Estados Unidos

Diócesis católicas instan a lavarse las manos y a orar para combatir el virus

Por Catholic News Service
viernes, marzo 13, 2020

Las diócesis de todo el mundo están tomando precauciones para evitar la propagación del coronavirus. Foto: Philip Toscano, PA Wire vía Reuters/CNS

WASHINGTON - “Cómo lavarse las manos al estilo católico” es el titular de un gráfico informativo de la diócesis de Dallas.

Sugiere que los católicos digan el Padre Nuestro, Ave María y Gloria mientras siguen el protocolo de lavado de manos que se recomienda en todo el mundo como una de las muchas formas de protegerse contra el coronavirus, designado COVID-19 por las autoridades sanitarias mundiales.

“Las manos limpias salvan las vidas… ¡y las oraciones salvan las almas!”, dice la guía de la diócesis de Dallas sobre el lavado de manos durante 30 a 45 segundos.

La guía se encuentra entre los protocolos emitidos por el obispo de Dallas, Mons. Edward J. Burns, para proteger a los fieles del coronavirus, como sus hermanos obispos y otros líderes de la iglesia en las casi 200 arquidiócesis y diócesis de este país.

En Dallas y en otros lugares, entre las medidas preventivas más comunes que se están tomando se encuentran el instar a recibir la Sagrada Comunión en la mano, la suspensión de la distribución del cáliz en la Comunión y el intercambio del signo de la paz sin contacto físico.

Los líderes diocesanos también pidieron a las personas enfermas que se abstuvieran de asistir a la misa y han instado a rezar por la recuperación de las personas afectadas por la enfermedad y por sus familiares y otros cuidadores.

En una declaración del 3 de marzo, el cardenal Cupich señaló los requisitos para los sacerdotes y otros ministros litúrgicos, de lavarse las manos y usar desinfectantes de manos; pidió a los fieles que se abstengan de contacto físico durante el signo de la paz y el Padre Nuestro y pidió a los que están enfermos o experimentan síntomas de enfermedad que no vayan a misa.

“Por caridad, no deben asistir”, decía la declaración.

En un memorándum del 9 de marzo a las parroquias e instituciones de la arquidiócesis, Mons. Salvatore J. Cordileone, arzobispo de San Francisco, instó de manera similar a tomar tales precauciones, añadiendo que aquellos feligreses que están enfermos y se quedan en casa los domingos son animados a seguir la misa televisada, y a hacer un acto de comunión espiritual.

“Esta es una situación en la que uno no tiene la culpa de no asistir a la misa”, dijo el arzobispo. Además, los feligreses confinados en sus casas pueden entrar en el espíritu de observar el Día del Señor, como meditar sobre las lecturas de ese domingo, rezar el rosario y (para los que tengan la disponibilidad) rezar la Liturgia de las Horas.

Mons. Oscar Cantú, obispo de San José, California, en una carta del 6 de marzo a los católicos, dijo: “A la luz de la delicada situación que enfrentamos en este momento, dispenso a las personas que caen en las categorías de mayor riesgo de asistir a la misa”.

Dijo que estas categorías incluyen a personas mayores de 50 años, aquellos con condiciones de salud que incluyen enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, enfermedades cardíacas o enfermedades pulmonares crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, “así como aquellos con sistemas inmunológicos severamente debilitados”.

“Que sigamos observando las precauciones prescritas por nuestro departamento de salud pública para protegernos a nosotros mismos y a nuestros hermanos y hermanas”, dijo Mons. Cantú. “Continuemos también rezando por el reposo de las almas de los muertos de esta enfermedad, por la curación de los enfermos y por la protección de todos nuestros trabajadores de la salud.

Esperamos y rezamos para que nuestros profesionales médicos puedan encontrar una cura a esta enfermedad”, añadió.

En Alabama, Mons. Thomas J. Rodi, arzobispo de Mobile, dijo en una declaración del 9 de marzo sobre los protocolos en su arquidiócesis: “El culto a Dios es parte integral de la vida de fe. Los cambios en la liturgia afectan profundamente a las personas y deben ser considerados cuidadosamente. Sentí que la gente tomaba sus propias decisiones sobre la asistencia a misa. Amenazados por el coronavirus, cualquier reunión de personas debe ser llevada a cabo de una manera que salvaguarde la salud”.

Dijo que estaba emitiendo la declaración porque “algunas parroquias han emitido públicamente su propia guía litúrgica”, la cual ha variado y ha creado cierta confusión entre los fieles.

Mons. Rodi dijo que “en el futuro inmediato, por la presente dispenso de la obligación de asistir a misa a cualquier persona con una condición médica subyacente grave para la que contraer el coronavirus puede ser una situación de peligro para la vida”.

Él también pidió a los católicos que se quedaran en casa si se sentían enfermos. Dijo igualmente que nadie está obligado a usar las fuentes de agua bendita. “Los párrocos deben asegurarse de que las fuentes se mantengan limpias y el agua bendita se reemplace con frecuencia”, añadió.

En cuanto al signo de la paz, Mons. Rodi dijo que puede mantenerse en las misas, “pero nadie está obligado a hacer contacto físico durante el signo de la paz”.

En la diócesis de Bridgeport, Connecticut, entre los protocolos que esbozó para su diócesis, el obispo Mons. Frank J. Caggiano abordó el tema del signo de la paz en la Confirmación.

“Para la celebración de la Confirmación, el signo de la paz se intercambiará entre el obispo y el confirmando sin un apretón de manos. Las fotografías tendrán lugar en la iglesia inmediatamente después de la celebración de la misa e incluirán sólo al obispo, a los confirmandos y a sus padrinos”.

Instó a las parroquias a que consideraran la posibilidad de aplazar o cancelar los actos sociales no litúrgicos programados para las semanas inmediatas, especialmente aquellos en los que los ancianos pudieran sentirse inclinados a participar. “Por muy importantes y vivificantes que puedan ser algunos de estos eventos para una parroquia o una institución, velar por el bienestar de los demás es una preocupación primordial”, dijo.

Añadió: “Como pueblo de fe, queremos poner toda esta crisis en las manos del Señor. Es apropiado, por lo tanto, que la oración universal en las Misas incluya una petición para pedir la misericordia de Dios para aquellos que han muerto por el coronavirus, su curación para aquellos que lo sufren y su protección para todos los demás que luchan contra él”.