Área de Chicago

En Madre de las Américas, un grupo de jóvenes promueve las vocaciones

Por Joyce Duriga
miércoles, mayo 1, 2024

El grupo de jóvenes St. Aloysius promueve vocaciones

La parroquia Madre de las Américas en La Villita tiene un singular grupo de jóvenes dedicado a promover vocaciones al sacerdocio. Fotos: Karen Callaway/Católico
Damián Villafranca espera antes de encaminarse al santuario en Madre de las Américas, el 3 de marzo. Fotos: Karen Callaway/Católico
Al centro, Joseph Martinez revisa que todo esté en orden con el grupo antes de que el padre Tom Boharic se les una para una oración antes de comenzar la misa el 3 de marzo en Madre de las Américas.
Jair Gómez lleva el incienso durante la procesión de entrada en Madre de las Américas, en La Villita.
Los chicos se arrodillan mientras el padre Tom Boharic y el diácono Charles Agony ponen la Eucaristía en el tabernáculo el 3 de marzo en Madre de las Américas.
El grupo de jóvenes St. Aloysius, que sirve en Madre de las Américas, en La Villita.

La parroquia Madre de las Américas en La Villita tiene un singular grupo de jóvenes dedicado a promover vocaciones al sacerdocio.

El grupo de jóvenes St. Aloysius, que se llama así por el patrono de la juventud, atrae a jóvenes varones de 13 a 18 años de toda la arquidiócesis. Hasta 30 adolescentes participan desde las zonas norte, oeste y sur de Chicago, así como también de los suburbios del sur. Los únicos requisitos para unirse son un deseo de aprender más sobre su fe y estar abiertos a cualquier cosa que Dios los esté llamando a hacer en su vida, incluso si eso es el sacerdocio.

Una de las actividades regulares del grupo es servir en la misa del mediodía los domingos. Los miembros se toman muy en serio la responsabilidad.

“Nos gusta tener las cosas un poco más profesionales, más estructuradas”, dijo Joseph Martínez, de 16 años, quien es el líder del grupo. “Queremos que las personas tengan paz cuando miren al altar”. Los jóvenes llegan temprano a misa para vestirse con sotanas y capas azul claro (el color es un saludo a María, a quien están dedicados) y sobrepellices blancas. Usan ropa negra y zapatos de vestir debajo.

Una vez vestidos, los jóvenes van a una capilla lateral desocupada a fin de socializar y prepararse para la misa. Instalan el altar, y luego, durante la misa, entran y salen de la sacristía encendiendo incienso, sacando velas, la cruz procesional y más. Durante la Comunión asisten a los ministros extraordinarios de la Sagrada Eucaristía.

Después de la misa, los miembros del grupo suelen ir al centro social de la parroquia para jugar baloncesto y comer, dijo Martínez. Muchos de los jóvenes también participan en eventos de vocaciones arquidiocesanos para adolescentes.

No hay un horario establecido para el grupo, excepto el 12 de cada mes, cuando tienen una misa para Nuestra Señora de Guadalupe. También participan en eventos como fogatas, comidas en la parroquia o visitan otras parroquias para ver su cultura y arquitectura.

“Muchos de los que reclutamos son amigos de amigos; los involucramos, cambian sus vidas y realmente les encanta”, dijo Martínez. “Siempre y cuando esté dispuesto a dejar que Dios entre en su vida, para discernir a qué está llamado con la ayuda de Dios, cualquiera está invitado”.

Sin bien el grupo está dirigido por sacerdotes y seminaristas, el padre Tom Boharic, párroco de Madre de las Américas, dijo que los jóvenes varones realmente se han hecho cargo del grupo.

Comenzó con Martínez y algunos otros adolescentes que mostraron interés en el sacerdocio y se convirtió en un grupo formal cuando un seminarista asignado a la parroquia lo asumió como un proyecto. Desde entonces ha pasado a otros dos seminaristas.

Todos los participantes ya eran monaguillos y eran apasionados por servir en la misa muy bien, dijo Boharic.

“Ellos mismos han tomado mucha iniciativa para elevar el estándar de los monaguillos para ser una especie de modelo para los demás”, dijo Boharic. “Así que les dimos una misa solo para ellos, para que la lideraran. Realmente les gustó tener ese papel en la parroquia”.

Boharic fue inspirado a iniciar el grupo por el padre Bobby Krueger, quien ha tenido grupos de vocaciones en sus parroquias. Los adolescentes son expuestos a la vida de un sacerdote más allá de la misa, lo cual es importante, dijo.

“Enfatizamos las vocaciones en general, pero lo que es realmente más importante que eso es hacer que los jóvenes conozcan a Dios, conozcan a Jesús”, mencionó Boharic. “Si puede haber una manera para que estén juntos y se animen unos a otros, eso es grandioso. Yo sé que esto los va a ayudar sin importar a dónde Dios los llame a ir”.

El grupo ha dejado su huella en la parroquia.

“En general, los feligreses están impresionados con ellos. Recibo comentarios todo el tiempo: ‘esos monaguillos son increíbles’. O ‘esos monaguillos se ven muy bien en misa’”, dijo.

El grupo también ha dejado huella en sus miembros, dijo Martínez.

“Muchos de estos niños comenzaron sin saber acerca de lo que es la vida católica. Por supuesto, sabían que eran católicos, pero ¿qué es ser católico?”, señaló Martínez. “He visto a muchas personas cambiar y cómo ha impactado su vida. E incluso sus familias, haciendo que sus familias vengan a la iglesia. Ha sido una experiencia maravillosa”.

Axel González, de 16 años, está de acuerdo. Él fue invitado por Martínez, quien es compañero de clases en la Chicago Bulls College Prep, para que viniera al grupo de jóvenes.

“Antes era católico, sí, pero no conocía el verdadero significado de católico”, dijo González. “Pero después de unirme a este grupo, realmente me ayudó a adquirir el aspecto de ser católico. Me ayudó a ampliar mi horizonte y oportunidades, por ejemplo, el sacerdocio”.

González dijo que él recomendaría este grupo a otros chicos adolescentes.

“Es una experiencia realmente divertida porque conoces a gente nueva y luego crecen juntos en la fe”, mencionó.

Damian Villafranca, de 15 años, escuchó acerca del grupo por Martínez durante una semana Totus Tuus en Madre de las Américas.

“Me ha acercado mucho más a Dios y me ha hecho darme cuenta de que necesito centrarme más en cómo estoy viviendo mi vida para Cristo y alejarme de todo lo malo que he estado haciendo y conectarme con los demás”, dijo Villafranca.

Uno de sus eventos favoritos es cuando el grupo ora juntos en la capilla parroquial.

“Estamos allí físicamente presentes con la Eucaristía, y es muy bueno estar allí orando”, dijo Villafranca.

Boharic destacó que las parroquias no deben subestimar a los jóvenes.

“A veces pensamos que los jóvenes no están interesados o no pueden comprender las cosas de Dios. A veces los tratamos como niños pequeños o algo así”, mencionó. “Pero luego, cuando de hecho los mantienes a un estándar alto y realmente los involucras, me han impresionado mucho con las diferentes cosas que estos jóvenes han dicho, como el poder describir lo que ocurre en la oración, sobre Dios”.

El padre Tim Monahan, director de vocaciones de la arquidiócesis, dijo que los grupos basados en la parroquia como el grupo de jóvenes St. Aloysius complementan los programas de discernimiento arquidiocesanos porque arrojan una red más amplia y se enfocan en ayudar a los adolescentes varones a crecer en su relación con Dios y promover la hermandad.

Monahan señaló que cualquier programa para adolescentes se rige por los protocolos y capacitación de Virtus y Protegiendo a los Niños de Dios.

Algunos párrocos podrían considerar el comenzar un grupo como este como una cosa más que tienen que hacer, dijo.

“Pero lo que he visto por mí mismo es que es extremadamente vivificante”, dijo Monahan.

Una parroquia puede comenzar un pequeño programa y hacerlo crecer haciendo cosas sencillas para reunir a los chicos adolescentes como jugar juegos de mesa o compartir comidas o tiempo para la adoración.

“[Madre de las Américas] está donde está hoy porque simplemente comenzó con algunos chicos que querían pasar el rato”, dijo. “Si tienes la presencia de un sacerdote y si tienes un par de adolescentes, puedes comenzar con un núcleo fuerte y crecer a partir de allí independientemente de la parroquia”.

Es importante que los jóvenes varones no se sientan presionados a convertirse en sacerdotes, dijo Monahan. Más bien, deben ser alentados a explorar su relación con Jesús y cualquier cosa que él les pida que hagan.

“Ese es un elemento esencial para todos nuestros programas de discernimiento, la libertad de simplemente probarlo”, dijo. “Siempre agrego esa advertencia, que nadie está obligado a hacer esto. Solo pruébalo”.

 

Para más información sobre el grupo, visite instagram.com/st.aloysius.patron.of.youth.

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