Área de Chicago

“Esto viene de Dios”: Conversación con el obispo electo José María García Maldonado

Por Redacción Católico
miércoles, febrero 26, 2025

La Arquidiócesis de Chicago tiene un obispo mexicano

El 20 de diciembre de 2024, el papa Francisco hizo un anuncio histórico, al nombrar a cinco nuevos obispos auxiliares para la Arquidiócesis de Chicago. Entre ellos, uno mexicano: el obispo electo José María García Maldonado. Fotos: Karen Callaway/Católico
El P. Chema durante la XIX Noche de Gala en Drury Lane el 10 de noviembre de 2017. Fotos: Karen Callaway/Católico
Durante la misa conmemorativa en memoria del obispo John Manz, los padres Marco Antonio Franco y Lorenzo Gamboa acompañan al padre Chema el 18 de julio de 2023 en la parroquia San José Sánchez del Río.
El padre Chema, como pastor de Good Shepherd, da una bendición antes de la ceremonia del corte de listón en la reapertura de la escuela Good Shepherd, en 2725 S. Kolin Ave., el 2 de junio de 2021.
El padre Chema interactúa con Enrique Rodríguez, de Univisión Chicago, durante la XIX Noche de Gala en el Centro de Conferencias Drury Lane el 10 de noviembre de 2017.
El padre Chema celebra la oración eucarística con sacerdotes del área durante uno de los tres días de oración en memoria del obispo Manz, en San José Sánchez del Río, en julio de 2023.
Durante los días de oración en memoria del obispo Manz. El padre Chema convivió con el obispo Manz y conoció de cerca su manera de ministrar.

Como recordarán nuestros lectores, el 20 de diciembre de 2024, el papa Francisco hizo un anuncio histórico, al nombrar a cinco nuevos obispos auxiliares para la Arquidiócesis de Chicago. Entre ellos, uno mexicano: el obispo electo José María García Maldonado.

Conocido cariñosamente por sus feligreses como “el padre Chema”, García Maldonado fue nombrado obispo titular de Fallaba, y actualmente sirve como párroco de la parroquia San José Sánchez del Río, en Chicago.

Para saber más sobre el obispo electo, el programa La hora católica: Misa y más lo invitó a conversar.

“Soy de origen mexicano, de la región de Los Altos de Jalisco” dijo el obispo electo Chema, “de un pueblo muy pequeño llamado San Julián, cerca de San Juan de los Lagos, donde está la Virgen tan venerada. Soy el quinto de una familia de nueve. Todos mis hermanos y hermanas viven en el área de Chicago y alrededor. Mi madre vive todavía, mi papá ya está en la gloria de Dios”.

El haber nacido en el seno de una familia católica, en una comunidad con fuertes valores religiosos, fue clave para que se convirtiera en sacerdote.

“La región de los Altos de Jalisco, una de sus características es que hoy en día sigue siendo un pueblo muy religioso, con un catolicismo muy fuerte” agregó. Esto determinó su vocación, dijo, reflexionando sobre su infancia.

“Yo pienso, ahora lo puedo ver, que el primer paso es cuando el párroco de mi pueblo me invitó a ser monaguillo” recordó. “Yo tendría unos nueve o diez años y fue mi primera oportunidad de convivir con los sacerdotes de mi pueblo, ver más de cerca el ministerio del sacerdote”.

“Esa oportunidad de ser monaguillo me llevó después a preguntar a un sacerdote: si yo quisiera ser sacerdote, ¿qué debo hacer?” continuó. “Me dijo ‘bueno, tienes que ir al seminario’. Él me ayudó a entrar en el seminario en San Juan de los Lagos, donde estudié mi preparatoria, el curso introductorio y donde terminé la filosofía”.

Para ese tiempo, su familia ya había migrado a los Estados Unidos. “Yo era el único que se había quedado en México” recordó. “Entonces, después de siete años de formación en México, tomé la decisión de dejar el seminario de San Juan de los Lagos, venir y encontrarme con mi familia”.

Él quería continuar el discernimiento vocacional, y al llegar acá se dio cuenta de la enorme necesidad que hay de sacerdotes hispanos en Estados Unidos. “Un sacerdote me contactó con el programa de Casa Jesús en ese tiempo, y es como se abren las primeras puertas para conectarme con el Seminario de Mundelein, la Universidad de Sta. María del Lago” dijo.

Importancia de los mentores

El obispo es consciente y muy agradecido de la inspiración y la ayuda de gente que ha encontrado en el camino. En primer lugar mencionó al sacerdote de su pueblo, que lo motivó para ir al seminario, el padre  Gerardo Jiménez (QEPD).

“Ya como sacerdote, un gran ejemplo, un gran apoyo en mi vida sacerdotal fue el obispo John Manz, que en paz descanse” dijo.

El obispo Chema conoció de cerca al obispo Manz, convivieron por doce años.

“Yo estuve asignado en El Buen Pastor” recuerda, “estuve allí por diez años. Cuando llegué al Buen Pastor el obispo Manz ya vivía allí, era residente. Después de unos años él me invita a trabajar como decano en su vicariato, y ya fue ese nivel de convivencia, ya no era solamente vivir juntos. Allí tuve la oportunidad de ver más de cerca su liderazgo, su pastoral, porque ya es cuando entras en acción; ya estás en reuniones, ya ves cómo él guiaba, caminaba, pastoreaba el vicariato en el que él estaba asignado”.

La noticia

Para un sacerdote, recibir la noticia de que el Papa lo ha nombrado obispo es una emoción muy fuerte.

“Es un día que va a quedar muy grabado en mi corazón” dijo el obispo Chema, “porque cambió mi vida, mi ministerio. Y sobre todo porque esa llamada sucedió en un día muy especial para nosotros los católicos mexicanos, la recibí el 12 de diciembre, cuando celebramos a Nuestra Señora de Guadalupe”.

“Fue una llamada” recuerda, “y como muchas personas hacen, si yo veo una llamada en mi teléfono de un número que no conozco, no contesto. Me dejaron un mensaje de la nunciatura de Washington, que les llamara lo más pronto posible. Llamo y me contesta el nuncio apostólico, el cardenal Christophe Pierre”.

La conversación con el nuncio duró unos siete minutos. “Me dijo ‘Solamente dejarle saber que el papa Francisco lo ha nombrado obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Chicago, ¿qué piensa?’.  Uno no puede hablar” dijo el obispo Chema. El nuncio apostólico conoce estas reacciones y trató de darle confianza. “Mire” le dijo, “esto viene de Dios, no es algo que usted eligió, y cuando Dios nos pide algo él mismo nos va preparando”. 

El nuncio le pidió discreción, no podía comentarlo con nadie más que con el cardenal Cupich, hasta que se hiciera el anuncio oficial.

El “sí” de María y Juan Diego

A propósito de que ese día era 12 de diciembre, la primera imagen que vino a su mente fue Juan Diego.

“Juan Diego, muy consciente de sí mismo dice ‘no’, pide a otro, dice ‘a mí no me van a escuchar, yo no sé hablar’” dijo el obispo Chema. “Así como decir: ‘¿Por qué yo? Hay otras personas’. Pero bueno, es obra de Dios”.

Esos días también estábamos en el contexto de Adviento, lo que le recordó “ese ‘sí’ generoso de la Virgen María, que también cuestiona al ángel y dice ‘¿pero cómo es posible?’ Y el ángel le dice ‘María, Dios ha encontrado gracia en ti’”.

Entonces, dijo el obispo Chema, “viene ese ‘sí’ generoso de María. Viene ese ‘sí’ temeroso de Juan Diego. Y entonces, inspirado en María y en Juan Diego, fue que yo dije “Sí, está bien”. Sin saber muchas cosas, pero confiando en que es obra de Dios.

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