Área de Chicago

Guerreros de Paz ofrece un espacio de sanación en Gage Park

Por Redacción Católico
miércoles, febrero 27, 2019

Jackie Pérez presenta el siguiente programa de la noche, el 8 de febrero. Foto: Karen Callaway/ Católico

Para los jóvenes de Gage Park, al sur de la ciudad, la experiencia traumática de atestiguar violencia con armas de fuego es común. No hay muchos grupos como Guerreros de Paz, dedicados a escuchar y a trabajar con los jóvenes de esta área. Se trata de un grupo juvenil de la parroquia de San Gall que se reúne los viernes por la noche y ofrece a los muchachos un espacio seguro para expresarse.

“No importa cómo se sientan, ellos saben que pueden venir, llorar, reírse, estar enojados, nadie los va a juzgar” dice María Tatiana Aranda, uno de los tres coordinadores del grupo.

Guerreros de Paz tiene también nueve servidores, y si lo desean, los jóvenes pueden platicar con alguno de ellos y exponer alguna inquietud. 

“Nos gusta hablar también de lo que está pasando afuera en el mundo” dice Aranda. “Racismo, inmigración, violencia, y también es importante que ellos conozcan las realidades de la comunidad y qué es lo que vamos a hacer al respecto”. Aranda trabaja también como coordinadora en la oficina de Jóvenes Adultos de la Arquidiócesis de Chicago.

Las sesiones son cada viernes de 6:30 a 8:30 p.m. en el amplio salón de un sótano, justo frente al estacionamiento de San Gall. “Ellos saben que siempre hay un lugar abierto para ellos cada viernes” dice Aranda, “por eso siempre nos gusta estar aquí y casi nunca cancelamos”.

Cuando visitamos hacía tanto frío que por un momento pensamos que llegarían muy pocos jóvenes. Sin embargo, éstos fueron llegando y en poco tiempo ya estaban actuando unas dinámicas de grupo.

El tema del mes era “el amor”. El seminarista Christian García hablaba de diferentes aspectos del amor, los chicos exponían sus dudas sobre las relaciones tóxicas. García se valía de canciones y anécdotas para enganchar a los presentes. Hubo también dinámicas donde los integrantes representaban diálogos familiares, situaciones cotidianas.

El poder de las marchas

Guerreros de Paz tiene ya dos años de haber sido creado, y surgió como continuación del grupo juvenil Ágape, cuando los chicos de este grupo pasaron de la edad y tomaron otros rumbos. Jesús Pérez es uno de los fundadores de Guerreros de Paz, pero era ya miembro de Ágape.

“Crecí rodeado de gangueros, de drogas, de alcohol a muy temprana edad, y soy sobreviviente de todo eso” dice Pérez. “Gracias a Dios yo tuve la ayuda cuando estaba a punto de quebrar, eso me ayudó”.

“Porque, francamente nosotros no estamos tan privilegiados como los del norte o los suburbios” agrega. “(Aquí) uno nunca sabe si está caminando solo en la calle, o si alguien lo está siguiendo”.

Pérez y otros compañeros recuerdan un acto cuyo impacto fue definitivo, cuando el joven Julio César Lara fue víctima de un tiroteo callejero en junio de 2017. “Era un muchacho alegre que estaba involucrado aquí en Ágape en aquel entonces” recuerda Pérez. “Ayudaba mucho a la iglesia, en primera comunión y todo eso”.

Esta tragedia los impulsó a actuar más allá de la parroquia. “Nos dolió mucho y nos dio mucho coraje la forma en que murió y creímos que la mejor manera de expresarnos era haciendo una marcha. Así que nos pusimos en contacto con el alderman, con el representante del distrito de la policía, y todo funcionó de maravilla.”

Guerreros de Paz ha organizado un par de marchas por el vecindario. Quisimos saber más sobre estas marchas, si funcionan, si conectan con la comunidad, y le preguntamos a María Tatiana Aranda.

“Para nosotros es bien importante motivar a los jóvenes” responde Aranda, “y durante las marchas les damos posiciones donde ellos puedes usar su liderazgo”.

Decidieron usar las marchas para conectar a las parroquias del barrio. Pidieron autorización a los párrocos de Santa Clara de Montefalco si podrían trabajar con ellos. El 1 de septiembre de 2018 empezaron la marcha en Santa Clara. Allí, abrieron con poemas y los párrocos de Santa Clara, John Celichowski y Vito Martínez, guiaron con oración.

La marcha terminó en San Gall, donde sirvieron comida y dieron un espacio para que los jóvenes pudieran expresarse.

Familia de guerreros

Francisco Gutiérrez es miembro de la parroquia desde hace ocho años, y en su momento fue parte de Ágape.

“Tengo 20 años y cumpliré 21 en mayo. Empecé aquí de servidor a los 14 o 15 años” dice. Gutiérrez recuerda que sus experiencias con los consejeros en la escuela eran negativas. “Ellos no me estaban escuchando solo me decían ‘haz esto y vete a la clase’”.

Esa experiencia lo determinó a buscar un cambio. “Yo quiero ayudar a esas personas que necesitan decir algo y cambiar algo” dice. “Quiero ser una persona que da algo desde mi corazón. Creo que quiero ser tal vez consejero o trabajador social, o a lo mejor trabajando en la Arquidiócesis ayudando a la gente como lo hace María (Aranda)”.

Sasha Perez es también parte de los fundadores de Guerreros de Paz. La motivó la necesidad de pertenecer a un grupo. Ella dice que hizo mucha oración para encontrar al grupo, y curiosamente, a pesar de vivir en el norte, lo encontró en el sur de la ciudad, en San Gall. “Dios me trajo hasta acá” dice.

Fue un amigo de la Universidad DePaul, donde Perez estudiaba Mercadotecnia, quien la trajo acá. A sus 22 años, Pérez, quien ahora vive en un suburbio del norte, se desplaza cada semana para participar. Le preguntamos qué la motiva a recorrer esa distancia cada viernes.

“Sabes, me encanta el ambiente de estos chicos” responde. “Tienen tanta vida, y tanto corazón. Es tan hermoso lo que Dios puede hace para transformar sus vidas.”

“Muchos de ellos vienen de familias quebradas” continúa. “Y están muy quebrantados por dentro. Venir aquí los transforma, y me encanta ver las sonrisas en sus rostros”.

¿Crees que la juventud ha recibido suficiente atención de la iglesia? Le preguntamos.

“Creo que están empezando” responde. “En el pasado era muy difícil para los jóvenes sentirse en casa, pero creo que la iglesia definitivamente ha hecho un buen trabajo al crear programas como Renueva mi Iglesia y al incorporar a los jóvenes”.

Brian Castillo vive en el vecindario de Brighton Park. Tiene 17 años, y es un senior en high school. ¿Por qué te gusta venir aquí? Le preguntamos.

“Me ayuda a salir de casa” responde, “así que no tengo que estar todo el tiempo viendo TV o en mi teléfono. También me acerco a Dios, porque eso es lo que Guerreros de Paz hace.”

Castillo ha participado en una marcha contra la violencia de armas de fuego. Era en honor a un chico que él conocía. “No éramos tan cercanos, pero su muerte de alguna manera impactó mi vida.”

Ellos son solo algunos de las docenas (han llegado a tener cincuenta) de muchachos que vienen cada viernes a San Gall en busca de un espacio donde expresarse. Usted puede apoyarlos: Guerreros de Paz es una de las organizaciones que reciben fondos de la colecta “Plato de Arroz” que CRS organiza cada año en Cuaresma.

CRS

CRS es una agencia humanitaria internacional de la Iglesia Católica que busca un fin a la pobreza, el hambre, y la enfermedad. Ellos trabajan en 112 países y con más de 121 millones de personas. Del dinero recolectado, 25% se queda para proyectos locales en la Arquidiócesis de Chicago, como Guerreros de Paz. Cuando vea esa pequeña caja de cartón que CRS distribuye, ¡no se olvide de llenarla generosamente!

Si no tiene una cajita, y quiere ayudar, cualquier cantidad es bienvenida, visite:

http://www.crsespanol.org/

 

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