Área de Chicago

“La comunidad latina ha sido víctima de una campaña de desinformación sobre las vacunas que ha causado mucho miedo y dudas” dice el padre Manuel Dorantes

Por Ely Segura
martes, julio 27, 2021

José Pérez recibe la vacuna en la iglesia de St. Gall en marzo de 2021. Foto: Karen Callaway/Católico

El año pasado requirió de todo mundo un esfuerzo extra, el desequilibrio que desató la pandemia hizo que muchos experimentaran crisis alimentaria, problemas de vivienda, y en los peores casos, pérdida de seres queridos por COVID. El padre Manuel Dorantes vivió esta crisis desde varios frentes: primero llevando la unción de los enfermos a pacientes terminales hospitalizados por el COVID-19, ya que formó parte de la comisión asignada por la arquidiócesis para ir a los hospitales, y después movilizando a un equipo de feligreses de su parroquia Santa María del Lago, en Buena Park, para asociarse con Greater Chicago Food Depository y establecer un programa de despensa que ha beneficiado a cerca de 26 mil personas.

Hoy, tras casi año y medio de la crisis sanitaria, la participación del padre Manny –como le llaman con cariño– no se detiene. Actualmente forma parte del equipo de líderes religiosos invitados para integrar la campaña It´s up to you (“Depende de ti”), del Consejo de Publicidad (Ad Council), en colaboración con la organización Values Partnerships y con el Departamento de Salud Pública del condado de Cook, que busca combatir las incertidumbres que tienen los latinos y los afroamericanos con respecto a las vacunas contra el COVID-19.

“Desafortunadamente, la comunidad latina ha sido víctima de una campaña de desinformación sobre las vacunas que ha causado mucho miedo y dudas, y esto ha traído consecuencias muy malas; mucha gente de nuestra comunidad latina no ha sido vacunada, apenas un 22% había sido vacunada. Afortunadamente, con estos esfuerzos de campañas de concientización se ha incrementado este número. El esfuerzo ha sido muy positivo. Actualmente el porcentaje de latinos vacunados sobrepasa el 52%”, señaló el padre Manny.

Cuando los estragos de la pandemia se hacían visibles, a principios de noviembre Santa María del Lago congregó no solo a la comunidad latina, sino a todos los residentes del área de Lakeview a participar en un altar del Día de Muertos que se instaló al aire libre. Voluntarios de la parroquia encendieron 231 veladoras que representaban las 231,000 vidas que hasta entonces se habían perdido por el Covid-19 en los Estados Unidos. Las veladoras se encendieron cada noche por siete días para honrar a los fallecidos.

Entre las iniciativas del padre Dorantes para promover la vacunación estuvo la creación de una conversación dominical –el pasado 23 de mayo, después de misa– en el que junto a un invitado profesional del área de la salud (el Dr. Max Brito, especialista en infecciones de la Universidad de Illinois) el sacerdote ofreció un espacio de confianza de preguntas y respuestas en donde la ciencia y la fe volvieron a unirse para resolver las dudas de los feligreses. La grabación de esta conversación está disponible en las redes sociales.

Según el padre Manuel, una de las incertidumbres que expresan los fieles para recurrir a dichas vacunas ha sido la idea errónea de que están compuestas por células extraídas de niños abortados. Además de descartar esta posibilidad, el padre Dorantes ratifica que según la doctrina católica vacunarse no sólo es moralmente lícito, sino un deber cristiano. “La doctrina de la fe católica dice que es moralmente permisible ponerse la vacuna para preservar la vida. Es un acto de caridad no sólo para proteger la propia vida, sino la vida de los demás”, señaló el padre Manuel, lamentando que este malentendido haya sido inducido incluso por sacerdotes y laicos, por lo que corrobora con la preocupación de la Santa Sede en aclarar esta situación.

En retrospectiva, el padre Manuel Dorantes reflexiona sobre las lecciones que pueden rescatarse como Iglesia en medio de esta pandemia. Para él, desde el confinamiento se ha recuperado el espíritu humano, sobre todo en aquellos que arriesgaron su propia vida sirviendo como voluntarios, o aquellos que ofrecieron donativos para las despensas.

“La pandemia vino a derrumbar las falsas ideas de cómo estábamos viviendo antes de ella; nos pensábamos invencibles, con una falsa amistad, cada uno por su lado. La pandemia vino a demostrar que somos corresponsables y codependientes. Tu bien depende de mi bien y viceversa. Si no te pones el cubrebocas no sólo te afectara a ti, sino a mí también”, expresa el padre Manny, quien además reconoce con gratitud el esfuerzo de los feligreses que hicieron posible la reapertura de las parroquias gracias a la donación de su tiempo como voluntarios que se encargaron de guardar los protocolos sanitarios dentro del templo, de registrar, desinfectar y dar la bienvenida a los fieles que asistían a misa.

El padre Dorantes exhorta a los sacerdotes a ser fieles al arte de ser pastor, que –según expresa– consiste en escuchar a Dios y al pueblo y ser un vínculo entre estos dos; ayudar a los cristianos del siglo XXI para entender los designios de Dios en medio de lo que se está viviendo.

“Se trata de encarnar el Evangelio. Mucha gente lo ha reducido a prácticas devocionales que son importantes, pero con ellas solas el Evangelio quedaría a medias. Creemos en un Dios que se encarnó en la vida de la gente. Debemos ayudar al pueblo a que se conecte con Dios encarnando el Evangelio en lo que está pasando, reaccionando a los deseos de la gente, a sus alegrías y a todo lo que están viviendo, y dar un mensaje de esperanza que sea relevante para los cristianos de hoy”, puntualiza.

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