Estados Unidos

Solicitantes de asilo cerca de frontera sienten esperanza con Biden

Por David Agren
lunes, febrero 8, 2021

Un oficial de guarda nacional en México habla con migrantes centroamericanos en Nuevo Teapa, Veracruz, el 21 de enero. Los migrantes fueron descubiertos en el contenedor de un camión tratando de llegar a los Estados Unidos. Foto: Tamara Corro, Reuters/CNS

MATAMOROS, México (CNS) -- Idalia Reyes recuerda la desesperación que la empujó a buscar a coyotes para que llevaran a sus niños a los Estados Unidos. Reyes y sus hijos vivían en un campamento de tiendas de campaña en la rivera del Rio Grande, donde aguantaban crimen, rachas de frío y plagas de insectos y serpientes.

Después de que sus niños, de 7 y 4 años, sufrieran un ataque de pústulas, buscó a los coyotes que cruzaron a los niños por el río durante la medianoche al lado de los Estados Unidos. Los niños enseguida se entregaron a los oficiales de inmigración y se reunieron con su padre, que ya residía en Estados Unidos con un hijo mayor.

“Es difícil ver sufrir a tus hijos,” recordaba Reyes durante una noche lluviosa en el campamento. “Por eso decidí mandarlos a cruzar el río”.

A pesar de las dificultades de seguir en el campamento y de extrañar desesperadamente a sus hijos, Reyes habló con cierta esperanza de reunirse con su familia. Citó una sencilla razón: el presidente Joe Biden, quien prometió un giro total en las políticas de inmigración y asilo de los Estados Unidos.

“Nosotros teníamos la esperanza puesta en Joe Biden porque él lo había dicho que nos iba a ayudar y nosotros queríamos que él ganara”, dijo Reyes.

Reyes está todavía varada en Matamoros —al otro lado de Brownsville, Texas— como parte de los Protocolos de Protección de Migrantes, que obligan a quienes buscan asilo a esperar en México a que se escuche su caso en los tribunales de los Estados Unidos. Biden ha prometido retirar los protocolos y anunció que los nuevos participantes no se inscribirían después del 21 de enero, aunque pocas personas estaban siendo procesadas debido a las restricciones de entrada puestas en vigor durante la pandemia de COVID-19.

Los detalles de lo que va a ocurrir ahora con personas que buscan asilo todavía no están claros, y muchos aún tienen citas en cortes estadounidenses, que se han ido posponiendo repetidamente durante la pandemia.

Los católicos que trabajan con los participantes en los programas, los exhortan a seguir teniendo paciencia. Algunos están animando a la administración Biden a ir clausurando el programa, que describen como “injusto” y diseñado para desanimar a los que solicitan asilo.

“Deberían eliminarlo. No tiene sentido para nadie”, dijo el padre escalabriniano Pat Murphy, director de un albergue para migrantes en Tijuana. “Lo más pronto posible sería bueno comenzar un proceso de asilo que sea justo después de tantos años de injusticia de parte de la administración de Trump”.

A pesar de la escasez de detalles, la prospectiva de un cambio total bajo una nueva administración en Estados Unidos ha elevado los ánimos de los solicitantes de asilo que están varados en ciudades mexicanas inseguras a lo largo de la frontera de Estados Unidos y México.

“Biden es su esperanza”, dijo Juan Sierra, un voluntario laico del ministerio migratorio de la diócesis de Matamoros.

Sierra y la diócesis local – junto con voluntarios, en su mayoría de los Estados Unidos – han asistido al campamento, que en un momento albergaba a unos 3,000 solicitantes de asilo. La población ha disminuido a unos 700, a medida que las personas encontraron otros alojamientos, solicitaron asilo en México, regresaron a sus países de origen, o se arriesgaron a cruzar el Rio Grande, según dicen los voluntarios.

En entrevistas, los residentes afirmaron que grupos criminales se habían infiltrado en el campamento y cobraban $500 por un permiso para cruzar el río. Los activistas en otras partes de la frontera informan de situaciones parecidas de control mafioso y de desesperación por parte de los solicitantes de asilo.

“Mucha gente, en su desesperación, van al río y tratan de cruzarlo. Pero muchos se ahogan”, dijo el hermano dominico Obed Cuéllar, director del albergue diocesano en Piedras Negras, al otro lado de Eagle Pass, Texas.