Área de Chicago

Jóvenes de Chicago viajan a El Salvador y aprenden lecciones para fomentar paz

Por George Rodríguez/CNS
miércoles, agosto 30, 2017

Jóvenes de Inmaculada Concepción en Chicago posan junto a un mural del beato Oscar Romero en San Salvador, el 10 de agosto. Foto: Cortesía del Padre Manuel Dorantes/CNS.

SAN JOSÉ, Costa Rica (CNS) -- Jóvenes latinos católicos del suroeste de Chicago que visitaron recientemente El Salvador quieren aplicar en un vecindario de Chicago lo que aprendieron sobre cómo una comunidad vive entre la violencia de pandillas.

Los jóvenes estadounidenses dijeron que los jóvenes salvadoreños que no estaban involucrados en pandillas se cuidan unos a otros, algo que no ocurre en Chicago.

Veinte miembros jóvenes de la parroquia Immaculate Conception de Chicago viajaron a El Salvador en agosto con su párroco, el padre Manuel Dorantes. La ocasión era el centenario del nacimiento del beato Óscar Romero, pero también se reunieron con jóvenes del vecindario Colonia 22 de abril, comunidad construida originalmente encima de un barranco de basura en las afueras de San Salvador.

El padre Dorantes dijo que quería que los jóvenes vieran cómo los jóvenes salvadoreños luchan por la paz y al regresar a su comunidad implementaran lo que aprendieron.

Celeste Guzmán dijo que la experiencia fue “algo realmente maravilloso, realmente distinto a lo que estoy acostumbrada. Me ayudó a abrir los ojos, a ver el mundo de manera distinta”.

Escuchar sobre un lugar es “realmente distinto” que viajar y verlo con sus propios ojos”, añadió. “Fuera de la ciudad es algo muy distinto”, dijo Guzmán que, como todos sus compañeros de viaje, es de descendencia mexicana.

Rafael Yáñez dijo que estar en El Salvador “fue algo hermoso, algo que me abrió la mente y abrió muchas puertas para ver la experiencia de cómo tratar a la gente, cómo unirse como familia, no como personas separadas (unas de las otras)”.

“Algo que noté fue que algo tan simple como decir 'buenas tardes' es muy importante en El Salvador”, añadió.

Es “una sensación de unidad, no caminar mirando hacia abajo, (sino) mirando a una persona diciendo '¿cómo estás?, buenos días' y siento que es algo importante que puedo llevarme a Chicago cuando camine por las calles”, añadió.

Guzmán dijo que ellos no vieron violencia de pandillas, aunque se dieron cuenta que la situación en El Salvador es parecida en el South Side de Chicago.

“Hace poco escuchamos que un joven que fue a otro vecindario a visitar a su novia y fue asesinado y es similar a lo que está sucediendo” en el barrio Brighton Park de Chicago, “donde las pandillas se enfrentan y a veces terminan matando a una persona inocente que no tiene nada que ver con las pandillas”, ella dijo.

Pero los salvadoreños están intentando hacer algo sobre la violencia pandillera, agregó Celeste. Ella recordó haber visto un muro “pintado con manos de jóvenes de la comunidad diciendo 'Que termine la violencia entre las pandillas', que es algo que en realidad creo que es una buena idea ver, que ellos no quieren que eso continúe y que se detenga”.

Después de su experiencia en El Salvador, todos los miembros del grupo dijeron que quieren también combatir la violencia en sus comunidades y ayudar, dijo Celeste.

El padre Dorantes dijo que tanto en Brighton Park donde la venganza entre pandillas tomó 42 vidas el año pasado, como en El Salvador, los jóvenes son afectados directamente por la violencia.

El padre dijo que la parroquia se ha concentrado en intentar darle a los jóvenes “otra perspectiva” diciéndoles que los jóvenes son importantes para terminar con la violencia, y los jóvenes también pueden ser importantes en un camino hacia la paz.

Refiriéndose a los jóvenes del barrio 22 de abril, el sacerdote dijo que “la verdad es que son inspiradores, cada uno de ellos”, porque como consecuencia de “haber nacido en esa comunidad, 22 de abril, se les niegan varias oportunidades”.

“Por ejemplo, la gente les teme, hay una exclusión de los jóvenes de esa comunidad, así que nadie les da trabajo en El Salvador, ni siquiera empleos básicos”, añadió.

El padre Dorantes dijo: “Mi esperanza como párroco era llevarlos a esta comunidad en El Salvador, que de alguna manera sufre la misma situación que nosotros” en Brighton Park, y que “ellos pudieran ver por sí mismos cómo los jóvenes son jugadores clave allí y luchan por sus sueños, luchan por la paz dentro de su comunidad y que habiendo visto esto, al regresar … ellos puedan ser jugadores clave dentro de nuestro vecindario”.

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