El papa Francisco besa un niño antes de celebrar misa el 21 de septiembre de 2015 en la Plaza de Revolución en Holguín, Cuba. Foto: CNS/Paul Haring
El lunes 21 de abril de 2025, un día después del Domingo de Pascua, el mundo recibió la triste noticia del fallecimiento del papa Francisco, a la edad de 88 años. Jorge Mario Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano y jesuita en dirigir la Iglesia Católica, deja un legado imborrable marcado por la humildad, la cercanía con los más pobres y una renovada llamada a vivir la misericordia en cada acción. Su papado, iniciado en 2013, transformó profundamente la forma en que la Iglesia se relaciona con sus fieles y con el mundo. Desde sus primeros días como Papa, Francisco mostró una preocupación particular por los marginados y desamparados, enfatizando que la Iglesia debía ser un “hospital de campaña” para quienes sufren. Su elección fue recibida con esperanza por millones, especialmente en América Latina, donde su voz representaba no solo a un líder religioso sino también un símbolo de inclusión y justicia social. En la Arquidiócesis de Chicago, una comunidad con una fuerte presencia latina, la noticia impactó profundamente a líderes de ministerios y fieles por igual, quienes recordaron cómo el Papa Francisco inspiró y guio su trabajo pastoral y su vida de fe. Para Emily Cortina, coordinadora del ministerio carcelario en Kolbe House, el pontífice fue un faro de esperanza para aquellos que muchas veces son olvidados. “El Papa siempre nos enseñó a reconocer la dignidad de los encarcelados. Nos recordó que, aunque ellos estén privados de libertad y nosotros no, somos iguales ante Dios y debemos mantenerlos en nuestro corazón”, compartió Emily. La imagen del pastor que camina junto a su pueblo, que el Papa Francisco tanto promovió, ha sido una guía constante para ella en su labor con los encarcelados. Emily destacó que la insistencia del Papa en la dignidad humana ha reforzado su compromiso con una pastoral que no abandona a nadie, especialmente a aquellos en situación vulnerable. El reverendo Sergio Rivas, párroco de Santa María del Lago y coordinador del Consejo Hispano de la Arquidiócesis, recordó con emoción el inicio de su ministerio sacerdotal y la influencia directa del papa Francisco en su camino: “Fui ordenado sacerdote en 2012 y al año siguiente, en 2013, Francisco fue elegido papa. Desde entonces, él se convirtió en el modelo que quiero seguir en mi sacerdocio. Su humildad, su cercanía con la gente y su manera de ser pastor me inspiran a vivir mi vocación con la misma entrega”. Para él, el pontífice fue un símbolo de inclusión, brindando espacio a quienes antes se sentían excluidos en la Iglesia y subrayando que la Iglesia es de todos y para todos. Además, recordó cómo Francisco incentivó a los sacerdotes a no perder nunca la cercanía con su comunidad, y a escuchar activamente sus necesidades. Marco López, director de Formación en la Fe a lo Largo de la Vida en la parroquia de Santa Rita de Cascia, recordó el impacto que tuvo la encíclica La Alegría del Evangelio en su ministerio. “El Papa nos impulsó a mantener un espíritu alegre, a valorar la importancia de la familia y a ser custodios responsables de la creación. Su llamado a la misericordia y a la unidad resonó especialmente entre los jóvenes y en nuestra comunidad latina, recordándonos que todos somos hermanos en esta familia que es la Iglesia y la humanidad”, Marco explicó. Destacó cómo la visión de Francisco sobre la ecología integral también motivó a muchos a cuidar el planeta como una expresión de fe y respeto por la creación de Dios. El Muy Reverendo Esequiel Sánchez, rector del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, también resaltó la profunda humanidad y espiritualidad que caracterizó al Papa. “Nos mostró que la fe no es una simple doctrina, sino una relación viva con Dios y con nuestros hermanos. Su ejemplo nos desafía a salir de nuestras zonas de confort y a encontrar a Cristo en los más necesitados. Su legado seguirá vivo en cada gesto de amor y justicia que realicemos”. El padre Sánchez señaló que el papa Francisco dejó un mensaje claro sobre la importancia de la solidaridad y la fraternidad, que debe guiar a los cristianos en todos los niveles, desde la vida cotidiana hasta las decisiones más importantes.