Estados Unidos

Los migrantes refugiados en la zona fronteriza esperan con ansia un cambio en la política migratoria, dice la hermana Norma Pimentel

Por Ely Segura
lunes, febrero 8, 2021

Un migrante hondureño cerca de El Paso, Texas, afectado por el programa “Permanece en México” camina de regreso a Ciudad Juárez, México el 20 de abril después de que le cambiaron las fechas de corte debido a la pandemia. Foto: Paul Ratje, Reuters/CNS

Como lo reportó Católico en septiembre del año pasado, la hermana Norma Pimentel, misionera de Jesús, fue nombrada una de las cien personas más influyentes del mundo por la revista Time en su edición del 5 de octubre del presente año. Este reconocimiento se sustenta en la labor humanitaria que la religiosa realiza como dirigente de Caridades Católicas en la diócesis de Brownsville, Texas, especialmente en el socorro de cientos de migrantes que llegan de México a la frontera sur en dicha ciudad. Hoy, la administración del presidente Joseph Biden abre diferentes perspectivas para la comunidad inmigrante, y a unos días de haber tomado posesión del cargo, éste ha anunciado la propuesta de un ambicioso proyecto de ley migratoria que le daría estatus legal y un camino hacia la ciudadanía a millones de personas indocumentadas.

A comienzos del invierno, antes de las elecciones, Católico conversó con la hermana Norma Pimentel sobre su labor en la frontera. Con su trabajo, se ha dado ayuda a más de 100,000 migrantes que buscan refugio en Estados Unidos a lo largo de la frontera de Texas con México, ofreciendo alimentos de emergencia, refugio, asistencia para la vivienda, asesoramiento clínico, y atención durante el embarazo.

La hermana Norma habló sobre el sentir de los migrantes ante un posible cambio para ellos.

“Ha sido un año muy difícil para los inmigrantes en la frontera” dijo. “Han llegado a un punto de total desesperanza, sin saber si es verdad lo que ocurre actualmente respecto a la posibilidad de un cambio. Han pasado por tanto, que para ellos es difícil creerlo; tienen miedo de tener la esperanza de que algo bueno pueda pasar y que tengan la posibilidad de entrar en un proceso legal con la oficina de Inmigración para que se les tome en cuenta”.

La hermana Norma dijo que estos migrantes han sido invisibles por tanto tiempo que les cuesta creer, tener esperanza en una regularización de su estatus. “Siempre hacen muchas preguntas para saber qué posibilidades hay, qué está ocurriendo, qué va a pasar, sobre todo las madres cuyos hijos han estado más de un año en la frontera”, afirmó.

Sin embargo, la religiosa, su equipo de trabajo y las organizaciones amigas con quienes labora se muestran optimistas frente a la situación que se vislumbra para los inmigrantes. Por ahora, recién entrada la administración Biden, el presidente ya emitió órdenes ejecutivas que revierten muchas de las iniciativas de la administración Trump, por ejemplo, la preservación del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), así como detener las obras del muro fronterizo con México, entre otras.

La misión de la hermana Norma Pimental incluye el auxilio de los migrantes en los distintos refugios colocados en la frontera entre el Sur de Texas y México. El tiempo de permanencia de los migrantes allí es indefinido, ya que se les permite estar el tiempo que sea necesario. Pimentel compartió que, desafortunadamente, por causa de la pandemia, la situación en los refugios se ha agravado porque se cerró la entrada a los Estados Unidos completamente, lo que aumentó la espera y la incertidumbre de estas familias.

Ante esta situación, Pimentel sostuvo que lo mejor que se podía hace era esperar hasta que la nueva administración retomara sus casos. “Pienso que es mejor esperar un proceso más justo” dijo, “más digno, más atento, que en verdad escuche a las familias y sus historias y las razones por las cuales huyen de su país. Y si empiezan ahora, antes de que comience la nueva administración, las probabilidades de que sus casos sean rechazados son muy altas”.

Según Pimentel, lo que más ha afectado a los migrantes durante la contingencia de la pandemia es la limitación del acceso a las áreas de refugio por parte de ambos países (México y Estados Unidos) por las disposiciones gubernamentales. Por ejemplo, México ha cerrado las puertas al campamento. Ante esta negativa de acceso, estas personas (de 15 a 50 por semana, la mayoría fueron deportadas de Estados Unidos) quedan a merced de la caridad de quienes puedan darles alojamiento. Aquí la hermana también interviene junto a su equipo buscando hospedaje para ellos entre los diferentes grupos locales.

Respecto a las prioridades de Caridades Católicas en esta labor humanitaria, la misionera señaló el alcance a un mayor número de personas que se encuentran en esta situación para proveerles, según sus capacidades, el apoyo que necesitan, ya sea con alimentos, servicios médicos o lo que la situación amerite. Además, colaborar con las demás agrupaciones que albergan la misma causa. “Particularmente, mi misión hacia el inmigrante es llegar a conocerlo personalmente para compartir la comida, las risas, sus vidas (que forman parte de la mía). Es parte de lo que hago casi diariamente”, expresa la hermana convencida de que ayudar a un inmigrante es ayudar a un ser humano y creer en la vida.

La hermana Pimentel ha recibido muchas distinciones a su tarea. En 2015, el papa Francisco le agradeció personalmente por su trabajo con los inmigrantes en una reunión virtual transmitida en el programa “20/20” de la cadena televisiva ABC.

La hermana aprovecha cada espacio y cada oportunidad que tiene para levantar conciencia sobre los hermanos inmigrantes. El verano pasado, en plena crisis por la pandemia del coronavirus, escribió en un artículo de opinión en The Washington Post:

“Nuestro campamento es una ‘ciudad de tiendas de campaña’ improvisada, llena de aproximadamente 1,500 mujeres, hombres, y niños vulnerables que esperan fallos sobre sus solicitudes de asilo en Estados Unidos. Estas familias viven en tiendas de campaña donadas a merced del clima extremo”.