Área de Chicago

El Programa Parroquial de Patrocinio Familiar sigue acompañando a migrantes en busca de asilo

Por Redacción Católico
miércoles, noviembre 1, 2023

Miembros de iglesias de Oak Park que incluyen St. Catherine of Siena-St. Lucy y St. Giles se ofrecen como voluntarios para preparar y servir el desayuno, además de colectar ropa, entre otros servicios. Su parroquia es una de las que trabajan con Caridades Católicas para ayudar a los migrantes. Foto: Karen Callaway/Católico

Desde que los primeros migrantes en busca de asilo empezaron a llegar a Chicago el verano del año pasado, se calcula que hasta la fecha han llegado más de 17.000, lo cual ha representado un enorme desafío para los servicios que la ciudad ofrece, ya que estos migrantes requieren desde casa hasta comida, ropa y servicios de salud.

Caridades Católicas ha respondido a esta situación con un intenso trabajo a lo largo de los condados de Cook y Lake. La colecta especial que realizó hace medio año tuvo la intención de generar fondos para crear un programa especial de acompañamiento a estas familias.

Marilú González, directora de operaciones regionales de Caridades Católicas para el Suroeste de la ciudad habló recientemente con Alejandro Castillo en el programa La Hora Católica, y explicó en qué consiste el Programa Parroquial de Patrocinio Familiar.

“Digamos que una parroquia, por ejemplo, Nuestra Señora de las Américas, quieren ayudar a diez familias, pero no tienen el dinero para hacerlo. El dinero de esta colecta especial se destinó a eso, para que la parroquia interesada pudiera pedir ese dinero”.

González dijo que Caridades Católicas, por medio de un subcomité, revisa las propuestas que mandan las parroquias y entonces se aprueban. “El cardenal lo aprueba oficialmente y entonces ese dinero se da a la parroquia para asistencia con la renta o con otras necesidades que tenga la familia”.

Agregó que la duración de la asistencia es de seis meses, máximo, pero ahora están revisando qué pasa después, si las parroquias pueden volver a presentar solicitud

“Estamos ahorita en eso, porque ya hemos llegado al medio año y ya algunas parroquias han regresado a pedir otros fondos para poder seguir ayudando a más familias”.

El proceso no fue fácil, dijo Marilú al explicar los detalles del plan:

“Duramos casi cuatro meses para poder implementar el plan. Obviamente tuvo que haber un asesoramiento, decir ok, ¿cuáles son esas necesidades? ¿cuánto cuesta realmente apoyar una familia de cinco en un hogar? ¿qué otras cosas se necesitan en eso? ¿qué esperamos de la iglesia en particular? Porque la iglesia es la que va a responder, qué esperamos de la familia que va a recibir la ayuda y qué esperamos del dueño de la propiedad”.

Marilú explicó que esta dinámica tiene tres elementos. El primero, la parroquia: “La necesidad de tener un equipo, la firma del párroco obviamente porque es una responsabilidad muy grande y el acompañamiento y la orientación que se tiene que hacer”.

El segundo elemento es la familia: “Nosotros dentro de Caridades Católicas somos los que hacemos la entrevista con la familia para ver quiénes son, cuántos son, cuando llegaron, toda la información necesaria para asegurarnos de que vamos a conectar la parroquia con una familia sólida”.

Y el tercer elemento es el dueño de la vivienda donde van a vivir: “Es el que les va a dar la estabilidad; hablar con el dueño y asegurarnos de que sepa el proceso y la duración del apoyo”.

Afirmó Marilú que uno de los desafíos es que normalmente los dueños de vivienda rentan sus casas al menos por un año, entonces hay que hablar con ese dueño para poder establecer quizá un acuerdo de seis meses.

“Al igual que se hace la entrevista, el acompañamiento y el apoyo a la parroquia y a la familia, también se hace con el dueño. Para que éste entienda el programa entero. El problema de siempre es: quién firma el contrato del año? La familia. Pero si el dueño desea hacerlo nomás por seis meses, y ve que la familia puede continuar pagando su renta, entonces se sigue adelante. Pero el dueño está muy consciente de que esto es una realidad”.

Se le preguntó a Marilú sobre el impacto que este trabajo ha tenido en ella

“Realmente ha sido una experiencia muy conmovedora” respondió. “Yo soy mexicana, mis papás fueron migrantes mexicanos, que migraron al país como muchos otros: indocumentados, y pasaron después por el proceso de hacerse residentes o ciudadanos. Estas familias que están llegando tienen los mismos sueños, tienen las mismas necesidades”.

Dijo que, más allá de las cifras que manejan en los noticieros hay historias profundamente humanas que sacuden a quien las conoce. “Nadie escucha la historia del niño que se quebró la pierna en el camino, que le tuvieron que poner yeso y se le abrió el yeso y el niño ahora tiene necesidad de terapia”.

“Nadie habla de la mamá que está embarazada, llega a los Estados Unidos ya con cinco meses y pierde a la criatura” continuó.

“Nadie habla de eso, pero esas son las historias detrás de ellos” dijo. “Y después hay otras historias donde hemos visto que la parroquia ha jugado un papel grandísimo en acompañar a esas familias, y darse cuenta que la familia necesita muchas cosas, pero no solo material, también espiritual. Y ese es el papel de la Iglesia, de eso los noticieros no se dan cuenta”.

Para Marilú, trabajar enlazando familias y parroquias y escuchando sus historias ha sido un proceso enriquecedor. “La parroquia acepta a la familia” explicó, “les ayuda a conseguir departamento, camina con ellos y ven el fruto; y la alegría de otra familia de decir, “por ustedes, yo puedo, y lo agradezco con una comida”. Eso es lo que no se escucha en los medios y esa ha sido mi experiencia. Ha sido lo más precioso que hay, porque te das cuenta que no son diferentes de todos los demás que buscan lo mejor para su vida”.

La cantidad de familias que necesitan ayuda es enorme. “A veces tenemos que decirles ‘tenemos que ponerte en una lista de espera’ porque no tenemos una parroquia que por ahora te pueda ayudar. Pero por lo menos están siendo escuchados, estamos escuchando su historia, nos estamos dando cuenta de sus necesidades y de lo que ellos han vivido”.

Maneras en que usted puede ayudar

Si tiene un lugar donde se pueda quedar una familia de migrantes, favor de llamar a María Quiroz, al (312) 852-8691. Ella es la que va a ver los apartamentos antes de darles el apartamento, habla con los propietarios.

Si quiere hacer una donación, el teléfono es (312) 655-7525. Las donaciones se pueden hacer por teléfono utilizando una tarjeta de crédito o de débito. También puede donar en:  https://www.catholiccharities.net/give/donate-asylum-seekers/

También puede ayudar dando su tiempo como voluntario. “No necesitamos más ropa, tenemos suficiente ropa” dijo Marilú, “pero necesitamos manos, personas que den su tiempo para poder ayudar en el armario en la distribución de la ropa. Lo hacemos cada jueves de 10 a 12. No lo tienen que hacer cada jueves, los voluntarios pueden escoger cuándo”.

“Las parroquias interesadas, envíenos un email y nosotros les enviamos un paquete explicando todo lo que tienen que hacer. No es complicado para nada” agregó Marilú: [email protected]

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