Área de Chicago

La festividad del Señor de Esquipulas convoca a la comunidad hispana y guatemalteca el 12 de enero

Por Ely Segura
viernes, diciembre 27, 2019

Heidy Grimaldo y Mateo Grimaldo durante la celebración de 2018. Foto: Julie Jaidinger/Católico

La Sra. Olga de León es feligrés de la parroquia San Alfonso, en el vecindario de Lakeview en Chicago, por más de 25 años. Un fuerte motivo la llevó a ella y a su difunto esposo a congregarse allí: una fervorosa veneración al Cristo Negro de Esquipulas, patrono de su natal Guatemala. Hoy, desde entonces, se encarga de la organización de la misa de honor de esta imagen milagrosa tanto para ella como para cientos de latinoamericanos a lo largo de este continente.

“Veneramos al Señor de Esquipulas por todos los milagros que nos ha concedido” dice la señora de León. “En 1969 visité por primera vez su santuario en el poblado que lleva su nombre en Guatemala para pedirle por mi llegada a este país, para que me fuera bien y así me lo ha concedido. Más aún, hace años tuve un cáncer y mi familia y yo regresamos al templo de Esquipulas a orar por mi salud y fui sanada”.

La Señora de León relata que la imagen del Señor de Esquipulas, en una pintura, llegó desde Guatemala a la Ciudad de Chicago en la década de los ochenta, en manos de los Señores Carlos Moreira y Don Ramiro Morales. Señaló que es en la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes, también en el noreste de la ciudad, en donde inició esta veneración y en donde también se celebra una misa en su honor el mismo día de su fiesta, el 15 de enero. En 1985, estos mismos pioneros se encargaron de traer la réplica de la escultura del Cristo Negro de Guatemala, misma que es cobijada en una de las naves laterales del templo de San Alfonso.

Su esposo, el Sr. Orlando de León, fallecido el 24 de agosto de 2015, era fiel devoto de esta imagen. Por ello, junto con los señores Moreira y Morales inició la entrañable tradición de celebrar cada año una misa en honor al Cristo Negro de Esquipulas en San Idelfonso. Con candor en sus labios y una foto de su difunto esposo, Olga comparte que por petición de él ella se encarga de que tradición prevalezca.

“Es una celebración bellísima –con alrededor de 200 personas–, resultado de la cooperación de toda la comunidad” destacó la señora de León, “especialmente de los hermanos mexicanos y peruanos que también guardan especial cariño al Señor de Esquipulas y que prometieron apoyarme organizándola. Quiero agradecer especialmente al nuestro párroco, el Rev. Steven Bauer, que ha acogido con singular atención esta celebración”.

La cita está programada para el domingo 12 de enero a las 12:15 p.m. en el templo parroquial, en 1429 W Wellington Ave. Después de la misa solemne, amenizada con un coro profesional, se llevará a cabo una tradicional convivencia que conjugará los sabores de la gastronomía guatemalteca con el ritmo latino del grupo juvenil guatemalteco Marimba Ixchel.

Del Cristo Negro de Esquipulas

La escultura tallada en madera, de aproximadamente 1.25 m, del Cristo Negro o Señor de Esquipulas es obra del artista de origen español-portugués Quirio Cataño –famoso por otras obras de corte religioso–, terminada en 1595. El encargo le sería dado por Cristóbal de Morales, entonces provisor del obispado de la Ciudad de Santiago de los Caballeros en Guatemala. La imagen presenta a Cristo agonizante en una cruz de estilo barroco, con una corona dorada y de picos, decorada con piedras de colores.

En cuanto al color del Cristo de Esquipulas se entretejen numerosas leyendas, desde aquella relacionada a la petición de los nativos que durante el sincretismo religioso europeo necesitaban una imagen que se asemejara a una deidad local de color negro o, incluso, que se asemejara a la tez de ellos mismos. Otros, en cambio, hablan de que tal petición se debió a la gratitud de los aborígenes al Cristo mostrado por los evangelizadores por la exitosa cosecha de algodón obtenida en 1594.

A pesar de las imprecisiones de los datos sobre su origen, una cosa no escapa de certeza: La imagen del Señor de Esquipulas, a la que se atribuye el hecho de ser milagrosa, ha atraído a miles de personas dentro de Guatemala y en todo Centroamérica. En 1961 el Papa Juan XXIII elevó el Santuario de Esquipulas a la categoría de basílica. En 1996 el Papa Juan Pablo II la visitó por motivo a la conmemoración del cuarto centenario de la apreciada escultura.

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