marcos regresó un año después a estas conferencias, ahora en Indianápolis.

En esa segunda conferencia, en 2019, Marcos conoce a Francisco (Paco) Nevares, un miembro de Iskali, quien lo invita en marzo de ese mismo a uno de los retiros de iniciación que organiza este ministerio juvenil.

“Mientras que en Focus tuve momentos de entender la fe, de razonarla, —que es ya muy importante—, en este retiro de Iskali la experiencia te invitaba a vivir la fe, a recordar los momentos que me han tocado vivir” dice Martínez. “Fue realmente una experiencia de vida. Hablamos de los lugares emocionales y de los temas difíciles de tocar; de la realidad de nuestra cultura, la de nuestros padres, sobre ese sentimiento de no ser ni de aquí ni de allá. Ellos [animadores de Iskali] entienden qué se siente ser hijos de inmigrantes; entienden qué es crecer en la Iglesia, pero no tener una conexión ni con la fe ni con la Iglesia, porque en realidad sólo vas por complacer a tu mamá o a tu abuelita”, expresa Martínez.

Tras su experiencia en el retiro de Iskali, Marcos sintió la convicción de ser hijo de Dios, de buscarlo y seguir creciendo en la fe a través de estas comunidades en donde los jóvenes hablaban el lenguaje de los jóvenes. Se convirtió en miembro de Iskali, líder en su propia comunidad en St. Leonard.

La coordinación

Marcos recibe la invitación para trabajar de tiempo completo en el ministerio Iskali por parte de Vicente Del Real, director y miembro fundador de este grupo juvenil. Entre sus tareas como coordinador —a partir de marzo de este año— están hacer comunidades en las escuelas de pregrado (Community Colleges); apoyar en los grupos de Iskali establecidos en ocho comunidades parroquiales tanto Berwyn como en Cícero y en Chicago; ayudar a los jóvenes en asuntos profesionales, como manejar una cuenta bancaria o manejar su presupuesto (aprovechando sus conocimientos, pues está por concluir su carrera de Administración de Empresas), colaborar en los retiros de iniciación y asistir en otras tareas de las oficinas de Iskali en Maywood, IL.

El ministerio juvenil Iskali nace en el 2010 en Melrose Park, Illinois, como una iniciativa de jóvenes laicos que vieron la necesidad de evangelizar a jóvenes hispanos que nacieron o crecieron en Estados Unidos.

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