Área de Chicago

“La Sagrada Familia fue una familia de migrantes” dice el obispo Daniel Turley

Por Redacción Católico
viernes, febrero 2, 2024

El obispo Daniel Turley, O.S.A., da su homilía en la misa en español para los migrantes el 17 de diciembre en la Catedral del Santo Nombre. Foto: Karen Callaway/Católico

El obispo Daniel Turley tiene un mensaje muy claro para la comunidad católica: La Sagrada Familia fue una familia de migrantes. Lo dijo en su homilía de la misa en español para migrantes el pasado 17 de diciembre en la Catedral del Santo Nombre. En esa ocasión llegaron a la catedral más de 600 migrantes que están por ahora viviendo en hoteles alrededor del área de River North.

“Jesucristo comprende muy bien lo que significa ser migrante, pasar noches y días de sufrimiento” dijo recientemente el obispo Turley en una conversación con Alejandro Castillo para el programa “La hora católica: misa y más”. Allí, el obispo dijo que “los migrantes deben llenarse de ese amor de Cristo migrante”.

Nacido en el sur de Chicago, seguidor de los White Sox, el obispo Daniel Turley cumplió recientemente 55 años de haber sido ordenado. La mayor parte de ese tiempo lo pasó ministrando en Perú, en la diócesis de Chulucanas.

Antes de esto, el obispo Turley pasó cuatro años en San Luis Potosí, México, estudiando nuestra lengua y empapándose de la cultura mexicana. En español, lengua que habla con bastante fluidez, el obispo dijo que cuando llegó a Perú en 1969, traía la idea de llevar el Evangelio a los campesinos de las comunidades pobres, donde no había sacerdotes y algunas tenían una misa al año.

“Uno va con ese ‘celo apostólico’, ¿no? ese deseo de presentar a Cristo Jesús al pueblo” dijo en la conversación con Castillo. “Y uno se queda sorprendido al ver que Jesús ya está presente en los humildes, los campesinos, los olvidados del mundo, allí está el Señor”.  

Se le preguntó al obispo cuáles eran las prioridades ministeriales que encontró al llegar a Perú.

“Ayudar a la gente a comprender la grandeza de sacramentos como el bautismo, celebrarlo con dignidad, y ayudarles a recordar que, primeramente por ser personas hechas a imagen y semejanza de Dios, después bautizados en Cristo, que todas las personas son dignas. Y esa dignidad humana realmente ha sido como una base de todos mis años en Perú hasta este momento”.

“Considero que este concepto, la dignidad humana, es tan importante, que en este tiempo de Navidad todos debemos sentirnos dignos” continuó el obispo. “Cuando se habla de migrantes, yo diría hay que tener mucho cuidado, hablar con mucho cariño. Porque el migrante precisamente es digno, tan digno como uno, no es que sea alguien diferente. Se le llama ‘migrante’ pero es un hermano, una hermana. Todos somos hijos e hijas del mismo padre. Todos tenemos la misma dignidad porque todos estamos hechos a la imagen y semejanza de nuestro Dios Amor”.

El obispo Turley dijo que en realidad esa ha sido la base de todo su trabajo, ayudar a todos a recordar la dignidad de su persona. “Cuando llegué a Perú había mucha discriminación hacia los pobres” dijo. “Muchos no sabían leer ni escribir. Entonces, hicimos todo un programa para enseñarles a leer, escribir, proclamar la palabra en la liturgia de la misa y leer”.

Al ser nombrado obispo en la diócesis de Chulucanas, el obispo Turley se propuso continuar la obra de su antecesor, que trabajaba mucho con la preparación de los laicos. “Otra obra que inicié al poco tiempo de ser obispo es buscar ayuda, porque siempre se necesita en la parte económica” agregó.

Por supuesto, el obispo fue consciente de la importancia de los medios de comunicación: “Allí establecimos una radio para la diócesis, que se llama Radio Emmanuel, ‘La voz de la esperanza’ porque queríamos ser una emisora con un mensaje de esperanza para todos. Esta radio sigue adelante, transmite todos los días. Hay misa, muchos programas sobre el bienestar personal y la salud, sobre todo después del COVID, estos programas son de gran importancia”.

En la conversación, se le preguntó al obispo Turley Por qué decidió regresar a Chicago después de tantos años.

“Uno entrega su renuncia al Papa” respondió, “porque la ley canónica establece que cuando el obispo tenga 75 años tiene que presentar su carta de renuncia a su diócesis. Entonces presenté la carta, esperé, pasaron como tres años y finalmente el Papa me manda una carta agradeciendo mi servicio”.

En Chicago se ha mantenido muy ocupado, colaborando con el cardenal Cupich, ha estado trabajando con jóvenes religiosos, seminaristas agustinos que estudian en Catholic Theological Union, se mantiene ocupado también con el programa de preparación de los votos para el prenoviciado; colabora también en la parroquia Sta. Rita de Cascia, con el párroco Homero Sánchez y ahora en la iglesia Sta. Clara, que se ha juntado con Sta. Rita. “Una comunidad muy hermosa, muy activa” dijo.

El obispo ha tomado también parte activa en la Posada por la Reforma Migratoria, y tuvo la oportunidad de celebrar una misa especial para los migrantes en la Catedral del Santo Nombre. En la conversación, Castillo le recordó que en su homilía habló de la importancia de la Sagrada Familia, y le pidió que repitiera cuál fue su mensaje.

“Pues nuevamente la palabra ‘dignidad’” respondió. “Imagínese que María fue una migrante, José, un migrante y el Niño Jesús un niño migrante, tenían que salir inmediatamente de Belén, de Nazaret, tenían que huir a Egipto, porque Herodes iba a matar al Niño Jesús, y de hecho mató a los Santos Inocentes. Tenían que quedarse en Egipto un buen tiempo, para después volver a Nazaret”.

“La Sagrada Familia fue una familia de migrantes” continuó. “Jesucristo comprende muy bien lo que significa ser migrante, pasar noches y días de sufrimiento; los migrantes deben llenarse de ese amor de Cristo migrante, de María”.

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