Capilla acribillada cerca de Aguililla, México, el 23 de abril de 2021. Foto: Alan Ortega, Reuters/CNS
CIUDAD DE MÉXICO (CNS) - El papa Francisco envió una carta de aliento a los residentes de una diócesis mexicana afectada por la lucha contra los cárteles de la droga. En la carta enviada al obispo Cristóbal Ascensio García de Apatzingán y leída en la misa del 18 de julio, el papa habló de la violencia en la región de Tierra Caliente, al oeste del estado de Michoacán. “El clima de terror e inseguridad que aflige a la población, es contrario a la voluntad de Dios. Recuerden que no están solos, que el Señor es fuerza y misericordia, que nunca abandona a sus hijos, que la Iglesia está atenta y cercana a los que sufren”, dice la carta. “Mi oración al Señor Jesús es que puedan avanzar en la vida y que los ayude a llevar las cruces y los sufrimientos con mansedumbre, fuerza y paciencia”. La carta del papa volvió a llamar la atención sobre la difícil situación de la seguridad en México, que no ha mejorado -y a menudo ha empeorado- durante los últimos 15 años mientras los cárteles de la droga y los grupos criminales se disputan los territorios. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador pidió el 7 de julio a los habitantes de la duramente golpeada localidad de Aguililla en la diócesis “que ayuden a traer la paz, que no tomen el camino de la violencia y la confrontación, que dejemos de lado el odio y el rencor, que practiquemos el principio de amar al otro”. Los líderes de la iglesia han destacado la difícil situación en Aguililla, donde dos cárteles de la droga han desatado un conflicto tan severo que la gente ha huido y las carreteras han sido bloqueadas, provocando la escasez de productos básicos. El arzobispo Franco Coppola, nuncio papal en México, viajó a Aguililla a finales de abril para celebrar una misa, durante la cual le dijo a la población: “Es muy importante que se conozca lo que está pasando aquí. Los malos se aprovechan del silencio”. Un comunicado del 14 de julio de la Diócesis de Apatzingán dice: “Lamentablemente, no sentimos la presencia del gobierno para ayudar a resolver estos problemas sociales. Pero los cristianos sentimos la cercanía del Señor, que no nos deja solos”.