Internacional

Obispos y religiosos escuchan a habitantes del Amazonas antes de sínodo

Por Manuel Rueda
miércoles, agosto 21, 2019

Isidoro Jajoy, un chamán de la tribu Inga de Colombia, bendice un grupo personas en Bogotá el 14 de agosto de 2019, durante una reunión preparatoria para el Sínodo de los Obispos de octubre sobre la Amazonía. Foto: Manuel Rueda/CNS

BOGOTÁ, Colombia (CNS) -- Obispos, religiosas, sacerdotes y residentes de la cuenca del Amazonas se reunieron en la capital de Colombia a mediados de agosto para prepararse para un sínodo especial de obispos sobre la Amazonia que se realizará este otoño en el Vaticano.

Para los obispos que participarán en el sínodo, este encuentro les brindó una oportunidad para desarrollar propuestas y escuchar a los residentes de la región amazónica antes de dirigirse al Vaticano en octubre para el sínodo. Reuniones presinodales similares se han realizado recientemente en Perú y Brasil.

El papa Francisco “quiere darle visibilidad al pueblo de la Amazonia y escuchar sus preocupaciones, enseñanzas y espiritualidad”, dijo el obispo Joaquín Pinzón Guiza de Puerto Leguizamo-Solano, una vicaría en lo profundo de la selva más grande del mundo. “Como obispos no queremos sólo exponer nuestros pensamientos ante el sínodo, sino también lo que yace en los corazones de nuestros pueblos”.

El sínodo, anunciado por el papa Francisco en octubre del 2017, se centrará en cómo mejorar la labor de la iglesia en el enorme, pero escasamente poblado bioma amazónico, el cual abarca nueve países sudamericanos y está en gran parte habitado por grupos indígenas.

Participarán aproximadamente 110 obispos que lideran las jurisdicciones de la iglesia en la Amazonia, así como representantes de las conferencias episcopales del continente y 32 observadores, incluyendo líderes indígenas.

Uno de los temas que se discutirán es la ordenación de hombres casados como sacerdotes en poblados lejanos donde los católicos tienen dificultades actualmente para conseguir los sacramentos e incluso celebrar la misa dominical, debido a la escasez de personal de la iglesia calificado.

Algunos líderes de la Iglesia han criticado esta idea de ordenar hombres casados, argumentando que presenta “una ruptura” de la tradición apostólica. Pero en muchas de las sesiones en Colombia evidenciaron apoyo a la iniciativa.

Durante una entrevista a inicios de agosto con el periódico italiano La Stampa, al papa Francisco se le preguntó si uno de los principales temas de debate en el sínodo iba a ser esta posibilidad de ordenar a hombres mayores casados para servir en áreas remotas. El Santo Padre contestó: “Absolutamente no. Es simplemente uno más” en el documento de trabajo, una guía de discusión que contiene 146 temas, exponiendo varios tópicos.

El cardenal Pedro Barreto Jimeno de Huancayo, Perú, les dijo a los participantes en el encuentro en Colombia lo siguiente: “La Eucaristía es el centro de nuestra fe y los pontífices Juan Pablo II y Benedicto XVI ambos afirmaron esto, sin lo cual tú no puedes construir la iglesia. (...) Necesitamos reflexionar en la manera de ayudar a nuestros hermanos en esas comunidades pobres y abandonadas para que sean miembros plenos de la Iglesia Católica”.

El cardenal Barreto, vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), agregó que el sínodo “no funciona como un congreso” y explicó que, en última instancia, le corresponde al papa Francisco decidir si los hombres casados con un récord de servicio comunitario y buen comportamiento en sus poblados pueden ser ordenados.

Dijo que el sínodo también buscará las maneras en las cuales la Iglesia Católica puede abordar los problemas sociales que enfrenta la región amazónica, como la deforestación, las prácticas mineras destructivas y las amenazas contra los líderes indígenas.

“Nuestro sistema económico actual busca el lucro, pero se olvida de cuidar” el medioambiente, dijo el cardenal Barreto. “Es un sistema que está matando a la gente... y los pueblos indígenas son especialmente vulnerables”.

En la reunión presinodal participaron decenas de líderes indígenas, trabajadores del gobierno y miembros de grupos de la sociedad civil, quienes hicieron sentir sus puntos de vista sobre cómo la iglesia puede ayudar con la preservación del medioambiente.

El presidente de Colombia, Iván Duque, quien se hizo presente en la sesión inaugural del encuentro, les pidió a los obispos abordar el tráfico de drogas y su impacto en las comunidades amazónicas. Duque dijo que grandes tramos de la selva han sido barridos por los traficantes de drogas para sembrar hojas de coca, la materia prima para la cocaína.

César Meléndez, director de CDA, una agencia medioambiental colombiana, dijo que los obispos y sacerdotes pueden ayudar incluyendo mensajes ambientalistas en las homilías y en la educación católica.

“Como una agencia gubernamental, podemos incidir en el cambio de comportamiento a través de sanciones y campañas”, dijo Meléndez. “Pero la iglesia tiene la capacidad de llegar a las comunidades de diferentes formas, apelando a su lado espiritual. Creo que la gente respeta lo que se dice en la iglesia”.

Algunos miembros de la jerarquía católica han criticado el próximo sínodo porque trata de involucrarse en áreas que tradicionalmente han estado más allá del alcance de la iglesia.

El cardenal alemán Walter Brandmuller publicó recientemente un ensayo en el cual criticó el documento de trabajo del sínodo calificándolo de herético porque se refiere a la selva como un lugar de revelación divina. En el ensayo, publicado en junio, el cardenal Brandmuller también criticó el sínodo por sus planes de involucrarse en asuntos sociales y medioambientales.

En Colombia, en contraste, el proceso del sínodo es en gran medida bien recibido por los grupos indígenas.

“El hecho de que el papa haya incluido a los pueblos indígenas en su agenda, es ya una victoria para nosotros”, dijo Fanny Cuiro, un líder indígena de la tribu Huitoto de Colombia, quien participó en la reunión presinodal.

“Los jefes de estado en muchos de nuestros países generalmente no tienen tiempo para los pueblos indígenas, de modo que tener la atención del papa nos llena de esperanza”.

Cuiro creció en La Chorrera, una comunidad remota en la Amazonia colombiana en la cual los pueblos indígenas han sido explotados durante décadas por los caucheros, quienes obligaban a los indígenas a trabajar en esa industria. Durante la época del auge del caucho subsidiado llegaron los misioneros capuchinos y establecieron una escuela, donde también cuidaban a los hijos de personas asesinadas por los caucheros.

Pero Cuiro dijo que los misioneros desaprobaban las prácticas indígenas y golpeaban a los niños cuando hablaban su lengua nativa en la escuela. Afirmó que, durante las últimas tres décadas, la situación ha mejorado y los miembros de la iglesia se han mostrado más comprensivos con las costumbres indígenas.

“Al inicio tuvimos una relación difícil con la iglesia”, dijo. “Pero ahora los sacerdotes y religiosas son amigos. Confiamos en ellos y podemos hablarles sobre nuestros planes para el futuro”.

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