Estados Unidos

Cardenal-designado Gregory se dirige al papa Francisco ‘con un corazón agradecido y humilde’

Por Mark Zimmermann (CNS)
jueves, octubre 29, 2020

El arzobispo Wilton D. Gregory es uno de los 13 nuevos cardenales nombrados por el papa Francisco el 25 de octubre. La foto fue tomada el 3 de diciembre de 2019. Foto: Vatican Media/CNS

WASHINGTON — El cardenal-designado Wilton D. Gregory, instalado como arzobispo de Washington en mayo de 2019, agradeció al papa Francisco “con un corazón muy agradecido y humilde” por nombrarlo el 25 de octubre como uno de los 13 cardenales nuevos.

El cardenal-designado Gregory será el primer cardenal afroamericano de Estados Unidos a ser elevado al Colegio Cardenalicio. Él y los otros 12 prelados serán elevados en un consistorio el 28 de noviembre en el Vaticano.

Nueve de los nuevos cardenales son menores de 80 años y serán elegibles para votar en un cónclave; cuatro eclesiásticos mayores recibirán sombreros rojos como señal de estima y honor.

Además del cardenal-designado Gregory, el papa eligió cardenales electores a dos oficiales de la Curia Romana y obispos de Italia, Ruanda, las Filipinas, Chile y Brunéi.

Original de Chicago, el cardenal-designado Gregory cumple 73 años el 7 de diciembre. Como estudiante de sexto grado en la escuela St. Carthage en Chicago en 1958, él fue inspirado por el ejemplo de los sacerdotes de la parroquia y las hermanas dominicas de Adrián para convertirse en católico.

En la conferencia de prensa cuando fue presentado como el nuevo arzobispo de Washington, dijo, “A las seis semanas de estar en una escuela católica, y no teniendo antecedentes católicos, yo dije ‘quiero ser sacerdote’”.

Wilton Daniel Gregory fue bautizado como católico durante la Vigilia Pascual ese año escolar.

Más adelante, después de estudiar como seminarista, fue ordenado como sacerdote de la Arquidiócesis de Chicago en 1973, y obtuvo un doctorado en liturgia sagrada del Instituto Pontificio Litúrgico en Roma en 1980.

Después de servir como sacerdote de parroquia en Chicago y como maestro de ceremonias para los cardenales John Cody y Joseph Bernardin, fue ordenado obispo auxiliar de Chicago en 1983.

En 1994, el obispo Gregory fue instalado como obispo de Belleville, Illinois, donde sirvió durante los siguientes 11 años. El obispo Gregory fue electo presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos en 2001 después de servir tres años como vicepresidente.

Durante su servicio como presidente de USCCB de 2001 a 2004, la crisis de abuso sexual del clero de la iglesia escaló, y bajo su liderazgo, los obispos implementaron el “Estatuto para la Protección de Niños y Jóvenes”.

San Juan Pablo II nombró al obispo Gregory para servir como arzobispo de Atlanta, donde fue instalado en 2005 y sirvió hasta que el papa Francisco lo nombró el nuevo arzobispo de Washington en 2019.

En la conferencia de prensa donde fue presentado como el nuevo arzobispo de Washington, el arzobispo Gregory prometió trabajar por la sanación de la arquidiócesis, que había sido sacudida por la crisis de abuso del clero, incluyendo la renuncia y remoción del sacerdocio de Theodore McCarrick, antiguo cardenal y arzobispo de Washington, después de acusaciones de que McCarrick había abusado a menores de edad y participado en mal comportamiento sexual con adultos.

En su misa de instalación como nuevo arzobispo de Washington, el arzobispo Gregory señaló la historia del Evangelio de Jesús calmando los mares tormentosos cuando él estaba en el bote con sus apóstoles.

“Les recuerdo... él está aquí. Él está aquí cuando los mares están calmados, y él está aquí durante cada momento de incertidumbre, rabia, miedo y vergüenza. Él nos invita a depositar nuestra confianza en él”, dijo el arzobispo Gregory.

El arzobispo Gregory enfatizó ese mismo mensaje en 2020 cuando la pandemia del coronavirus inicialmente causó un cierre de las misas públicas y el cierre de los campus de las escuelas católicas.

En una columna para el Catholic Standard, el periódico arquidiocesano de Washington, el arzobispo Gregory escribió que “incluso en la incertidumbre de esta situación actual, si estamos abiertos, Dios usará este momento para acercar nuestros corazones a él y más firmemente en unión unos con otros”.

El arzobispo Gregory ha elogiado las protestas pacíficas por la justicia racial, diciendo que los jóvenes que ayudan a liderar esas marchas ofrecen esperanza por la construcción de una nación más justa donde todas las vidas sean respetadas.

Contribuyó con esta historia Cindy Wooden en Roma.