Área de Chicago

La Virgen de la Divina Providencia, una devoción que une a la comunidad puertorriqueña

Por Redacción Católico
lunes, noviembre 25, 2019

El obispo Eusebio Ramos Morales, obispo de la Diócesis de Caguas, Puerto Rico, inciensa la estatua de Nuestra Señora de la Divina Providencia. Foto: Karen Callaway/Católico

Un vibrante sentido de comunidad se percibe en la misa anual por la festividad de la Virgen de la Divina Providencia, patrona de los puertorriqueños. Tal vez sea la música del coro Brisas de Jesús que, con la clave, el güiro y el bongó convierten la alabanza en una contagiosa guaracha o un son, o tal vez la energía del padre Claudio Díaz Jr. sacerdote de San Luis Gonzaga que levanta el entusiasmo de los feligreses. O tal vez es simplemente que el carácter boricua se expresa con orgullo a la sombra de su patrona.

El caso es que el 15 de noviembre la comunidad puertorriqueña se reunió en la parroquia de San Luis Gonzaga, en 2300 W. Le Moyne St. para celebrar el 16 aniversario de la festividad de la Virgen de la Divina Providencia en Chicago y el ambiente era festivo y lleno de fraternidad. La gente aquí se abraza, se da el saludo de paz, baila, responde a los llamados del sacerdote con una energía que nos hace pensar en la unidad de un pueblo.

La misa de este año contó con la visita del obispo Eusebio Ramos Morales, de la diócesis de Caguas, Puerto Rico, quien habló en su homilía de la fuerza de convocatoria de la Virgen en nuestros pueblos, de la necesidad del manto protector de la madre en las situaciones difíciles de la vida.

La vez pasada que este periódico visitó la festividad de la Divina Providencia fue en noviembre de 2017, dos meses después del paso devastador del huracán María por la isla. En ese entonces la gente estaba preocupada, muchos dijeron a Católico que tenían familiares, incluso personas mayores, batallando por energía eléctrica o agua potable. Ahora los feligreses se veían más animados.

“Fue un huracán que nos cambió la historia” dijo a Católico el obispo Eusebio Ramos. “Fue devastador, hizo mucho daño en todos sentidos. Eso ocasionó una emigración bastante fuerte, hemos perdido casi medio millón de puertorriqueños.”

El obispo agregó que el efecto del huracán fue tan profundo que se sintió en las familias y en el ambiente laboral. “El país se está levantando lentamente, pero todavía sentimos los efectos del huracán” dijo.

Le preguntamos entonces al obispo si la moral ya está un poco más alta.

“Sí, ya hay más alegría” respondió, “la gente comparte más. La normalidad se percibe ya digamos, en un noventa por ciento. Esto en términos de actitud de la gente. Los servicios, pues todavía no están en ese nivel” agregó.

Preguntamos también al obispo por su impresión de la comunidad boricua en Chicago.

“No puedo decir mucho todavía, pero aquí puedo ver las cosas que nos identifican” respondió, “la alegría, la generosidad de nuestra gente. Esa devoción mariana que es uno de los elementos nuestros; y ellos, si hay una fiesta asisten. Así que es una comunidad que yo creo que puede aportar mucho a la iglesia en Chicago, por los valores y la fe católica que profesan.”

La gente con la que conversamos estuvo de acuerdo en que las cosas se van levantando después del huracán.

“Toda mi familia está en Puerto Rico” dijo a Católico la señora Juana Rodríguez. “Yo estoy en comunicación con mis hermanas, la cosa ha progresado bastante.”

La señora Rodríguez es parte del comité organizador de la festividad de la Virgen de la Divina Providencia desde el principio. “Ha crecido mucho esta celebración, aunque mucha gente también se ha ido” dijo, en alusión a la comunidad que que ha migrado a otros estados o a los suburbios. Yo soy parroquiana de Maternity BVM, hoy San Luis Sánchez del Río.

Algo similar nos contó la señora Juana Hernández, originaria de Lares, Puerto Rico,. Ella tiene su familia en la isla. “Me cuentan que la situación está mucho mejor, gracias a Dios” dijo. “Yo vengo cada año a esta misa. Lo que me hace venir es mi creencia en la Virgen y en Dios, la amo” agregó.

Por supuesto, un sabor inconfundible en estas misas es la música de Brisas de Jesús, que toca cada domingo en San Luis Gonzaga en la misa de 12:30 p.m.

“Se hacen diferentes arreglos” dijo Abigaíl Ríos, director del coro. “Se mezcla la décima con la guaracha, tocamos salsa, bachata hacemos parada, nueva trova, en fin, esa es nuestra música”.

“Tratamos de combinar diferentes estilos” dijo Ríos, quien es originario de El Naranjito, en Puerto Rico, “de manera que ayude al párroco con la celebración para que la gente esté despierta, porque con el cambio de estilo la gente siempre está esperando ¿qué viene?”

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